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Edición 407
Escrito por Héctor Chavarría   
Domingo, 02 de Agosto de 2020 10:13

 40718

NI CIENCIA, NI FICCIÓN:

SUPERSTICIÓN ¿IGNORANCIA O ESTUPIDEZ?

                                         Héctor Chavarría                 

“Hay otros mundos, pero están… en éste.”

Arnaud

En materia de creencias irracionales el espectro es de lo más amplio y, se han creado de todos los tipos y, para todos los gustos.

Todo un asunto de este tipo, completamente demencial, comenzó luego de la guerra civil gringa, con un tal “capitán Symmes”…

ESTE INDIVIDUO (luego de que Lee se rindió), envió comunicados a cuantos pudieron recibirlos (incluidos yankees), declarando que “la tierra era hueca, o cóncava; vivíamos en su interior y él, valiente ex militar (de la reserva confederada y tal vez también de la triple K), estaba dispuesto a entrar a lo que, según él, seguro, eran “burbujas”, sitios que ofrecían rutas por las cuales podría explorarse su “exterior sólido”.

Por supuesto en esas “burbujas” de roca, existían posibles mundos sin fin, conectados por túneles interminables. Parecería obvio que también existirían terribles peligros… o quizá, recompensas inimaginables.

         La más grande aventura humana sería explorarlos y, enfrentar los peligros sin nombre, que en ellos se encontraran. Evidentemente (como parecería lógico), sería necesario un generoso aporte económico para el buen desempeño de la empresa.

         El insensible gobierno federal yanqui (seguramente influido por la indeleble memoria de Lincoln), hizo oídos sordos a la galante petición del sureño desempleado. Lágrimas contenidas en el antaño orgulloso sur y en el KKK, que esperaba encontrar mundos libres de negros

La tierra cóncava

Para cualquier ser pensante, semejante tontería sería digna de desprecio inmediato, pero en el siglo XIX y, en gringolandia, muchos se la creyeron y, gallardamente se ofrecieron como voluntarios, para ir a explorar aquellos nuevos “bravos mundos”. Había muchos desocupados del Sur, luego de la guerra… y, los dólares yankees no estaban de más.

Hasta ahí podría ser comprensible, los gringos (por lo menos muchos), son capaces de creer lo que sea mientras lo proclame un loco como Trump; le habían creído al tal Joseph Smith, el rollo mariguano de Moroni y anexas, en los albores del XIX, el cual dio origen a la iglesia mormona… los seguidores, ya hasta tenían una próspera colonia en Utah.

La ignorancia reditúa… para los líderes.

Lo preocupante fue, que en pleno siglo XX, muchos otros siguieron la idea… y, no en fantasías literarias (que son válidas mientras se advierta a los ingenuos que son fantasías), sino por personas que en su momento, dirigían los destinos de países.

Los nazis fueron algunos de los “galantes” seguidores tardíos del confederado frustrado.

        Los del Instituto Ahnenerbe dependiente de las SS de Himmler, por ejemplo, gastaron (durante la guerra), recursos valiosos en intentos fútiles, para buscarle utilidad a la idea de la tierra cóncava.

Usaron sus equipos de radar más modernos (necesarios para usos mucho más prácticos), en un intento para demostrar esa impostura y, de paso, localizar a la flota británica, los comentarios sobran.

         El asunto sólo puede equipararse al uso de péndulos para ubicar convoyes aliados en el Atlántico mediante radiestesia. Ridículo, pero lo hicieron, los aliados debieron agradecer esto.

         Bueno, entre otras cosas, por eso perdieron la guerra… lo cual debemos agradecer. Lo malo es; que tantas vidas irrepetibles se hayan perdido en el proceso de acabar con unos locos… y, eso incluye a varios millones de jóvenes alemanes que los defendieron creyendo válida esa causa.

Y, otras ideas absurdas…

La radiestesia, el racismo, la homeopatía, la quiropráctica, el juguete ouija (como elemento para “contactar al más allá”), las “visitas extraterrestres”, la cienciología, la tierra plana… estos son sólo algunos de los absurdos inventados por alucinados, timadores, locos y charlatanes. Por supuesto todas esas locuras, entre otras, han sido el impulso para la creación de religiones, sectas, mitos, grupos secretos y… genocidios, como en el caso de los nazis.

En la mitología hindú se menciona la existencia de “infiernos” en el interior de la Tierra llamados Patala. Algunos atribuyen a la tradición budista el mito de Agharta, pero parece que este fue creado por la escritora y notoria charlatana rusa, Helena Blavatsky a mediados del siglo XIX, en la misma época que Julio Verne publicó su mítica obra Viaje al Centro de la Tierra. Lo cual nos da una pista de dónde sacó la Blavatsky la idea para su alucine, misma técnica seguida hoy por los charlatanes que, a falta de ideas propias, toman los temas de la ficción, para vendérselas al “pueblo sabio”.

         Según esta insensata fantasía, Agharta es un país subterráneo fundado hace millones de años que se encuentra bajo el desierto de Gobi.

