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Edición 341 | ||||
Escrito por Dra. Eugenia Gonzalez | ||||
Lunes, 25 de Enero de 2016 16:29 | ||||
CUANDO LOS primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne, coincidiendo con la fecha próxima a la navidad cristiana.
Se dice que san Bonifacio (680-754), evangelizador de lo que hoy es Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos. Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por los Reyes Magos o Papá Noel, dependiendo la leyenda de la región donde se encuentre. Así que su árbol, ese que pasadas las fiestas navideñas será convertido en composta, de alguna manera también honró a los dioses nórdicos… More articles by this author
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