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Edición 302
Escrito por Abraham García Ibarra   
Domingo, 07 de Abril de 2013 20:51

OBSERVATORIO 2012-2018
ABRAHAM GARCÍA IBARRA


PRI: 30 AÑOS DE SALINATO CARROÑERO

La rapiña como

política de Estado


La arrogancia de las grandes empresas extranjeras
durante el periodo de Díaz condujo a la Revolución…
los propietarios se colocaban en el punto de vista de que
constituían una raza especial y superior que no debería
estar sujeta a las leyes y reglamentos interiores de México
Frank L. Kluckhohn
The Mexican Challenge (1939)

 

MARZO DE 2013 -Mes de la Expropiación. Cuando empezamos a teclear esta entrega tenemos a la vista cinco saludables reportes. “Saludables” para Petróleos Mexicanos (Pemex): En Tarímbaro, Michoacán, se declara un incendio en una gasolinería. En el kilómetro 8 de la carretera Guadalajara-Chapala se registra un incendio, al parecer en una toma clandestina de un poliducto de Pemex. En Río Bravo, Tamaulipas, se inicia un siniestro originado en derrames de una toma clandestina en instalaciones de Pemex. En Ciudad Madero, Tamaulipas, se escucha una explosión alrededor de una planta de coque de Pemex. Luego se dice que el suceso fue causado por un incendio de pastizales en las inmediaciones de dicha planta. ¿Y la tragedia de agosto de 2012 en Reynosa? ¿Y el mortal estallido de enero de 2013 en las instalaciones administrativas en la Ciudad de México? Se investigarán hasta sus últimas consecuencias. (Je je je).

Observ

Pacto por México, la mascarada: Estos son los verdaderos demiurgos de la transa

 

Como la ingeniería naval de México -ay, antes tan prestigiada- no da ni para construir una trajinera, según criterio de Pemex, la paraestatal tiene que andar buscando en el extranjero quien lo dote de buques-tanque. El 25 de marzo, Pemex expidió un boletín postinero: En Salina Cruz, Oaxaca, recibió el barco cisterna Texistepec como parte de un paquete de cuatro, integrado por los Centla, Jaguarundi y Rarámuri. Como lo notará el lector, son nombres dictados por el orgullo nacionalista de Pemex. Pero la construcción de esas naves fue contratada a la empresa de registro coreano SSP Shipbulding Group. Pemex, leído el boletín difundido por Notimex, se cuida de ocultar el costo de ese contrato. Por algo será.

Desde el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, en que afloró el patriótico amor por los coreanos, Pemex  tomó la decisión de contratar con ellos la reconfiguración de sus refinerías, “por su excelente tecnología de punta”. Con independencia de que el antecedente indica que maestros y obreros mexicanos hicieron un mejor y duradero trabajo de remodelación de esas plantas, apenas en otoño pasado la Secretaría de Energía, en un alarmante reporte sobre seguridad industrial, confesó que la red de refinerías de Pemex -“reconfiguradas” por los coreanos- constituyen  una verdadera bomba de tiempo.

No sólo eso: Por San Lázaro  circulan copias de un dictamen de la Auditoría Superior de la Federación  que pone a flote una pequeña flor de fango, apenas una: Antes de emprender la graciosa huida (unos se mantienen aferrados al hueso), los de Pemex Exploración y Producción volatizaron un pequeño filón de mil 776 millones de pesos que debieron aplicarse a obras de mantenimiento de ductos en el Golfo de México. Resulta que la contratista DMGP Servicios de Integridad S. A. de CV, a la que se le asignó el jugoso beneficio no probó que tuviera personal, mucho menos refacciones. ¿Con qué, pues, operar? Con comisiones.  Dicho lo cual…

¿Abismo fiscal? Ocurrencia terrorista

Del mismo modo que el infantil triunfalismo del piloto del barco de gran calado -en voz del bien alimentado ahora gobernador del Banco de México, Agustín Carstens- redujo el impacto de la devastadora crisis económica mundial estallada en 2008 a un leve catarrito, los nuevos mandarines responsables de la hacienda pública mexicana ven en el espectro del abismo fiscal de los Estados Unidos una suerte de ocurrencia terrorista contra el Primer Mundo, de la que el México de la endogamia plutocrática y cleptómana -como siempre- saldrá ileso. Helos ahí, sonrientes,  encaramados en el flamante buque insignia del Pacto por México, panacea para todos los males habidos y por haber.

Beltrones, Camacho, Emilio Gamboa y los cheques en blanco.
Beltrones, Camacho, Emilio Gamboa y los cheques en blanco

Un cuadrante (podríamos diseñar una matriz insumo-producto) para ubicar el estado de molicie en el que se hamaca la tecnoburocracia hacendaria, deriva del análisis de la Unidad de Evaluación y Control de la Cámara de Diputados al sustanciar los resultados de la Cuenta Pública federal de 2011: La discrecional administración de Felipe Calderón -el de las manos limpias- dejaría de “ejercer” 5.7 billones de pesos, del total de 15.5 billones de pesos autorizados para el gasto público de 2007 a 2011.

