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Por un Primero de Mayo patronal

Abascal:

¿Beato o Cid campeador?

 

 

“La verdad, es que llevas más pegado a ti el dinero que los miembros de tu cuerpo, y te

duele más desprenderte de él que si te cortaran los miembros más importantes”.

 

San Basilio de Capadocia

El que abandonó su próspera hacienda para abogar por los pobres

 

 

Carlos María Abascal y Carranza.

 

De acuerdo con los que, de Teología y Doctrina Social Cristiana, algo saben, esta introducción no es apta para dirigentes y legisladores del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Después de todo, según implacables publicistas del fundamentalismo católico mexicano, los priistas son macabros engendros de la masonería  y, por tanto, seres satánicos, laicistas por añadidura, que no valen el fervor ni la saliva de una oración de perdón: Mucho menos, de auténtica reconciliación. ¿Es apta -esta introducción- para gobernantes y legisladores del Partido Acción Nacional (PAN), sedicentes católicos postulantes del humanismo político? Tampoco. Desde que el virus del relativismo moral se les dio como pandemia, no es posible ubicarlos en algún cuadrante del cristianismo. En choque, ambos bandos, por la obsesión de alianzas del PAN para derrocar al PRI en el Estado de México -a fin mojarle la pólvora al gel gobernador Enrique Peña Nieto hacia 2012-, sin embargo pactan alianzas en el Congreso federal para asestar a la ultrajada clase trabajadora mexicana una contrarreforma laboral que la retrotraiga a las condiciones de la esclavitud semifeudal del porfirismo. La maldad ingénita, a diferencia del Sida, es peste voluntariamente adquirida.

 

Leída -aun como simple noción- según la literatura católica, San Juan Crisóstomo -Antioquia y Constantinopla, aquí, donde El grande es reconocido como el más holgado benefactor de la Iglesia de Roma- fue uno de los precursores de la sentencia de que, sobre toda riqueza (empresa) pesa una hipoteca social,  tesis fundamental de la encíclica Rerum Novarum, de León XIII, relanzada hace apenas treinta años (1981) por el papa Juan Pablo II.  En uno de sus sermones, Juan Crisóstomo narraba:

 

“... al venir a vuestra reunión, atravesando plazas y callejas, he podido ver a muchos tendidos en las esquinas, unos mutilados de manos, otros ciegos, otros hechos una criba de llagas y heridas incurables, mostrando precisamente las partes que, por estar llenas de podredumbre, más debieron cubrir. Ante este espectáculo, me ha parecido que sería extremo de inhumanidad no hablaros de ello. Así, pues, ya que carecen de lo necesario más que nunca, y además se les quita el trabajo, ya que nadie toma a jornal a los miserables ni se los llama para servicio alguno, no queda sino que las personas misericordiosas les tiendan las manos y hagan las veces de patronos que los contraten. He aquí nuestro mensaje:

 

“Los que poseen campos y sacan de la tierra sus riquezas, son de lo más inicuo. Viendo como tratan a los míseros labradores, se verá que son más crueles que unos bárbaros. A los que están consumidos de hambre y se pasan la vida trabajando, todavía les imponen exacciones continuas e insoportables y les obligan a los esfuerzos más penosos. Sus cuerpos son como de asnos o de mulos o, por mejor decir, como de piedra. No les conceden un momento de respiro. Produzca o no produzca la tierra, igualmente les exigen y no les perdonan por ningún concepto. ¡Miserable espectáculo! Trabajan todo el invierno y, después de consumirse al hielo y a las lluvias y en las vigilias, se encuentran con las manos vacías y, encima, cargados de deudas”.

 

Retrato hablado de

Onésimo Cepeda

 

Juan Crisóstomo -como si hablara del México antes de la Reforma- es poco complaciente con la jerarquía de la Iglesia católica: “Por culpa vuestra y por vuestra inhumanidad han venido a parar a la Iglesia campos, casas, alquileres de viviendas, carros, mulos y muleros y todo un tren de semejantes cosas. Todo este tesoro de la Iglesia debería de estar en vuestro poder, y vuestra buena voluntad debiera ser su mejor renta. Mas lo cierto es que ahora se dan dos males: El primero, que vosotros no obtenéis el fruto de la limosna y, el otro, que los sacerdotes de Dios no entienden en lo que debieran... De ahí que nosotros no podamos abrir la boca, ya que le Iglesia de Dios no se diferencia en nada de los seres humanos del mundo...  nuestros obispos andan más metidos en más preocupaciones que los tutores, los administradores y los tenderos. Su única preocupación debieran ser vuestras almas y vuestros intereses, pero ahora se rompen cada día la cabeza por los mismos asuntos que los recaudadores, los agentes del fisco, los contadores y los despenseros....

