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Edición 304 | ||||
Escrito por Enrique Castillo-Pesado | ||||
Martes, 28 de Mayo de 2013 22:58 | ||||
Las
insignias de Caballero de la Orden de la Legión de Honor para Carmen Aristegui por su contribución a la libertad de prensa EN LO PERSONAL, me llena de júbilo que una periodista vertical e independiente como Carmen Aristegui haya recibido (de parte de la embajadora de Francia en México, Elisabeth Beton Delégue) la condecoración en el grado de Caballero de la Orden de la Legión de Honor, gracias a su contribución a la libertad de prensa. La embajadora de Francia en México, Elisabeth Beton Délegue, y la periodista, Carmen Aristegui, en el momento de recibir la condecoración de Caballero de la Orden de la Legión de Honor EL ACTO TUVO LUGAR horas antes (era un jueves por la noche) que se
festejara el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Carmen, feliz, acompañada de
su familia, además de amigos de altura como Jacqueline Peschard (ex presidenta
del Ifai), la politóloga Denise Dresser, Andrés Bustamante, Joaquín y Ernesto
Vargas; Lorenzo Meyer, entre otros, escuchó atentamente las palabras de la
embajadora.
Carmen Aristegui, sencilla,
elegante, sonrisa a flor de piel, combatiente de muchas batallas contra la
injusticia en México, etcétera, confesó que le dedicaba esta medalla a sus
colegas asesinados o desaparecidos, honrando su memoria a través del Día
Mundial de la Libertad de Prensa. Concuerdo con mi amiga en las siguientes
palabras: “lamentó que en México nos hayamos acostumbrado a informaciones o
notas que algunos medios publican de forma anónima para proteger a sus
reporteros”. Antes de recibir esta importante condecoración que otorga el
gobierno francés, la embajadora Beton indicó que “la libertad de expresión
permite medir el grado de democracia de una sociedad” y que el reconocimiento a
Aristegui “es una manera de Francia de reconocer, a través de una persona como
esta sublime comunicadora, el valor y la importancia que para una sociedad
tiene la tarea periodística”.
La homenajeada deploró también
las desapariciones de periodistas y lamentó que “infinidad de colegas tuvieron
que recurrir a medidas de protección extremas para resguardar su integridad
física”. Por supuesto, se refería a Lydia Cacho, Anabel Hernández y Ana Lilia
Pérez. Se dio tiempo para evocar el caso de periódicos como el Zócalo de
Saltillo, y El Imparcial y La Mañana, de Nuevo Laredo, que anunciaron a sus
lectores que ya no publicarían informaciones sobre el crimen organizado ante
los riesgos que tienen que afrontar.
Ante la mirada de la embajadora de Francia y de Laurence Patin (agregada de prensa), Aristegui (conduce por las mañanas MVS Noticias), se refirió a los ataques que ha recibido el Grupo Reforma y subrayó las amenazas recibidas por la organización defensora de la libertad de expresión Artículo 19, así como las diferentes intimidaciones en contra del colega de Proceso, Jorge Carrasco, quien le ha dado seguimiento al asesinato de Regina Martínez, corresponsal del semanario en Veracruz.
A un año del crimen de Regina se
concluyó un proceso judicial cuyas irregularidades y sentencia fueron
denunciadas por Proceso y la propia Aristegui. Para la periodista, “México
tiene ante sí una tragedia. El período de intimidación, de agresiones y de
muerte contras periodistas y medios de comunicación se ha prolongado por mucho
tiempo”. Carmen también rechazó la idea de censurarse algún día sobre el tema
de la violencia. Y claro, apuntó que “la realidad no se resuelve al no hablar
de ella”. Si se piensa disminuir el tono político del tema de la violencia
política, eso no hace más que postergar una solución que requiere de acciones
firmes.
La medalla otorgada esta noche
a Carmen Aristegui es el reconocimiento más importante que hace Francia a
quienes con su trabajo diario realizan méritos extraordinarios en el ámbito
civil o militar. Cuando le pregunté acerca de los casos que mencionó, ella
comentó que “desgraciadamente no son parte de una lista exhaustiva. Muchos
conocemos los casos emblemáticos, pero hay una realidad que impera en otros
estratos de la prensa de México, donde el reportero, el redactor o el
colaborador, pueden sufrir intimidación y no la denuncian. Es imposible listar
todos”.
Esta brillante y controvertida
periodista, sabe alimentar su Twitter y su portal Aristeguinoticias, que ofrece
periodismo en libertad. Antes de que
se iniciara la ceremonia, la embajadora Beton Délegue decía –orgullosamente--:
“Durante la carrera de Aristegui, parece que existe un hilo conductor. ¿A qué me refiero?: la pasión por la investigación
y la exigencia de verdad”. La Biblia es tajante a este respecto: “Y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32 NT). Agrego que Carmen, quien cursó la carrera de Ciencias de la
Comunicación, en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM,
empezó en 1987 su carrera en Imevisión, como asistente de producción y
redactora del noticiero, Monitor
financiero. Posteriormente, co—presentó el noticiero matutino de Imevisión
con Javier Solórzano, con quien colaboró 16 años, tanto en TV, como en radio y
prensa escrita. A ambos les entregué el Premio Excelencia Universal. Despido estas líneas para recordar el párrafo final del discurso de la embajadora: Albert Camus, quien cumpliría 100 años el próximo noviembre, pronunció lo siguiente: “Un journaliste est un hombre qui, d’abord, est censé avoir des idées (…) C’est ensuite un homme chargé de renseigner le public sur les événements de la veille. Un ‘historie au jour le jour’ dont le premier souci est la verité” (“Un periodista es un hombre que, ante todo, debería tener ideas (…) Luego es un hombre encargado de informar al público sobre los acontecimientos del día anterior. Un ‘historiador del día a día’, cuya primera preocupación es la verdad”). Esto escribió el escritor y periodista el 1ero de septiembre de 1944 en el diario Combat, un diario nacido durante la Segunda Guerra Mundial y editado de manera clandestina por un grupo de Resistentes a la ocupación nazi. Cuando escribió estas palabras, estaba decepcionado por el papel que desempeñaba la prensa, indiferente a sus ideas y a la moral, y quería proponer ¡un nuevo modelo de periodismo! ¡Coup de chapeau! Y hasta la próxima, ¡abur! More articles by this author
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