¿Hay petróleo? El evasor puede esperar

En el documento, que tiene como base el trabajo de revisión contable de la Auditoria Superior de la Federación, se asienta que la permisividad del fisco con los grandes contribuyentes se fincó en la disponibilidad de los enormes ingresos petroleros excedentes (la diferencia entre el precio del barril de crudo, calculado para el año de autorización presupuestal, y el precio real obtenido en el mismo periodo.)

Dicho texto subraya una pertinente observación: Gobiernos responsables de otros países imponen candados severos para que los recursos excedentes se destinen a fondos intocables, reservados para contingencias potencialmente catastróficas.

Puesto que corriendo el año treinta del salinato transexenal, no estorba recordar que, cuando el homicida infantil Carlos Salinas de Gortari aceleró la privatización de entes públicos, su coartada consistió en anunciar vehementemente que los ingresos adicionales por ese concepto se depositarían en un fondo especial para combatir la pobreza y la pobreza extrema, de preferencia la de las zonas indígenas. Treinta años después, hoy se habla de cruzadas contra el hambre.

Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI) Organización para la Cooperación y el Desarrollo  Económicos (OCDE), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), etcétera, diseñadores y cancerberos de la política neoliberal impuesta a México, desde la terminación del aciago sexenio de Vicente Fox denunciaron con diverso acento el monstruoso despilfarro de los recursos generados por la renta petrolera, cuya expropiación fiscal se exacerbó a partir de la complicidad del Congreso de la Unión, que autorizó el descomunal incremento de la carga a-contra Petróleos Mexicanos (Pemex).

Amnistía para transgresores fiscales

A propósito de la generosidad fiscal a favor de los grandes contribuyentes (que no contribuyen), atenida a los enormes ingresos petroleros, vale rescatar el dato de que, entre más de 190 mil causantes morosos, 82 por ciento escamotea a la hacienda pública unos 410 mil millones de pesos del casi medio billón de pesos a los que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) renuncia alegremente con una indulgente y selectiva amnistía fiscal.

Y el mes dos del nuevo sexenio arrancó con la información de que, de 127 mil 39 millones de pesos captados por Pemex sólo en enero de 2013, casi 79 mil millones (62 por ciento) fueron enterados a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Lo que incita a retomar otro pavoroso dato: En el periodo de la Docena trágica azul, Pemex fue ordeñado con 7 billones de pesos por concepto de impuestos, derechos y aprovechamientos. ¡Qué tal!

Ese reporte no puede disociarse de otro peor: La ordeña de Pemex se registró a contrapelo de una elocuente realidad que caracterizó el sexenio calderoniano. De 2006 a 2012, la producción de crudo se contrajo 22 por ciento al pasar de tres millones 256 barriles diarios el año de referencia, a dos millones 543 en el último año del sexenio.

Pemex, potencial importador de crudo

En 2012, tres días antes de que se conmemorara el 74 aniversario de la Expropiación Petrolera, La Jornada divulgó el cable 10MEXICO514, enviado dos años antes al Departamento de Estado (USA) por el embajador de los Estados Unidos en México, Carlos Pascual (rescatado por Wikileaks), en el que el poco diplomático representante estadunidense pronostica -tomando como un indicador la sequía del yacimiento Cantarell- que México está a punto de convertirse en importador neto de petróleo.

Acaso fue ese el filoso acicate para que, en los últimos meses de su gestión, Calderón Hinojosa ensayara una gambeta oceánica, anunciando a la rosa de los vientos el súbito descubrimiento de promisorios yacimientos en aguas profundas, como confirmación de su anhelado “tesoro en el fondo del mar”.

Como sea, apenas el 19 de marzo pasado, Economist Intelligence Unite (EIU) publicó que se espera que la producción (de crudo) en México “caiga en 2013-2014, como resultado de la maduración de campos y la falta de nuevas inversiones”.

El peine lo exhibe EIU cuando pone sobre el tapete una  apuesta entre corchetes: “El potencial de liberización del sector hidrocarburos podría abrir México a inversión y producción adicionales, pero… no es probable que ocurra dentro del periodo de pronóstico”.

Dúo dinámico Camacho-Beltrones

Para que esos cautelosos corchetes desaparezcan, el presidente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, y su socio en la coordinación de la bancada tricolor en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones Rivera procesan febriles la Reforma Energética que, no por accidente, prioriza la subasta petrolera.

¿Es casual y, sobre todo, es gratuita esa urgencia de tan conspicuos tricolores? El sospechosismo indica que no, porque la respuesta a esa pregunta la tiene la representación en México de la anglo-holandesa Royal Dutch Shell:

Enrique Peña Nieto “ha vendido la reforma energética como necesaria para captar inversión privada y dar nuevos bríos al sector y a la estatal petrolera Pemex, que busca elevar su estancada producción de unos 2.5 millones de barriles por día. Creo que como país, México -para realmente aprovechar el potencial que tiene-, en principio, entre más abierto sea el régimen que propongan, entre más amplia y profunda sea la reforma, sin duda atraerá más inversión. Tiene que ser un finalmente un régimen competitivo. Si las condiciones en México no son competitivas o atractivas en comparación con otros países, se vuelve difícil atraer inversión…”. (Alberto de la Fuentes, presidente de la Royal Dutch Shell en nuestro país.)

