Escasez y corrupción, nos roban el agua
Héctor Chavarría
Homo sum, humani nihil a me alienum puto
Publio Terencio Africano
El acaparamiento, la corrupción, aunadas al cambio climático que produce escasez, tienen al mundo en el filo, México no es la excepción.
Hace ya algunos años, mientras cruzábamos a pie el Gran Desierto de Altar, en Sonora, quizá nuestro pensamiento más acuciante era el agua. Como especialistas en supervivencia sabíamos muy bien, que hay una regla de tres en supervivencia: No se puede estar más de tres minutos sin aire; más de tres días sin agua; más de tres semanas sin alimento.
Es una regla para la persona promedio, en condiciones también promedio, pero en el caso del desierto; el aire no era problema, el alimento tampoco… lo vital era el agua. Nos preguntábamos si llevábamos suficiente: 15 litros por persona. Las temperaturas en el día llegaban a más de 50 grados así que la deshidratación estaba muy cerca.
Cuidar el agua; básico
Todos los días en los medios electrónicos, los impresos o en algún anuncio por la calle, la frase “cuida el agua” nos invita a reflexionar sobre el uso que le damos a este recurso. Desgraciadamente son pocos los que lo hacen.
También se nos recuerda el valor que tiene el agua para la vida de este planeta: sin ella, la vida en la Tierra desaparecería en tan solo algunos días.
Los especialistas coinciden en que el agua es mucho más que un recurso; es un tema que toca a disciplinas como la ingeniería, la medicina, la biología, la geografía, la sociología y la economía, además se suele ser poco consciente de su estrecha relación con otros recursos.
Tenemos una relación directa; si talamos árboles, el agua no se puede infiltrar y, por lo tanto, no llegará a los mantos acuíferos, y al no tener agua en los acuíferos, carecemos de ella para nuestra vida diaria.
Un ejemplo reciente lo tuvimos en Sudáfrica en cuyas principales ciudades fue necesario racionar el agua porque la tala inmoderada e ilegal, había secado los acuíferos, situación agravada por una persistente sequía.
En la Ciudad de México dependemos en gran medida del agua que se infiltra en la zona sur de la ciudad. El 70 por ciento del líquido que llega a los acuíferos viene de ahí y, si pensamos en la sobre explotación que sufren estos mantos, sería fácil darse cuenta de las serias consecuencias, tales como el hundimiento de zonas, los cuales van desde los cinco centímetros, hasta profundos socavones, lo que pone en riesgo a la ciudadanía.
Hay que recordar los derrumbes a causa de la falta de vegetación y el accidente por socavón en Cuernavaca. Y hablando de Morelos, ahí las autoridades, las anteriores y las actuales, hacen lo que les da la gana con el agua; cortes sin motivo, cobros excesivos, y al parecer no hay quien corrija el asunto.
Relación con los ecosistemas
Si vemos la problemática del agua para las necesidades diarias del ser humano, podemos visualizar sin problema las consecuencias de no contar con ella, sin embargo, otro aspecto que a veces olvidamos es su relación ambiental. En el caso de América Latina es un momento muy crítico con la situación, tanto de acuíferos superficiales, como subterráneos. Lo que se vuelve dramático si consideramos que 25 por ciento de las tierras de América Latina son secas. Y, cada día están más superpobladas, casi siempre en situación de pobreza.
La desertificación, la tala inmoderada y convertir algunas zonas en desiertos, son de los mayores problemas en la región. Y si se combina con el cambio climático, la situación empeora.
En América Latina, la presencia y participación de expertos en foros internacionales acerca del agua, es un tema prioritario en todos los consejos de investigaciones científicas, pero amén de los especialistas y las advertencias no siempre escuchadas, ¿qué podemos hacer los ciudadanos para mejorar su manejo? En opinión de algunos investigadores, el cuidado del agua tiene mucho que ver con la participación ciudadana, solo así es posible presionar a los tomadores de decisiones con demandas concretas invitando a las buenas prácticas.
La guerra por el agua
No es el título de una cinta de ficción, en la medida que disminuyan los recursos y las fuentes de agua potable sean contaminadas con desechos industriales, plásticos, basura y las toneladas de desechos orgánicos humanos que se vierten en ríos y canales a causa de que las plantas potabilizadoras están sobrepasadas, la necesidad de este recurso puede llegar a ser fácilmente causal de guerras.
Ya el injusto acaparamiento y la privatización de las fuentes de agua producen escasez y carestía. En los cerros colindantes con el parque La Marquesa, en el Edomex, las fuentes de agua que regaban de manera abundante la zona, antaño llena de riachuelos, hoy ha sido “concesionada” a compañías de agua embotellada y es constante la fila de camiones cisterna que acuden a ser llenados… camiones sin marcas de la empresa a la que se le dio la concesión la cual es, como una privatización.
Volviendo a la CDMX, casi toda la periferia de la megalópolis sufre escasez de agua y en ocasiones ha habido brotes de violencia a causa de los abusos de quienes surten agua a las colonias.
No es difícil pensar que esta violencia pueda darse entre naciones a causa de la falta de recurso de alguno de ellos. Estos enfrentamientos, por ahora sólo en el marco de ciudades ya se han dado y se ha derramado sangre.
En enero de 2000, solamente meses después de que se tomó control del sistema de provisión de agua en Cochabamba, Bolivia, una subsidiaria perteneciente a una gigantesca corporación estadounidense; Bechtel, golpeó a los usuarios con enormes aumentos en las tarifas de agua. Estos aumentos forzaron a las familias más pobres de América del Sur a escoger literalmente entre alimentos y agua. El pueblo salió a las calles, y en tres oportunidades, los pobladores de Cochabamba y sus vecinos del campo, cerraron el acceso a la ciudad con huelgas generales y bloqueos de carreteras. El entonces presidente de Bolivia Hugo Banzer, anteriormente un dictador, respondió con tropas y la suspensión de derechos constitucionales. Hubo más de 100 heridos. Murió un muchacho de 17 años, Víctor Hugo Daza. En abril de 2000, finalmente el pueblo logró echar a Bechtel de Cochabamba y de Bolivia.
El 5 de junio de 2017 se enfrentaron los comuneros de la sierra Mixe en Oaxaca por la escasez de agua. El conflicto inició cuando los habitantes de Ayutla agotaron el agua del manantial que les surtía y extrajeron agua sin permiso de Tamazulapam. En el enfrentamiento que siguió, hubo un muerto, decenas de heridos, detenidos, secuestrados y un amargo recuerdo para incubar rencores.
¡Sálvese quien pueda!
En México se calcula hay nueve millones de personas sin servicio de agua, que dependen de las lluvias para llenar tinacos y sobrevivir, cuando hay sequía la situación se les vuelve crítica. Por si fuera poco, hay en el país otros 13 millones de personas que dependen del abastecimiento de agua mediante pipas.
Al mismo tiempo los acuíferos disminuyen, los glaciares de nuestras montañas y volcanes están desapareciendo y con ello disminuye el agua de deshielo. El cambio climático afecta a todo el planeta… y eso empeorara.
Las condiciones están dadas para que se desate la violencia por el agua.
¡Sálvese quien pueda!
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