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Las falacias de la Democracia
La palabra democracia se deriva de los términos griegos “demos” (pueblo) y “kratos” (gobierno). Eso quiere decir, sin más, que los asuntos públicos dependen del gobierno del pueblo.
Emilio Gamboa Patrón.
Los demócratas interpretan lo anterior de la forma siguiente:
- La democracia es contraria a la dictadura y al autoritarismo.
- Todos los ciudadanos tienen los mismos derechos. Por lo tanto se deben excluir los privilegios.
- La democracia garantiza la libertad de expresión, el derecho a la información y el derecho de asociación.
- La práctica democrática debe llevarse a cabo a través de la actividad de los partidos políticos. La oposición debe tener libertad para manifestarse.
- La ley suprema es la Constitución, la cual es garantía del Estado de Derecho.
- Toda vez que la resolución de los asuntos públicos es compleja, la autoridad del pueblo ha de ejercerse a través de representantes populares electos para tal efecto.
- El voto es universal, esto es, el sufragio de un doctor de derecho o en ciencias vale lo mismo que el de una persona analfabeta.
- El Congreso de la Unión es autónomo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, también.
- El Poder Ejecutivo, representado por el Presidente de la República, tiene que ejecutar lo que le mandan las leyes expedidas por el Congreso y se tiene que ajustar a lo dispuesto por la Suprema Corte de Justicia.
- Debe haber distintos partidos políticos que “representen” los intereses de los ciudadanos.
De esta manera -aseguran los promotores de la democracia- el gobierno es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
El origen de la democracia se sitúa en la Grecia de la antigüedad, es decir, hace 2,500 años. Consistía en que los ciudadanos de Atenas y otras ciudades helénicas podían elegir a sus gobernantes. Sin embargo, los esclavos y los extranjeros no tenían derecho al voto.
La democracia falaz
- La democracia se dice contraria a la dictadura y al autoritarismo. Lo cierto es que se constituye en una dictadura. La realidad mexicana así lo corrobora: las cúpulas de los partidos políticos deciden por 112 millones de mexicanos. ¿De veras Emilio Gamboa Patrón, Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, Humberto Moreira y Enrique Peña Nieto representan a los ciudadanos de este país? ¿El pueblo le habrá dado directa y conscientemente el poder a Gustavo Madero, Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel, Ernesto Cordero y Alonso Lujambio? ¿Será que Jesús Zambrano, Jesús Ortega y Dolores Padierna tienen tanta influencia por la decisión informada de la mayoría de los mexicanos?
- La democracia dice que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y que nadie debe tener privilegios. Lo cierto es que la clase gobernante –aliada de los poderes mediáticos, económicos y criminales- vive entre riquezas y placeres mundanos, en tanto que la mayoría de la población lo hace en pobreza.
- La democracia dice garantizar la libertad de expresión, el derecho a la información y el derecho de asociación. Falso. Para muestra un botón: la ley mordaza –disfrazada de “derecho de réplica”- se prepara con todo esmero en el Instituto Federal Electoral. La crítica a partidos y candidatos será sancionada legalmente.
- La práctica democrática debe llevarse a cabo a través de la actividad de los partidos políticos. La oposición debe tener libertad para manifestarse. Los partidos políticos, sin embargo, impiden la acción ciudadana. Las candidaturas independientes no figurarán en las boletas electorales del 2012. La “clase política” manipula la iniciativa para que dichas candidaturas recaigan, en todo caso, en políticos sin partido, pero impulsados por el mismo sistema político, como Juan Ramón de la Fuente o José Woldenberg Karakovsky.
- La ley suprema es la Constitución, la cual es garantía del Estado de Derecho. Mentira: los políticos mexicanos de todos los partidos han sometido la Constitución mexicana a los tratados internacionales –globalizadores- impulsados por la Organización de Naciones Unidas. Nuestra soberanía sólo existe en el papel. El llamado Estado de Derecho es una falacia: gracias a esos tratados internacionales los grupos criminales mantienen postrado a México. No se les puede destruir porque se violan sus derechos humanos.
- Toda vez que la resolución de los asuntos públicos es compleja, la autoridad del pueblo ha de ejercerse a través de representantes populares electos para tal efecto.Ningún gobernante ha doblegado al abstencionismo. Con eso está dicho todo.
