EL ELOGIO DE LA TRAICIÓN
¿Se agotó el
savor-fire de Gordillo?
EL DEPRESIVO UNIFORME DE RECLUSA que le obligaron a vestir en el reclusorio de Santa Martha Acatitla del Distrito Federal, incita a preguntar si el savor-fire que identificó a Elba Esther Gordillo Morales, llegó de súbito a su agotamiento. Todo tiene su límite.
Nunca se lo imaginó
Puede ser. Pero su hasta entonces exitosa audacia, imprime al último medio siglo de la política una identidad siamesa del establishment, que capitalizaron los que de ella hicieron mujer de uso para la consecución de sus fines, y que ella, a su vez, factura en mano, usó para capitalizar finanzas personales que la hacen personaje irrepetible en la nueva picaresca mexicana.
Vivió con sibilino instinto el apogeo y la decadencia del viejo “partido casi único” -del que bebió hasta su último aliento- y, leyendo los signos de los tiempos, aplicó su disciplinado aprendizaje a una rentable readaptación a lo que le mandataron los nuevos amos de México.
Su hoja de vida consigna desde el homicidio hasta fraude electoral -causas que no pesan en la actual acusación judicial-, pero por lo que tampoco será juzgada jurisdiccionalmente, es por el asesinato del alma: El perpetrado contra la infancia, en complicidad con quienes extinguieron la mística magisterial para transformar el oficio docente en productor de parias, cuyo santo y seña de nuestros días es el de ninis: Los millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, muchos de los cuales acaban en la prisión o en la tumba.
El elogio de la traición es un libro francés que se importó a México en la década de los ochenta. Ella acaparó un buen número de ejemplares que repartió entre sus protectores, amigos y chalanes. Obviamente, su biografía no oficial no tiene aquel título. Pero vale recordar que su nombre empezó a mencionarse cuando su mentor, Carlos Jonguitud Barrios, líder de Vanguardia Revolucionaria del Magisterio, asestó en 1972 golpe de mano a los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabadores de la Educación (SNTE), Jesús Robles Martínez y Manuel Sánchez Vite para apoderarse del liderazgo.
Murillo Karam
Forjada en el método, en 1989 acudió al llamado presidencial y aplicó la misma sumaria receta a su padrino e hizo del prolongado cacicazgo sindical un juego de humillaciones y recompensas a sus chalanes.
En el partido que la hizo tres veces diputada y una senadora, conspiró en la derrota de su candidato presidencial Francisco Labastida Ochoa en 2000. Sin abandonar la trinchera tricolor en la que se erigió en factotum -como controladora del sector popular-, recibió en pago de su traición descomunales prebendas, incomparables respecto de las que le había brindado su partido de origen. A compartir la dirigencia nacional del PRI llegó de la mano de Roberto Madrazo Pintado. Lo de 2006 fue el climax de la traición, en la que la acompañaron al menos seis gobernadores priistas en activo.
De felina agilidad -soñó en treparse a Los Pinos- aun antes de ser expulsada del PRI ya tenía vigente su propia franquicia: La del Partido Nueva Alianza, patente de negociación para pactar incluso con la propia formación que la defenestró (todavía para los procesos electorales de 2014), y con otros partidos duchos en el piso de remates electoral, pero carentes de eficacia en los resultados en las urnas.
Hacia 2012, ya se sabía que en los últimos tres años del sexenio pasado el SNTE fue habilitado por la Secretaría de Educación Pública con más de 17 mil millones de pesos adicionales a los acuerdos económicos y sociales en la revisión de las condiciones generales de trabajo.
Quién sabe más adelante, pero ese último registro no consta en las acusaciones que le ha fincado recientemente la PGR, que le imputó, en principio, lavado de dinero “de procedencia ilícita” y, en un giro de última hora, de delincuencia organizada. Quien acusa se obliga a la carga de la prueba. Esto lo sabrá el juez de la causa.
Cuando estamos en el cierre de esta edición, sus abogados han solicitado la extensión del plazo legal para la presentación de alegatos en su defensa, antes de que el juzgador resuelva su situación jurídica. Su médico personal, en vía de mientras, pide que la implicada responda desde un hospital a las diligencias del caso.
Estamos frente a una bifurcación: Justicia selectiva o todos coludos o todos rabones. Reto primero a la anunciada cruzada nacional contra la corrupción.
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