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Edición 321
Escrito por Mouris Salloum George   
Lunes, 11 de Agosto de 2014 16:18

Las “buenas intenciones”

que pavimentan el camino al infierno

Anuncian los Cresos mexicanos fabulosas inversiones “en México”

Otra vez, las bocinas se pusieron al más alto decibel. Otra vez, los ricotes mexicanos le ofrecieron al gobierno de la República una inversión “histórica” en México, de 27 mil 450 millones de dólares en 2014. El canto de las sirenas.

Otra vez, repetimos, porque ese mismo anuncio lo hicieron los prometedores Cresos en 2013. Después de los reformones estructurales y transcurrido el primer semestre de 2014,  apenas le añadieron a la  fascinante cifra unos 400 millones de dólares.

La seductora promesa fue refrendada ante Enrique Peña Nieto el pasado 10 de julio, por el presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), Claudio X. González.

144 mil millones de dólares en el extranjero

Se diría, que más de 27 mil millones de dólares es una inversión respetable para reactivar la postrada economía en lo que resta de 2014. Sería una buena noticia… si no fuera porque la suma equivale a menos de 20 por ciento de lo que los ricotes mexicanos tienen en depósitos bancarios e inversión directa en el extranjero: Más de 144 mil millones de dólares, según la balanza de pagos que procesa el Banco de México.

Gonzalez y Beltrones: chócala, mano.

Gonzalez y Beltrones: chócala, mano.

Respecto de las reservas internacionales de divisas en libros del Banco de México, la suma de capitales mexicanos en el extranjero equivale a más de 75 por ciento del monto de tales reservas. Unos 190 mil millones de dólares, según el reporte más reciente a la mano a la hora de hacer esta entrega.

Para decirlo pronto, sólo en el corto periodo del peñismo, los “buenos mexicanos” exportaron más de 45 mil millones de dólares generados por la economía mexicana. Esto es, 18 mil millones más de los que ahora han ofrecido invertir en lo que resta de 2014, aunque no se precisa si serán dólares repatriados o de nueva generación. Da lo mismo.

Cuando, desde 2007, el dipsómano Felipe Calderón Hinojosa empezó a publicitar en Europa y China “su” sexenio de la infraestructura (¡250 mil millones de dólares!), los ricotes mexicanos le dijeron: De aquí soy, y le ofrecieron una cósmica carretada de dólares.

Impulsó el imaginativo michoacano su reforma energética en 2008, y cuando sólo inversores gringos “aseguraron” inversiones por 140 mil millones de dólares en 30 proyectos rentables, los ricotes mexicanos se atravesaron: Nosotros somos mano, y recordaron que sus dólares también valían.

Desde donde amigo vengo

La verdad verdadera es esta: Desde que José López Portillo proclamó a principios de su mandato la Alianza para la Producción, los “buenos mexicanos” comprometieron inversiones multimillonarias en nuestro país. Después de obtener favores fiscales y créditos preferenciales, terminaron vaciando las tesorerías de la Nacional Financiera (Nafinsa) y del Banco Nacional de Obras Públicas y Servicios (Banobras).

Con el usurpador Carlos Salinas de Gortari, en que el mismo Claudio X. González de hoy cohabitaba en Los Pinos, los ricotes mexicanos (podridos en billetes después del crack de la Bolsa Mexicana de Valores en octubre de 1987) ofrecieron todo su patrimonio acumulado para financiar la privatización de entes públicos.

Empezando por la banca, los “inversionistas mexicanos” pagaron con saliva o papeles chatarra. El monumento a la putrefacción se llamó Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa, que palpita aún en las entrañas del Instituto de Protección al Ahorro Bancario: IPAB. Casi un billón de pesos).

Zedillo y el error de diciembre de 1994

Zedillo

zedillo

Víctima -no tan inocente- del maquinado Error de diciembre de 1994, el tambaleante Ernesto Zedillo Ponce de León atendió

la oferta de los “buenos mexicanos”, de invertir cientos de miles de millones de dólares por lo que restaba de privatizar: Los fondos para el retiro de los trabajadores fueron carranceados (hoy valen más de dos billones de pesos); los ferrocarriles terminaron en manos extranjeras. En puertos y aeropuertos se lavaron excedentes narcotizados, y aún así tuvieron que rescatarse y reprivatizarse.

Hacia 1997, los “buenos mexicanos” le pidieron a Zedillo el sector eléctrico (El petróleo seguía por la ruta fáctica). Sólo por joder, Felipe Calderón Hinojosa, desde la jefatura nacional del PAN, le metió zancadilla a la privatización de la Comisión Federal de Electricidad (CFE. Luego, Vicente Fox la desnacionalizaría de facto).

Entre 1998 y el primer semestre de 2000, estuvimos atentos al crepúsculo de Zedillo in situ. Desde Los Pinos, particularmente en ese último periodo, atestiguamos las agendas del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, de la Asociación de Banqueros, del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco) y otras cúpulas privadas.

Para evitar la crisis económica finisexenal

En sus asambleas anuales de esa temporada, los personeros de esos poderosos organismos (factores reales de poder), a coro, aunque sus eventos fueran por separado, le ofrecían a Zedillo fabulosas inversiones en dólares, para evitar la trágica y recurrente crisis finisexenal, y que pudiera entregar las finanzas públicas a su sucesor, saneadas y estables.

Una condición anteponían esos “buenos mexicanos” a sus ofertas: Garantizar que el “fiel de la balanza” no metería las manos en la sucesión y desterrar el fraude electoral. Quedó pactada tácitamente la entrega de Los Pinos al PAN.

Gobierno por empresarios y para empresarios

Fox

Fox

Vicente Fox presentó su gobierno como uno de empresarios, por empresarios y para empresarios. Los “buenos mexicanos”, previo a cada anuncio de nueva revisión anual de la Ley de Ingresos, le anunciaban al guanajuatense colosales inversiones de dólares en México. Fox terminó su sexenio colgado de la brocha.

Durante los sexenios de los panistas Fox y Calderón Hinojosa (la ya afamada Docena trágica), los compatriotas  vieron crecer el pasto, fertilizado por los excedentes petroleros, sin recibir invitación a compartir el reverdecido y jugoso potrero.

Sobre todo a partir de la crisis financiera planetaria de 2008, El Jinete en la tormenta y piloto del “barco de gran calado”, el inolvidable michoacano contempló impotente la nueva fuga de capitales urdida por los “buenos mexicanos”; sangría que ha continuado incesante en los primeros 18 meses de gobierno del “nuevo PRI”.

Hoy, oootra vez, con veraniego entusiasmo,  los “buenos mexicanos” han anunciado su voluntad de abrir sus cuentas bancarias en dólares, para mover el océano de posibilidades que abren los reformones estructurales. (Je je je). De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.



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