- El voto es universal, esto es, el sufragio de un doctor de derecho o en ciencias vale lo mismo que el de una persona analfabeta. En México, por desgracia, se carece de una formación política integral. Los electores son sometidos a versiones históricas maniqueas que les impiden analizar críticamente al sistema político y les someten, también, a bombardeos mediáticos donde se resaltan las cualidades físicas de los candidatos. En México vale más el voto de Elba Esther Gordillo que el del modesto profesor rural que da clases debajo de un árbol.
- El Congreso de la Unión es autónomo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, también. Cierto. Ambos poderes son autónomos, hasta del pueblo, al que castigan con leyes inicuas como la del aborto, y dejan en la indefensión a las familias frente a los contenidos mediáticos pornográficos y violentos.
- El Poder Ejecutivo, representado por el Presidente de la República, tiene que ejecutar lo que le mandan las leyes expedidas por el Congreso y se tiene que ajustar a lo dispuesto por la Suprema Corte de Justicia.Así sucede en efecto, aunque esas leyes y disposiciones de la Corte respondan a directivas globalizadoras –y, por ende- atentatorias de la soberanía nacional. El Presidente de la República es cómplice del Congreso de la Unión y del Poder Judicial y ejecutor de la mundialización.
- Debe haber distintos partidos políticos que “representen” los intereses de los ciudadanos.El caso es que no permiten la existencia de un partido político que se oponga simultáneamente al neoliberalismo y al socialismo, y que proponga, en cambio, un modelo propio, nacionalista, que refleje el interés de la mayoría de nuestros connacionales.
La plataforma de ese partido político existe, está plasmada en los Sentimientos de la Nación, del generalísimo José María Morelos y Pavón. No se requiere de buscar en ideólogos extranjeros que buscan someter a las naciones a sus dictados.
Beatriz Paredes Rangel.
Es menester reconocer que nuestra “democracia” tiene el perfil que le conocemos porque así lo dictaminaron las logias masónicas estadounidenses a través de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto.
A los Estados Unidos les conviene que haya “democracias” confundidas, revueltas, inciertas, como la nuestra, porque le son sumisas.
Debilidades de nuestra “democracia”
- Funciona a base de propaganda barata, Elude formar a los ciudadanos en una cultura política veraz e imparcial.
- Es incapaz de impedir que el partido y el político con más dinero triunfen, a pesar de que sus programas no sean los mejores.
- Es débil para preservar el orden. Lo que sucede con las marchas y plantones es un ejemplo.
- Nunca resuelve los problemas de fondo, para no cargar con los “costos políticos”, o sea, con la impopularidad.
- Cada vez da más derechos a los delincuentes y restringe la capacidad de acción de las fuerzas del orden. (Nótese la campaña tan fuerte de desprestigio contra nuestras Fuerzas Armadas).
- Dado que da más derechos a los delincuentes no persigue a los funcionarios públicos coludidos con ellos.
- La pena de muerte es antidemocrática. Lo democrático es garantizar los derechos humanos de multiasesinos, secuestradores, violadores, etcétera.
- La democracia se preocupa poco de los valores juveniles. En cambio discute ya la legalización de las drogas. (No le importa que las sustancias tóxicas todavía ilegales sean un problema de salud pública).
- La democracia es fuerte a la hora de subir tarifas e impuestos, pero es débil frente a la pornografía y la violencia difundida por ciertos medios de comunicación.
- La democracia es dura al cobrar impuestos a los contribuyentes cautivos, pero es blanda con los grandes consorcios globales, a los cuales les perdona, en el caso de México, 400 mil millones de pesos anuales, que equivalen al 40 por ciento del Producto Interno Bruto. Hay garrote contra los desempleados endeudados con el fisco, pero hay tersura y comprensión con los banqueros usureros.
Esa es nuestra “democracia mexicana”, la que fue diseñada desde principios del siglo XIX por la masonería estadounidense. Ha llegado la hora de la reflexión serena y prudente que dé paso a un sistema político verdaderamente mexicano, que vea por el bien de la Nación y de la Patria, y no de los oportunistas que se entienden en las sombras de sus recintos exclusivos.
Ah, por cierto, el Instituto Federal Electoral ha solicitado 15 mil 900 millones de pesos para ejercer en el año electoral del 2012. Le dejo el dato. Hasta la próxima entrega de Punto Crítico.
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