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Edición 304 | ||||
Escrito por Abraham García Ibarra | ||||
Miércoles, 29 de Mayo de 2013 16:30 | ||||
OBSERVATORIO 2012-2018 ABRAHAM GARCÍA IBARRA EN HOMENAJE A PEDRO RAMÍREZ VÁZQUEZ
López Mateos y Torres Bodet: Dar coherencia doctrinaria a la educación
Ver cosas nunca oídas, ni aun soñadas… Bernal Díaz del Castillo
SOLAMENTE NOS REFERIMOS a la zona central de la actual República mexicana, para remitirnos al conocido como México antiguo. Y únicamente daremos estos puntos del cuadrante: Tehotihuacán, Tula, Cholula, Culhuacán, Azcapotzalco, Texcoco, Tlaxcala y México-Tenochtitlan. Bernal Díaz del Castillo -Historia verdadera de la
conquista de Y desde que vimos tantas ciudades y villas pobladas en el agua, y en tierra firme otras grandes poblazones, y aquella calzada tan derecha y por nivel cómo iba México, nos quedamos admirados y decíamos que parecía las cosas de encantamiento que cuentan el libro de Amadis, por las grandes torres y cúes y edificios que tenían dentro del agua, y todos de calicanto, y aun algunos de nuestros soldados decían que si aquello que venían si era entre sueños, y no es de maravillar que yo escriba aquí de esta manera, porque hay mucho que ponderar en ello que no se cómo lo cuente: ver cosas nunca oídas, ni aun soñadas, como veíamos. ¿Era Díaz del Castillo un populista; un nacionalista trasnochado? Era un cronista, relator de las hazañas de los conquistadores españoles, que se adentraron a ese mundo que tenían por bárbaro. Díaz del Castillo nos pinta apenas un retablo literario de las antiguas civilizaciones “creadoras de la grandeza maya, mixteco-zapoteca de Oaxaca y náhuatl (tolteca-azteca) del altiplano central de México…”. (Miguel León-Portilla). Cinco siglos después ¿Dónde se encuentra esa ruta de navegación retroactiva
hacia nuestros orígenes culturales? En el Museo
Nacional de Antropología e Historia, de Corte, y lleguemos 500 años después a la siguiente estación: ¿Cuántos egresados de la universidad privada contemporánea nos pueden exhibir en México algo que se parezca al portentoso itinerario del Ferrocarril Chihuahua al Pacífico con su alucinante Barranca del cobre, o a la monumental presa Nezahualcóyotl (Malpaso, Chiapas), que gobernó los broncos afluentes del río Grijalva?
De ciudades
habitacionales en El ferrocarril norteño, materializó la estampa de un
sueño del utopista decimonónico Albert Kinsey Owen, imaginante de En los años 30s. del siglo pasado, el joven y jovial caminante López Mateos se había fascinado ante la vista de los monumentos ceremoniales de la cultura maya en territorios chiapanecos y guatemaltecos. De aquella aventura intelectual surgió en 1964 el Museo Nacional de Antropología, síntesis de siglos civilizatorios y reto a la preservación de la identidad nacional. “Preguntas de un obrero que lee. ¿Quién construyó Tebas/ la de los siete puentes?/ En los libros aparecen los nombres de los reyes/ ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?/ Y Babilonia/ destruida tantas veces/ ¿Quién la volvió a construir?/ ¿En qué casas de Lima vivían los constructores?/ ¿A dónde fueron los albañiles/ la noche que terminaron la muralla china?/ La gran Roma está llena de arcos del triunfo/ ¿Quién los construyó?... (Bertolt Brecht.) Constructores y custodios de identidad nacional La primera década y pico del Tercer Milenio mexicano -tercera de la era neoliberal- nos ha dejado a los compatriotas ausencias y lutos colectivos. Metralla a granel, disparada por la barbarie -el hambre incluida-, se ha cebado en millones de hogares habitados-abandonados ahora por viudas y huérfanos. Pero el aula y la tinta se han visto también desoladas.
La docencia, la ciencia, el arte, la filosofía, la
técnica, la literatura mexicanas: La conciencia humanista nacional-universal en
sí, en esas disciplinas condensada, registra dolorosos vacíos creadores. No
digamos imposibles de llenar. Digamos difícil de hacerlo, cuando Como no somos necrófagos de los que construyen helados memoriales
a los difuntos, no contamos ni nombramos a los muertos, por no incurrir en
involuntarias omisiones. El conjunto de los hombres de pensamiento y acción
desaparecidos en recientes años pasados, esculpidos en su mayoría por Pedro Ramírez Vázquez Por esas cosas tan absurdas de la muerte, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez quiso morir el mismo día (16 de abril) en que debió celebrar sus 94 años de fecunda creatividad. Acaso escogió premeditadamente la fecha como postrera forma de festejo y despedida. El día siguiente, 17 de abril, se cumplieron 111 años del nacimiento del maestro don Jaime Torres Bodet. Sin ser biológicamente contemporáneos, Ramírez Vázquez
comparte sin embargo méritos con el arquitecto Carlos Obregón Santacilia, a
quien en la primera mitad del siglo XX correspondió introducir la arquitectura
moderna en
Más próximo estuvo Ramírez Vázquez del arquitecto Mario
Pani Darqui, otro cautivo del restirador y
la plumilla, creador de Ciudad Universitaria y del conjunto Tlatelolco,
cuya torre que dio sede a El entorno espacial-arquitectónico de Laureado muchas por su obra y versátil en su actividad,
Ramírez Vázquez fue controvertido presidente del Comité Organizador de los
Juegos Olímpicos de 1968 (controvertido, por incluir en la invitación a Estudiar, conservar, divulgar… El catálogo de Ramírez Vázquez es vasto y diverso. Ahí
están,
Si pudiera hablarse de la “obra cumbre” de Ramírez Vázquez, se propondría el Museo Nacional de Antropología. Santuario actual de las más preciadas e informativas colecciones de arqueología y etnografía, fue un proyecto inspirado en la necesidad de contener el depredador saqueo que por siglos habían sufrido los vestigios de las naciones originarias de México. “Estudiar, conservar y divulgar el patrimonio cultural”, fueron los tres verbos que se conjugaron para darle sentido y dirección a nuestra identidad nacional. Que su patronato guíe su esfuerzo de preservación con el lema Más allá del tiempo, sintetiza bien la idea de quienes impulsaron originalmente la monumental iniciativa, cuya insignia es el Dios Tláloc. Jaime Torres Bodet
La gestión educativa de don Jaime Torres Bodet dejó su
impronta en dos obras ahora sólo consultadas por quienes tienen empeños
intelectuales y patrióticos: México y Aquél, era el tiempo en que los gobiernos
posrevolucionarios pensaban en educadores al delegar More articles by this author
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