Está gobernado por el “Rey del Mundo”, el verdadero dominador del planeta, y su capital es Shambhala, conectando así con las creencias budistas e hindúes del reino mítico de Shambhala, oculto entre las montañas del Himalaya, una especie de Shangri La.

Los nazis se tomaron en serio estas fábulas y enviaron expediciones al Himalaya en busca de esas quimeras. Por supuesto fracasaron.

         Ideas como esas han dado origen no solo a sectas sino a religiones, de ahí que se haya dicho que, cuando una persona alucina con un ser o seres imaginarios, es un caso de esquizofrenia, algo para la psiquiatría, pero cuando miles alucinan con lo inexistente, es un fenómeno religioso.

         De ahí que la creencia en visitas ET, se consideren adecuadamente como el génesis de una religión.

         Y, las religiones junto con la política, han sido las causantes de la mayor parte de las guerras.

Y, tal vez ya estemos otra vez en el borde… ahora son otros fanáticos retrógradas; los musulmanes fundamentalistas quienes tratan de imponer su religión por la fuerza. Entiéndase, no estamos en contra de aquellos que sientan su fe con sinceridad y, con deseos de practicarla sin molestar a los demás…

Siempre defenderemos el derecho a creer, mientras no se intente imponer esa creencia… la que sea.

Que cada quien sea feliz con su ignorancia o pretendida “sapiencia” y, que no intente embarrar a los demás, o como dijo Robocop

Habrá problemas.

La lucha que puede venir

Antes de que se desatara la pandemia del corona virus, una de las mayores preocupaciones del mundo civilizado era la escalada salafista, los miles de crímenes cometidos por los fundamentalistas islámicos en Siria y otros sitios, con fines político-religiosos, con grupos armados y la constante amenaza del terrorismo internacional, la amenaza no ha cesado, pero en este momento queda un tanto a oscuras a causa de la pandemia.

Y, quizá (por desgracia muy probablemente), la razón necesite batirse nuevamente contra la irracionalidad. La estupidez se reproduce muy rápido, de ahí el éxito de charlatanes y profetas.

Una advertencia

A esos cobardes; que amenazan con gritos de buitre, matan inocentes con bombas y, luego lloran como huríes desconsoladas cuando alguien les devuelve el golpe: ¿Alguna vez supieron SER HOMBRES?, ¿supieron de Walhalla en Asgard o Mictlán? ¿De Masada y Montsegur? ¿De “Las Puertas Calientes”, Tenochtitlan o Mayapan?

Seguramente no, son analfabetas… son “acarreados vírgenes”, carne ignara de cañón, para uso de sus líderes cobardes, los cuales se esconden bajo “túnicas de santidad” y, carecende testículos, para encabezar la carga:

Que vayan a morir los idiotas, al fin que hay muchos.

Fácil para los cobardes acarreadores de ignorantes…

Una segunda advertencia a los cobardes: Occidente puede parecer blando, lo pareció en 1939… pero no quieran jugar con nosotros, no nos colmen, porque si nos levantamos con nuestra furia, nada va a detenernos… toda su fe y rezos (cinco veces al día, y así podrían ser mil), se irá a la mierda, como se fueron los nazis.

Somos profesionales de la guerra

Y, lo hemos probado muchas veces, nosotros si sabemos como hacerlo. Nosotros en Occidente somos profesionales, la guerra es nuestra vida, nosotros la inventamos, es nuestra madre.

Ustedes, los de la sumisión, son principiantes.

Y, cuando se trata de pelear con las hordas orientales, con 300 espartanos tenemos suficiente; los nuestros son guerreros

Hay una premisa en el mundo chimpancé:

Jovencito (a) no fastidies los testículos de un macho… a menos que quieras sentir los dientes y las garras. Pero, entonces, si llegas a eso, ya será muy tarde para rezarle a allah, buda, rama o, al baba en turno

El islam (por ejemplo), es muy nuevo, muy inexperto, muy ignorante… no conoce la historia. Por eso se unió a los nazis (que lo hubieran aniquilado por “inferior”). Sigue ciegamente a líderes muy ignorantes; ¿qué “sabio” musulmán ha hecho algo valioso para la humanidad? ¿Cuántos Premios Nobel tiene el Islam?

En lo personal, las creencias me matan, de risa

Y, en medio de esa ignorancia sistematizada por sus líderes fanáticos, tampoco conoce a Occidente; ignora los peligros de despertar a un tigre en reposo, como constataron los japoneses y entendieron, luego del brillo atómico en Hiroshima y Nagasaki.

Y que, las dos guerritas del golfito… fueron ensayo.

Ustedes creían hacer su yihad, nosotros estábamos repasando nuestros viejos textos.

Simplemente ensayábamos, niños.

Sin embargo, aquí en nuestro barrio, hay cosas que deberían ponernos a pensar; cuando un líder mesiánico le quita dinero a la ciencia e investigación, cuando proclama que hay que abandonar lo material y buscar lo espiritual, cuando da lecciones de “moral” que no se le han pedido.

Esas cosas si me inquietan…

        



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