 

“Locura y frenesí manifiestos,  es llenar las arcas de vestidos y despreciar al que fue creado a imagen y semejanza de Dios, dejándolo desnudo y tiritando de frío y que apenas se tenga en pie. Me decís: Es que finge todo esto del temblor y la debilidad. Perdonadme: esta palabra me hace reventar de indignación. ¿Vosotros, que os regaláis y engordáis, que seguís bebiendo hasta bien entrada la noche, que luego vais y os arropáis en blandas colchas; vosotros, digo, creéis que no vais a sufrir el castigo merecido al hacer un uso tan injusto de los dones de Dios...?

 

“Las Escrituras dicen ser rapiña, avaricia y defraudación, no sólo arrebatar lo ajeno, sino también no dar parte de lo suyo a los otros... Esto viene demostrar a los ricos que, lo que tienen, pertenece al pobre, aun cuando lo hayan adquirido por herencia paterna o les venga el dinero de donde quiera que sea. La eucaristía no sólo exige estar en todo momento puros de toda rapiña, sino de la más mínima enemistad. Este sacramento es un sacramento de paz. No nos consiente codiciar las riquezas... Y no pensemos que basta para nuestra salvación presentar al altar un cáliz de oro y pedrería después de haber despojado a viudas y huérfanos. Si quieres honrar este sacrificio, presenta tu alma, por la que fue ofrecido. Esto es la que haz de hacer del oro... Este sacramento no necesita preciosos manteles sino un alma pura. Los pobres, en cambio, sí requieren muchos cuidados. Aprendamos, pues, a pensar rectamente y a honrar a Cristo como Él quiere ser honrado. ¿Qué le aprovecha al Señor que su mesa esté llena de vasos de oro si Él se consume de hambre. Saciad primero su hambre, y luego, de lo que sobre, adornad también su mesa”.

 

Lo que ocultan

los batos beatos

 

Carlos María Abascal y Carranza escribió que la Escuela Libre de Derecho “es una gran escuela”.  De ésta, como el padre de Carlos María, Salvador Abascal Infante, egresaron el presidente designado Felipe Calderón Hinojosa y varios de sus más cercanos colaboradores, entre ellos el actual secretario de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón. Al menos, los Abascal son reputados como católicos en grado sumo, acaso para granjearse la eucaristía, pues pretenden vivir en estado de Gracia, condición que ahora  vale para la promoción de Carlos María como beato. ¿Lo serían, los supuestos católicos que actualmente detentan el poder público, o se trata de meros apóstatas?

 

En ocasión del 90 aniversario de la encíclica Rerum Novarum (1981), Juan Pablo II emitió su carta-encíclica Laborem exercens (“Cumpliendo con su trabajo”), en la que dijo, entre otras cosas, que:

 

 

1)   la distribución desproporcionada de la riqueza y la miseria, la existencia de países y continentes no desarrollados, exigen una justa distribución y la búsqueda de vías para un justo desarrollo de todos;

2)    un análisis más completo de la situación del mundo contemporáneo, ha puesto de manifiesto de modo más profundo y más pleno el significado de las injusticias sociales;

3)   el trabajo humano es la clave esencial, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre: Hacer de la vida humana, más humana;

4)   ante la realidad actual, en cuya estructura se encuentran profundamente insertos tantos conflictos, se debe ante todo recordar un principio enseñado siempre por la Iglesia: Es el principio de la prioridad del trabajo frente al capital. El trabajo es siempre una causa eficiente primaria de la producción, mientras que el capital es sólo un instrumento. El principio de la prioridad del trabajo respecto del capital, es un postulado que pertenece al orden de la moral social;

5)   la tradición cristiana no ha sostenido nunca el derecho a la propiedad como absoluto e intocable; el derecho a la propiedad privada está subordinado al uso común; los medios de producción no pueden ser poseídos contra el trabajo;

6)   los derechos humanos que brotan del trabajo, entran precisamente dentro del más amplio contexto de lo derechos fundamentales de la persona;

 

San Juan Crisóstomo.

 

7)   los contratos colectivos de trabajo y los principios que de ellos derivan, determinan  todo el sistema socioeconómico;

8)   cuando se trata de determinar una política laboral correcta desde el punto de vista ético, hay que tener presentes todos estos condicionamientos. Tal política es correcta cuando los derechos objetivos del hombre del trajo son plenamente respetados;

9)   Es el Estado el que debe realizar una política laboral justa;

10)              el problema clave de la ética social es el de la justa remuneración del trabajo.

 

Hijos de Tartufo, no

del sumo pontífice

 

 

Nada obliga a los impostores neopriistas en turno -que, aunque no sean masones y ni siquiera conozcan los fundamentos del Estado laico, del que se supone son servidores- someterse a los diez mandamientos del papado. Uno pensaría, en  cambio, que los panistas, cuyos padres fundadores dijeron ser fieles a la Doctrina Social de la Iglesia católica, serían congruentes con el credo que recitan. No es así.  (También Tartufo, agarrado con su humanidad voluptuosa desde abajo la mesa, transgredía cínicamente el credo, y luego le reclamaba a Dios no reconocerle sus servicios personales.)

