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Ediciòn 287

El  malestar  electoral
H
ÉCTOR  TENORIO


ALGO NO FUNCIONA EN LA DEMOCRACIA MEXICANA. La  crisis  post electoral es su síntoma. En el fondo expresa el agobio de la sociedad mexicana, la fragilidad de sus instituciones y la quiebra   de los  códigos  de entendimiento que  mantienen la cohesión  social.


Tenorio

 

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN poco ayudan en la reconstrucción del tejido social, distorsionan la información,  la alteran,  ridiculizan o calumnian los argumentos opositores. Creen que el papel de lo votantes  sólo debe ser el de  sufragar y no  estar haciendo marchas, mítines, y  todo eso que hacen y  que tanto escandaliza  a la buenas conciencias.

En este contexto, los reflectores se  concentraran en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que determinará si el caso de Soriana y las tarjetas de Monex, entre otras  anomalías en la campaña de Enrique Peña Nieto, ameritan ser sancionadas. Su decisión estará apegada  a lo jurídico de no variar el resultado del 1 de julio, se estarían avalando desde un punto de vista socio económico el uso político de la extrema pobreza por medio de  la compra del  voto y el lavado de  dinero  a cambio de impunidad.

El  asunto podría escalonar a la Corte Suprema de la Nación por ser la única con facultades para interpretar la Constitución  y proceder  si así lo considera a la invalidación del proceso, como alega Andrés Manuel López Obrador quien afirma que se quebrantó la protección de los derechos políticos y  de acceso a la justicia de los votantes.

En plena defensa de su triunfo el  Partido Revolucionario Institucional (PRI), deja entrever que  no  perciben el vigor democrático que recorre las calles, ni entiende las dimensiones sociológicas y culturales  del conflicto y dan por buena su percepción sobre la realidad  nacional. Descalifican los cuestionamientos  a la democracia y sus efectos negativos sobre la misma. Se  mofan de  la población afirmando que fue un montaje lo de Soriana de López Obrador quien pretende robarles sus votos. Los priistas encuentra cobijo  en la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO),  cuyo  pronunciamiento es parcial (incluyeron indebidamente a Marcelo Ebrad quien no firmó), no deja espacio a la inconformidad, y  la agitación  política resulta inaceptable. Pretenden por decreto desaparecer la voluntad de las masas que exigen sus derechos. Se les olvida que doces gobernadores priístas desviaron recursos del  erario público con fines electorales.

El  tricolor tiene su propia interpretación  de la “Convención Nacional contra la Imposición” celebrada en San Salvador Atenco; de la celebración de una segunda versión  de la misma a celebrarse del 22  al 23 de  agosto en Oaxaca; de la marcha nacional convocada  el 22 de julio; de los dos recorridos a lo largo del país  por  caravanas de miembros de #YoSoy132, cuyo salida sería  el 12 de agosto y la segunda el 2 octubre mismo día que se espera una mega marcha; del cerco a San Lázaro y al Senado el primero de septiembre, con la intención de impedir que los nuevos Diputados y Senadores tomen posesión de sus cargos; del "grito de un México sin PRI" el día15 del  mismo mes en todo el país; del  boicot a Soriana; de la toma de casetas y  de la instalaciones de Televisa; del paro cívico nacional programado el primero de diciembre con el objetivo de  evitar lo que califican como una imposición de Peña Nieto a la presidencia de la República, todas estas inconformidades las consideran como expresiones de sectores desahuciados por la democratización y ansiosos de la descarga catártica que conlleva la derrota y la frustración.

El  PRI está anclado en su propio  pasado, al igual que los demás partidos políticos, así como la movilización social de Atenco y el SME que son movimientos que alcanzaron su plenitud máxima y no van a dar más. El cerco a San Lázaro no va impedir que se declare presidente electo a Peña Nieto, porque el Congreso no hace la declaración constitucional sino el TEPJF. Incluso, la toma de protesta se puede celebrar en otro lado.

Por lo pronto, en el Congreso de la Unión, se frenó la posibilidad de  un período extraordinario donde se aprobaría la reforma laboral, ya que  el sector  obrero podría sumarse  a  las protestas. Incluso el malestar en las calles  retrasa la consolidación de  la  alianza del  tricolor y Partido Acción Nacional (PAN), en la próxima legislatura. Los panistas están siendo acusados de  avalar el fraude 1988 y  de haber pactado con  el PRI en las pasadas elecciones.

¿Qué salida le  queda  al país? El autoritarismo, por rentable que le haya sido a los regímenes priistas, es ahora la  trampa que augura la eternización de los problemas, sólo  el  consenso habrá  de desterrar  a los enemigos de la participación ciudadana.



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