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Edición 363 | ||||
Escrito por Fernàn Hrödrikz Klöstermann | ||||
Sábado, 07 de Octubre de 2017 11:35 | ||||
ALGUNAS COSAS SOBRE ACTIVIDAD TELÚRICA Los sismos que vienen Fernàn Hrödrikz Klöstermann La geografía de la CDMX; subsuelo como gelatina. Los pocamadre, profetas del desastre. Peligro sísmico y certeza sísmica. Normas de prevención y supervivencia. NO SÓLO SISMOS POLÍTICOS SE AVECINAN,nuestra ciudad es el escenario perfecto para eventos sísmicos constantes, no estamos en un área de peligro sísmico, vivimos en un área de certeza sísmica. Esto significa que estos sismos de septiembre de 2017, que no han sido los primeros, tampoco serán los últimos. CON TOTAL CERTEZAse producirán otros sismos en el futuro, ¿cuándo y qué tan fuertes? No hay manera de saberlo. Quien diga lo contrario, miente. Una urbe inadecuada Cuando Tenochtitlan, la capital mexicatl cayó, era una ciudad casi en ruinas, llena de cadáveres, suciedad y enfermedades, no era el sitio adecuado para ser habitado, por lo menos hasta que no fuera limpiada. Los españoles se dirigieron entonces a los cerros y zonas volcánicas que circundaban la ciudad en el lago, por la parte sur. Se establecieron en Coyoacán, bastante lejos y a salvo de los venenosos efluvios provenientes de la ciudad vencida. De esa manera Coyoacán se convirtió en la capital provisional de lo que se convertiría más adelante en el virreinato de la Nueva España. Cortés pensó incluso en ir más al sur, al hoy estado de Morelos y establecer ahí en la actual Cuernavaca, la capital lo cual hubiera sido mucho más lógico. Pero sobre esa idea, prevalecieron las consideraciones políticas más que las prácticas. Así se decidió demoler la ciudad mexicatl que había sido la capital del dominio náhuatl y construir encima una ciudad europea; las iglesias católicas sobre los restos de los templos mexica, como palpable demostración de quienes eran ahora los vencedores, se dice que tan pronto fue posible Cortés y el ex tlatoani Cuauhtémoc, “huésped” del extremeño, recorrieron como si fueran entrañables amigos la urbe semi destruida, planeando la construcción de la nueva urbe. Los mexica habían construido su ciudad sobre los islotes del gran lago, la urbanización en el área lacustre se había llevado a cabo en buena parte sobre chinampas, calzadas y rellenos, las nuevas construcciones se hicieron en su mayoría sobre las cimentaciones originales y con los materiales de la demolición… la expansión resultante no tomó en cuenta que construían sobre el lecho de un lago que fue sistemáticamente desecado y drenado. El subsuelo resultante fue una gruesa capa de arcillas, lodo y agua, una base para construcción muy inestable, parecida a una gelatina. La mayor parte de la CDMX está sobre capas de arena y barro hasta una profundidad de 91 metros en algunos casos, que estaban abajo del lago de Texcoco. Tales sedimentos convierten a la ciudad en muy vulnerable a los sismos. La antigua ciudad mexicatl estaba construida sobre un islote de roca que sobresalía del lago. Los europeos desecaron el lago para tener más tierra aprovechable, sin fijarse o importarles lo inestable del terreno ganado a las aguas. También se ignoró o se desconoció, que el valle y sus alrededores eran una zona volcánica y de muy alto riesgo sísmico, aunque en realidad y en descargo de aquellos, en tal época esos conceptos eran por completo desconocidos. 