 

La historia que proponemos -es éste un dato que podemos documentar-, es que, asesinado en Chile Salvador Allende, el gorila uniformado Augusto Pinochet, autor del crimen, gobernando por bandos -la Constitución  echa garras- puso la mira de los cañones sobre la clase trabajadora, cuyas organizaciones fueron exterminadas y sus dirigentes asesinados, presos o desterrados. En ese modelo gorilesco se inspiraron los yunketos mexicanos para proponer desde los ochenta, bajo el fétido aliento de Carlos Salinas de Gortari, sus primeras iniciativas de contrarreforma laboral. Salinas de Gortari, en el discurso de toma de posesión de diciembre de 1988 había incluido el cambio de las relaciones de trabajo entre sus fatídicas reformas estructurales.

 

Carlos Salinas de Gortari inició el libertinaje.

 

Instalado en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en el gabinetazo de Vicente Fox Quesada -el que postuló su gobierno como de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios-, Abascal y Carranza solía aconsejar a los obreros depositar sus miserias ante la virgen de Guadalupe. A la basílica de la morenita, desde que era presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Abascal y Carranza asistía en julio en acto de contrición (profundo dolor por haber ofendido a Dios) a rendir veneración al sir Thomas More, caballero y canciller del reino de Inglaterra con Enrique VIII, con quien rompió cuando éste, pensando en su sucesión, gestionó su divorcio de la estéril Catalina de Aragón para, aconsejado por otros tomases -Thomas Cranmer y Thomas Cromwell-, ayuntarse  con su amante Ana Bolena, proceso por el que fue excomulgado por el papa Clemente VIII, lo que derivó en la supremacía de la luterana iglesia protestante, de la que el veleidoso Enrique se constituyó en jefe. El devoto romano Thomas More (amigo de Erasmo de Rotterdam -El elogio de la locura) fue procesado por corrupción y decapitado. El papa León X lo proclamó defensor de la fe católica y Pío XI lo canonizó con el apodo de Santo Tomás, patrono de políticos y gobernantes.

 

¿Dónde quedó

la Utopía?

 

Lo curioso  -cínico- del caso, es que gente como el difunto Carlos María Abascal y Carranza y fauna de acompañamiento -en vez de seguir el discurso de  San Basilio o de San Juan Crisóstomo, por ejemplo-, veneran al sir Thomas More por su martirologio, no por su magna obra: La Utopía, en la que el inglés postula la organización racional de la sociedad -la sociedad ideal- sustentada en la base comunal (el “bien común”, ay, tan ensalivado por los panistas), en la que impere la libertad religiosa (que provoca abominación y urticaria en los fundamentalistas mexicanos) y el interés individual se subordine al interés colectivo. Para decirlo pronto, Thomas More se oponía al sistema feudal, cuestión que, por supuesto, olvidan los legisladores del PRI y del PAN que ahora sacuden el polvo a la monserga de la contrarreforma laboral.

 

Abascal y Carranza, insistimos, fue el más eficaz vínculo entre la Escuela Libre de Derecho y la Confederación Patronal de la República Mexicana, y de este sindicato empresarial con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del PAN-Gobierno, desde la cual y después desde la Secretaría de Gobernación se ha arropado con el manto de la impunidad, verbigracia, el homicidio industrial en la mina de Pasta de Conchos, Coahuila (ahí te hablan, gordillista Humberto Moreira), los mafiosos contratos de protección patronal, los sátiros dirigentes sindicales, etcétera.

 

En el mandato del usurpador Salinas de Gortari -Recortari, le llamaron desde que despachaba en la Secretaría de Programación y Presupuesto-, la Coparmex (en general la clase empresarial) encontró el estimulante soplo para reimpulsar su histórica ofensiva contra el movimiento obrero, iniciada desde la promulgación del artículo 123 de la Constitución (1917) y reforzada desde que se presentó la iniciativa para su substanciación en la Ley Federal del Trabajo (1929). La persecución salinista contra Joaquín La Quina Hernández Galicia (petroleros) y Carlos Jonguitud Barrios (magisterio) fue el toque a zafarrancho. El brazo legislador de la Coparmex, el PAN, empezó a lanzarse a fondo cuando, a mediados de los ochenta -después de un célebre manifiesto coparmexiano de Guadalajara- en el Senado presentó la iniciativa de contrarreforma laboral, entonces ya con pleno tufo pinochetista, aroma a cloaca que se respiraría después en la contrarreforma agraria salinista votada por el PRI y el PAN. Sin embargo, en cuanto se refiere al artículo 123 constitucional y a la Ley Federal del Trabajo, la tentativa  se topó con pared en virtud de que todavía el PRI daba una buena cuota en el Congreso de la Unión al sector obrero, cuya representación parlamentaria opuso resistencia a esa pretensión. Esto no obstó para que la tecnoburocracia y la patronal derogaran de facto la normatividad fundamental del trabajo, que todavía -en el texto- imponen al Estado el tutelaje de los derechos de la clase trabajadora.

