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Edición 340 | ||||
Escrito por Dra. Eugenia Gonzalez | ||||
Viernes, 18 de Diciembre de 2015 12:56 | ||||
Los niños victimados
SEGÚN se cuenta en la mitología cristiana, el pérfido Herodes, ante la visita de unos magos guiados por una “estrella”, mismos que iban en busca de información sobre la inminente llegada del nuevo rey de los judíos... expresó su ignorancia al respecto y, su ferviente deseo de saber del paradero de tan regia criatura y, encargó a los magazos se lo notificaran, a fin de correr hacia él, para adorarle debidamente. Los “magos” que podrían ser charlatanes astrólogos pero no tan tontos —en realidad la mayoría de los charlatanes no tienen pelo de tontos—, luego de encontrar al niño no dijeron algo aquel sobre el paradero del ungido al reyezuelo; sobre su estancia en un pesebre (aledaño a donde nació Brian Cohen según el Evangelio de los Monty Python’s). Tal descortesía por parte de los tres magos aquellos quienes luego de adorar al Niño, se dieron la vuelta sin pasar de nuevo por Jerusalem, pareció enojar mucho al gran Herodes. La reacción del monarca fue digna de un salvaje. — ¡Mátenlos a todos! —Clamó. Muy al estilo del santo Domingo, siglos después, durante la cruzada contra los Cátaros. El resultado del berrinche de Herodes habría sido el asesinato de todos los bebes de Judea, los pequeños mártires a falta de un censo sobre sus nombres y número, serían recordados de forma similar a los fieles difuntos como; los santos inocentes. Lo cual no fue consignado en crónica alguna digna de crédito, excepto en esa obra de ficción llamada nuevo testamento. La ICAR le adjudicó a ese acontecimiento el día 28 de diciembre y, así se ha celebrado, de una forma un tanto cuanto irreverente al paso de los siglos, ya que esa fecha parece ser del calendario druida. Dado que los mártires fueron niños y los infantes suelen ser traviesos, se fue conformando la costumbre de hacer travesuras en esa fecha y, la tradición se ha continuado hasta nuestros días. El 28 de diciembre, en la tradición de la ICAR, se publican noticias falsas, se pide prestado para no devolver y en general se comete todo tipo de las llamadas inocentadas. El millonario mareador
Enfundado en un oscuro abrigo, con un sombrero encajado hasta las orejas, enorme mostacho y fumando cual chacuaco se paseaba fistol de diamante sobre el corbatón, entre la muy mexicana aristocracia del petate, los nuevos ricos de la revolución, los políticos arribistas y los artistas famosos o incipientes, periodistas, policías variopintos y besando con pasión damiselas, a las cuales invariablemente solicitaba en matrimonio (y contraía nupcias, sin importar si ellas ya estaban casadas), previo pago of course, repartiendo cheques por cantidades fastuosas y ofreciendo puestos deslumbrantes en sus empresas del país y el extranjero. Repartiendo además toda clase de insultos y vejaciones mientras sobornaba y compraba todo lo imaginable, en especial reputaciones y almas. Luego de un buen rato de zaherir a los presentes, hacer vacilar sus convicciones y acusar a alguno de ellos de robarle su fistol regalo del Zar Nicolás II, Balmori mostraba su verdadera identidad, para hilaridad de sus cómplices, vergüenza y a veces alivio de las víctimas de “la mareada”. Porque el excéntrico milloneta español, no era tal: no era conde, no poseía riquezas, no era militar ni había encabezado cargas de caballería o participado en duelos, contra moros o rivales de amores; no tenía compadres o amigotes poderosos, las chequeras carecían de fondos y, ni siquiera era hombre. Era una viejecita diminuta y, se llamaba Concepción Jurado más parecida a una esmirriada Sara García con chongo, que a un tempestuoso español enamorado y grosero. Balmori no era otra cosa que una broma monumental la cual comenzó de manera más bien inocente y fue creciendo hasta conformar un extenso círculo de “balmoreadores” donde había políticos, periodistas, policías, artistas y todo tipo de personas unidas bajo el lema “silencio y venganza”. Los balmoreadores elegían a la persona o personas que debían ser engañadas (los puerquitos para marear) y organizaban las reuniones al paso del tiempo éstas fueron creciendo en complejidad mientras Conchita iba afinando la personalidad de Balmori, los bromistas corrían con los gastos, pero Concepción jamás ganó más que centavos por estas representaciones y toda su vida transcurrió en la pobreza. Conchita falleció el 27 de noviembre de 1931 y fue enterrada en el Panteón de Dolores, sus seguidores encargaron un monumento con mosaicos mostrando las “hazañas” de Balmori. A su muerte los periódicos publicaron la verdad sobre las andanzas de Concepción. Y el “cultivo” yucateco
Extraterrestres y, profetas Las víctimas de los charlatanes que hablan de visitas de extraterrestres, a veces terminan matándose, como los adeptos a “La puerta de las estrellas”, en este caso no se perdió gran cosa pues los suicidas eran adultos mayores, obviamente no muy bien de la cabeza y bueno fue un obvio caso de autoeliminación de genes defectuosos.
Los efectos de la ingenuidad van desde lo meramente chistoso hasta lo terrible, a causa de ella se cae en los fanatismos y los fanáticos de cualquier creencia son seres despreciables, que matan a quienes no siguen sus creencias y se niegan a ser tan ignorantes como ellos. Son los profetas del ‘apocalipsis’. Incidentalmente, apocalipsis no significa destrucción, es la palabra griega para revelación.
Pero bueno, ya en la biblia decíase: stultorum infinitus est numero, latinajo que traducido significa: “el número de los idiotas es infinito” (no lo dije yo, conste). ¡Cuidado con las inocentadas! Algunas no son tan inocentes... Héctor Chavarría More articles by this author
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