¡KAZUMA, “un caballo veloz”
que pugna por la cocina japonesa!
POR ENRIQUE CASTILLO- PESADO
EL ESPACIO GASTRONÓMICOl espacio gastronómico está ubicado en pleno Polanco (a media cuadra del Obelisco, uno de los emblemas de esa hermosa zona de la Ciudad de México). Los invitados paladearon lo mejor de la alta cocina japonesa con toques mexicanos.
 Chef parrillero en Kazuma
Al Kazuma (¡“caballo veloz, en japonés”!) concurrieron más de 400 invitados, entre las que se encontaaban personalidades plurales de la talla del embajador de Rusia, Valery Ivánovich Morozov; Joao Caetano da Silva, embajador de Portugal; Justino Compeán e Hilda O’Farrill de Compeán, Jesús Solórzano Pesado y María Laura Palomares de Solórzano; Verónica del Castillo, los Porrúa; Eloy Calocca, Debbie Beard, Amelia cal, Guillermo Casas, José Antonio Valdés y familia; Fabiola Maza, Pepe y Lourdes Alcocer; Ricardo Rovira, Martín Olavarrieta y Viviana Corcuera; Isabella Stambulsky, Andrés Escalante América Ortega y muchos más.
 Thatianne Campos, Mauricio Fisherleder y Lucía Miranda
Tanto el que esto suscribe, como Paco Santamaría comentamos que “es eminente que la cocina japonesa tiene trascendencia en diferentes partes del mundo”. El estilo de esta gastronomía envuelve al comensal, con el uso de sus ingredientes, aroma, sabor y desde luego su preparación.
 Lucia Miranda y Diego
Pertenece al pasado, es cierto, y se fusiona con el presente a través de eso elementos que le pertenecen al Kazuma que se equilibran gracias a las ideas y creaciones del chef Ramón Mena –28 años de experiencia en el arte culinario japonés—, quien hace del comal una divinidad única porque para él es uno de esos elementos de la cocina que le permiten personificar los platillos bajo la norma del uso de ingredientes con la más alta calidad.
 Joaquín Porrúa y Rosa María del Villar
¿Fusión? Nada es místico, es todo un deleite ver como se combinan los ingredientes japoneses con los mexicanos. ¿Resultado? El rollo azteca o el rollo en nogada, ambos han tenido éxito. El chef Mena sigue trabajando con la idea de lograr encontrar la fusión exacta, con el apoyo de su equipo de trabajo.
 Sofy y Merella Bredo
Suntuosidad al ver la preparación de los alimentos. Los chefs parrilleros muestran sus habilidades frente a los comensales como si fuera un dogma o una doctrina práctica la elaboración del tepanyaki o el yakimeshi. El principio se da con sushi o con alguna otra sugerencia. Un deseo se puede transformar en una orden. El menú es ideal con un costo promedio de $450-$600 por persona. El comensal se rodea de una atmósfera de la excelencia y atención de primer nivel. Hay que imaginarse que entramos a la amplitud de un templo para todos los paladares. Este feudo culinario japonés pronto dará mucho que hablar en la capital.
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