Enrique Peña Nieto: ¿bendición o santos óleos?

El PRI en la

contrarrevolución

 

En ese auspicioso clima, el vendedor de seguros Abascal y Carranza, encumbrado ya en la presidencia de la Coparmex, lanzó los dados cargados para conquistar al decrépito líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Fidel Velázquez, con cuyos delfines -Juan Sigfrido Millán Lizárraga, Carlos Romero Deschamps, Francisco Hernández Juárez, y otros entonces encariñados con la cacique magisterial Elba Esther Gordillo Morales- aquél pactó la llamada Nueva cultura laboral, que ni fue nueva, ni fue culta, ni fue laboral: En los hechos, implantó la sujeción de los salarios (cuyos aumentos estaban ya indexados a la inflación) a la condicionante productividad. Ésta, en efecto, se incrementó en algunos sectores industriales pero las remuneraciones a los trabajadores quedaron atadas al más bajo piso.

 

Habiendo sido el PAN-Coparmex el más contumaz gestor de la contrarreforma laboral, ahora resulta que es el PRI el que abandera esa antisocial iniciativa, precisamente cuando, con  el presidente del empleo, el trabajo ha perdido el más alto porcentaje histórico de su participación en el Producto Interno Bruto (PIB) que, obviamente, se ha trasladado las bolsas  del capital, de acuerdo con la regla de suma cero (lo que uno pierde lo gana, invariablemente, el otro.)

 

Ni a  los sordos ni a los ciegos les pasa de noche la sórdida y electorera estrategia del PRI. A partir de 2000, los movedizos intereses de la clase empresarial, antes -así fuera a regañadientes- obsecuentes con el régimen priista, se corrieron hacia la derecha para llevar al PAN a Los Pinos. Es evidente -sobran testimonios públicos  de la burocracia de las cúpulas patronales- que los plutócratas no están nada satisfechos con el PAN hecho desgobierno. Con la contrarreforma laboral, el PRI busca el voto de los barones del gran dinero para volver a la residencia presidencial. No importa a qué costo. Y si el costo se carga sobre la clase trabajadora, ¡Lástima, Margarito! De lo que estamos a punto de hablar, es de que el potencial beato, Abascal y Carranza, como El Cid campeador, quién sabe si cerca del ánima de Juan Pablo II, gana su primera batalla después de muerto.

 

¡Aguas! Con el

tiro por la culata

 

Puédese, sin embargo, que al PRI le salga el tiro por la culata. Todo mundo cree que sabe -lema del gordillismo televisivo- que el tricolor tiene como carta fuerte para la presidencia de la República al gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Se le acredita a éste un férreo control político del estado con más alta densidad electoral. Pues bien, la burocracia sindical en esa entidad, que ningún nexo tiene con el sedicente y disidente movimiento sindical “independiente” (la Unión Nacional de Trabajadores-UNT, por ejemplo), ha entrado en indisciplinada resistencia contra el proyecto perista de contrarreforma laboral. Organizaciones afiliadas al oficialista Congreso del Trabajo, como el Sindicato Único de Trabajadores del Estado de México y Municipios, jefaturado por el diputado Antonio García Mendoza, y el Consejo Laboral del Estado de México, liderado por Óscar Moreno Moreno, con los que coinciden dirigentes de la CROM y la CROC, le están poniendo el cascabel al gato.

 

Juan Pablo II: cuestión ética.

 

Es absolutamente posible que las coordinaciones de las bancadas federales del PRI y del PAN, casualmente en manos de los mexiquenses Francisco Rojas Gutiérrez y Josefina Vázquez Mota, respectivamente, manden por un tubo a los levantiscos dirigentes sindicales de Edomex. Si hay que pagar costos, entonces el PRI no tardará en pagar la factura: El 3 de julio próximo son las elecciones de gobernador en la vecina entidad. El PRI cuenta como presupuesto electoral insustituible con el voto duro de los jodidos, que han quedado huérfanos con la defunción del Grupo Atlacomulco y sufrirán por añadidura el desamparo de la ley a sus derechos laborales. ¿Y así se esperan votos al tricolor? Sólo que fueran masoquistas.  Si es el caso, los resultados electorales del 3 de julio dispararán su dinámica hasta el primer domingo de julio de 2012. Mejor dejamos entre corchetes la ecuación.

 

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