Edición 372 |
CIEN AÑOS
DEL PARTO DE PITA CANDILDE LA CALLE,
AMOR DE SU CASA Y POR SU CASTA
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
“Y los mimos de la tarde
Me aplauden con gran alardeâ€.
Guadalupe Amor
30 DE MAYO de 1918 se registra el parto de una poeta secular que es en sà misma su casa y que retó en Décimas a Dios; se trata de la séptima hija del matrimonio Amor Schmidtlein, refugiados de su Hacienda morelense por un movimiento armado que, como siempre afirmó Pita, le heredó “el buen gusto, único patrimonio de los nuevos pobres creados por la Revoluciónâ€.
Guadalupe Teresa Amor Suberville y Schmidtlein GarcÃa Teruel nació en el número 66 de las calles de Abraham González —antes José Yves Limantour— de la colonia Juárez, sobria casona que albergó a la familia desterrada por el movimiento zapatista y en la que años después Carolina Amor fundarÃa la GalerÃa de Arte Mexicano que, durante décadas, su hermana Inés dirigió con tanto ahÃnco.
Penurias y fastuosidades
La muerte del padre de Pita, Don Emmanuel Amor, agudizó las penurias siempre sorteadas por su viuda, Doña Carolina Schmidtlein y GarcÃa Teruel, única hermana de la popular Julia, cuya fastuosa vida en la corte madrileña imprimirá en Pita su excesiva afición por joyas y objets d´art, y cuyos intempestivos baúles de regios presentes despertaron la imaginación desenfrenada de una niña que querÃa ser la consentida de tan excéntrico personaje.
EL MATRIMONIO de su prima Paula Amor Yturbe con el prÃncipe Poniatowski —padres de nuestra querida Elena—, desató aún más la imaginación de una adolescente que urdió —para sà misma—, toda una trama mental para quedar como última aspirante al trono de Polonia.
Escrito en papel de estraza o en un rollo de papel higiénico —como afirma Juan Soriano—, Pita sorprende al propio Alfonso Reyes con su obra Yo Soy Mi Casa, poemario publicado por editorial AlcancÃa en 1946, mismo que la lanzó a la fama literaria y a la que añadirÃa obras como Décimas a Dios y su única novela intitulada igual que su primer poemario.
Por su audacia, belleza y arrogancia, fue modelo de Rivera, Anguiano y Cordelia Urueta por señalar a unos pocos; actriz en obras como La Esposa Constante ¿En qué piensa? de Villaurrutia; participó en varias pelÃculas, impactando siempre por su sensualidad; fue declamadora de la XEW y tuvo un programa de televisión en Canal 4.
Pita fue candil de la calle, centro del desplante femenino en un mundo regido por los hombres, y fue también Amor y obscuridad de su casa y por su casta.
Como vecino de la Juárez la recuerdo como Pita terror de "ruleteros" y anticuarios, de hoteleros y transeúntes de la Zona Rosa, y también como ese Amor tertuliano: declamadora indiscutible de su tiempo, escritora febril y melindrosa, Undécima Musa y a la vez odiosa e insolente Reina Sin Sueldo de la Zona Rosa, espacio en el que, —como ella versificó en una suerte de crónica cotidiana de ese “su†espacio—, los mimos (y transeúntes) de la tarde le aplaudÃamos con gran alarde su erudición y la soberbia actuación de esa Pita que con tanto Amor recreaba dÃa con dÃa.
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