1985 y 2017 En ambas ocasiones el sismo ocurrió en la misma fecha; 19 de septiembre, en ambos casos se trató de sismos de gran magnitud sentidos con fuerte intensidad, aunque en ambos casos, de manera diferente; el de 1985 fue a una distancia considerable y aunque fue de 8.2 grados en la escala de Richter la distancia hizo disminuir un poco la fuerza, sin embargo, los efectos en CDMX, fueron desastrosos y se ha dicho que en algunas partes de la ciudad la intensidad llegó a los 9.0 grados en la escala de Richter. Ahora, en 2017, el epicentro estuvo a sólo 160 kilómetros de la ciudad, muy cerca, y aunque la escala fue de 7.1 (de cualquier manera, muy fuerte) las sacudidas se sintieron como en el 85, pero los daños fueron menores, aunque hubo edificios que se derrumbaron y hasta el cierre de esta edición se contaban 204 muertos en la CDMX. En ambos casos hubo dos causas principales de los daños: el subsuelo particular del antiguo lago y la falta de cumplimiento del reglamento sobre construcciones, mismo que fue creado luego del desastre del 85. En este caso particular se trata de la sempiterna corrupción ¿quién dio los permisos de construcción? En el 85 ocurrió algo similar, aunque en mayor escala. De acuerdo a la simulación con base en los estudios del profesor de geofísica de la UNAM, doctor Víctor Cruz Atienza, las ondas sísmicas causaron más daños donde la cimentación estaba en las zonas que fueron el lecho de la antigua laguna. Durante un terremoto, esos sedimentos sueltos cerca de la superficie hacen más lentas las ondas sísmicas; de 3,000 metros por segundo a unos 50 metros por segundo, pero entrando al valle las ondas se hacen más amplias y al igual que en un tsunami cuando se acerca a la costa, se vuelve más violento el movimiento. Para agravar el asunto, cuando el material debajo de los sedimentos sueltos es más profundo y denso, retiene las ondas en el valle por lo cual el temblor intensificado dura más tiempo. La geología única de la cuenca de la CDMX, puede amplificar las ondas sísmicas de manera que sean hasta cien veces más fuertes, un peculiar fenómeno que no se compara con ninguno en el mundo, según declaró el doctor Cruz Atienza. Movimiento de placas Los enormes pedazos de roca bajo la superficie del planeta, reciben el nombre de placas tectónicas y están en constante movimiento que produce roce entre ellas. México se encuentra sobre la placa de Norteamérica y la placa de cocos se mete bajo ella en un fenómeno que se llama subducción. Ese roce produce sismos, aunque la mayoría suelen ser leves. En el caso de México no se trata de cuándo va a temblar de hecho, está temblando siempre, como lo demuestran los sismógrafos en actividad permanente, aunque el movimiento sea imperceptible para las personas. Vivimos en una zona del planeta que no es únicamente de peligro sísmico, sino de certeza sísmica. ¿Volverá a haber un sismo de gran magnitud e intensidad? ¡Claro que lo habrá! Con certeza lo habrá, pero no sabemos cuándo; no hay manera de pronosticar o prever los sismos, aunque los charlatanes manden señales de alerta falsas, pidiendo “likes” a sus páginas, en busca de remuneración. Abundan también los sabelotodo y los conspiranoicos, los primeros aullando “soluciones” y los segundos buscando culpables de un fenómeno natural. Este sismo sacó a relucir lo mejor de varios sectores civiles, también lo peor; hubo cientos, miles de voluntarios, al grado que sobraban e incluso entorpecían a veces la labor de los grupos de rescate… miles se volcaron a los centros de acopio para brindar ayuda con alimentos, medicinas, herramientas, etc. No solo para la CDMX sino también para las otras zonas dañadas en el interior del país. Pero también hubo ratas despreciables que se dedicaron al pillaje, al asalto descarado, al acopio ilegal de ayuda. Pero, como dijo un veterano rescatista del 85; “entonces y ahora, haciendo a un lado a los pocamadre, prefiero quedarme con las flores de la sociedad civil, esas flores que brotaron entre los escombros.” Resta la esperanza que esta dura lección ayude a madurar más a una sociedad civil y acreciente la cultura del desastre, de la supervivencia y, sobre todo, de la prevención… Prevención de sismos En supervivencia, el 90% es previsión. Solo el 10% es acción. Antes de un sismo
Durante un sismo
Después de un sismo
Otras consideraciones:
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