Este es el talante de la Royal Dutch

Sólo para caracterizar el talante de la samaritana Royal Dutch (denomínese en español Real Compañía Neerlandesa de Petróleos), dígase que sonsacó la Guerra de Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-1935) con la intención de apoderarse de eventuales riquezas petroleras bolivianas. Ya estaba instalada en México donde, en 1919, se agandalló la Mexican Eagle Petroleum Company, y en 1921 se constituyó como Shell-Mex Limited.

Si de algo sirve recordarlo, en 1921 el presidente Álvaro Obregón estaba bajo fuego para arrancarle los controvertidos Tratados de Bucareli y procuraba congraciarse con la Casa Blanca y las petroleras extranjeras que, tácitamente, le exigían -acusándolo de blandir una política confiscatoria- derogar el artículo 27 de la nueva Constitución mexicana y su impugnada cláusula de los mantos petrolíferos del subsuelo como propiedad de la Nación.

Observa3
Emisarios del presente

E
misarios del presente

En el filo de la navaja, Obregón declaró en junio al New York Word: “… Hemos terminado, para siempre, con la política de dádivas, cohechos y sumisiones. Invitamos al capital extranjero y le haremos justicia, pero no le concederemos privilegios exclusivos a costa de los derechos del pueblo”. Por supuesto, las petroleras se fueron al amparo, extendiéndolo hasta el artículo 28. Y, por supuesto, la Corte las amparó y con sobradía. ¡Ah! que mi general. Ahora aparece como protagonista de célebres tesis sesudamente pensadas y redactadas en la Universidad Panamericana (Opus Dei). Quién sabe si su memoria merezca algún respeto de su paisano Beltrones Rivera. Lo dudamos.

 

Pero Hitler ya estaba en marquesinas

La Royal Dutch fue actora en el conflicto mexicano que culminó en 1938 con la Expropiación Petrolera y no ocultó su demanda al gobierno británico de amenazar al gobierno de Cárdenas por tamaña osadía. El Reino Unido y su Primer Ministro Neville Chamberlain sufrían ya los tormentos de Adolfo Hitler como para desviar su vista hacia América y abrir un frente contra un Cárdenas que en ese momento estaba en el mejor y más entusiasta ánimo popular.

Entre asociaciones y fusiones, la Royal Dutch juega a las vencidas planetarias con BP (Petrolera Británica), ExxonMobil y Total, únicamente hermanadas para maquinar intrigas, revoluciones y golpes de Estado contra gobiernos extranjeros indeseables. Revistas especializadas comparan su balance financiero con la líder mundial, la benemérita WalMart, otra trasnacional bienamada en México.

Desmonta el mito de Petrobas

Son esas fuentes de inspiración (de supremacía blanca) a las que acuden Camacho, Beltrones (éste exorcista de dogmas y mitos) y fauna de acompañamiento para construir la contrarreforma petrolera. “No oigo, soy de palo”. Tal es la frase que expectoran los tricolores ante inoportunos latinoamericanos como el vicepresidente de la Asociación de Ingenieros de Petrobas, Fernando Siqueiras, que viene a aguarnos la fiesta diciendo que hay que darle mate al mito de que la petrolera brasileña es la mamá del abulón. “La privatización de Petrobas”, dice el impertinente Siqueiras, “fue mala para la empresa y pésima para Brasil, y el entonces presidente Luiz Inacio Lula da Silva tuvo que modificar la legislación para frenar a las trasnacionales”. No oigo, soy de palo.

 


¡Vámonos por la libre!

¿PARA QUÉ QUEREMOS contrarreforma petrolera, si en Pemex siempre nos hemos ido por la libre? “Discrecionalmente”, dice el eufemismo. Buena rima, Tacho, buena rima.

MIENTRAS LOS LOBBYS se encierran en cuanta madriguera está a su alcance para engrasar ahora a los del Pacto por México antes que a los coordinadores en el Congreso de la Unión, los muchachos de Emilio Lozoya -muchachos es un decir; en realidad algunos están enquistados en Pemex desde hace al lo menos 30 años- andan por caminos que han trillado durante décadas para hacer lo que ellos saben a hacer. Que para eso y más alcanza la impunidad.

Don Carlos Morales, director de Pemex Exploración y Producción -PEP. En ediciones anteriores hemos hablado de las andanzas de esta dependencia y hoy mismo en este espacio documentamos una de ellas- se amarchantó con los de la bienintencionada Exxon-Mobil, no se piense que para “privatizar”, sino para “modernizar” la paraestatal: Colaboración en investigación, desarrollo científico, tecnológico y de recursos para exploración, perforación, producción, transporte y almacenamiento. Nada más, pero nada menos. Es que el Instituto Mexicano del Petróleo ya no produce talentos. ¡Lástima! Margarito. (AGI)



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