El combate a la desertificación y la sequía
Juan José Agustín Reyes Rodríguez
El pasado 17 de mayo, se conmemoró una vez más “El Día de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía” con diversos eventos virtuales, en donde se reconoció la importancia que cada día adquiere este fenómeno ambiental y sociocultural.
En el ámbito mundial, hubo conmemoraciones sobre la importancia que tiene este proceso de desertificación y sequía, que es causa y efecto del cambio climático y está afectando de manera relevante la vida, no sólo humana sino también de la animal y vegetal. En México estos procesos están asociados a la degradación de las condiciones humanas, principalmente en las zonas rurales lo que ha sido un lastre para el desarrollo del país.
Las acciones de los gobiernos, en sus tres órdenes, así como las emprendidas por diversos sectores sociales para combatir la desertificación, la deforestación, la sequía y en general la devastación de la naturaleza, es un verdadero reto ante la realidad lacerante que estamos viviendo. El evento del cual a continuación hago una breve descripción es importante, que lo conozcan con mayor detalle en sus respectivas plataformas o páginas de cada institución.
“Hay una serie de acciones institucionales y de las organizaciones y universidades que están en la lucha contra la desertificación y el cambio climático. Es necesario que se sumen acciones, recursos y voluntad ciudadana para que se forme una masa crítica que retome los programas que verdaderamente sumen para reducir la deforestación, cambios de prácticas agropecuarias”.
Las necesarias definiciones
Conviene mencionar previamente algunos conceptos sobre el tema. De acuerdo con la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (LGDFS) vigente, define el término
Desertificación como: “La pérdida de la capacidad productiva de las tierras, en cualquier ecosistema”; así mismo define como
Ecosistema Forestal: “La unidad funcional básica de interacción de los recursos forestales entre sí y de éstos con el ambiente, en un espacio y tiempo determinados”; otro concepto que también está definido en ese ordenamiento es
“Degradación: Proceso de disminución de la capacidad de los suelos y ecosistemas forestales para brindar servicios ambientales, así como de su capacidad productiva”; así mismo se define como:
“Deforestación: Pérdida de la vegetación forestal en forma permanente, por causas inducidas o naturales”. Y el espacio geográfico en donde se presentan estos aspectos es la “Cuenca Hidrográfica: Superficie geográfica delimitada por la parte más alta de las montañas a partir de la cual fluyen las corrientes de agua, las cuales se unen y desembocan a una presa, lago o al mar”
El otro término de acuerdo al diccionario es “Sequía: Falta de lluvias durante un periodo prolongado de tiempo que produce sequedad en los campos y escasez de agua”. Se han reconocido diferentes tipos de sequía: Meteorológica, hidrológica, agrícola o hidroedáfica y socio económica.
De los foros virtuales que se desarrollaron, uno de gran relevancia fue “Estrategias de Desarrollo Sostenible contra la Desertificación y la Sequía”, en donde participaron una representante de la FAO, Lina Phol; el secretario de la SADER, Víctor Villalobos; representante del FIDA, Francisco Pichón; del INIFAP, Antonio Turrent; del Tecnológico de Monterrey, Mario manzano; de CONAZA, Ing. Sandoval, y el organizador del evento, el Director General de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), León Jorge Castaños.
Es conocido que el proceso de desertificación tiene causas naturales y atropogénicas. Dentro de las primeras están los ciclos solares que originan todos los cambios climáticos a lo largo del tiempo. Las condiciones nativas que tienen los ecosistemas forestales están determinadas por: los tipos de vegetación; las características edáficas de los suelos (físicas, químicas y biológicas); las condiciones fisiográficas de las cuencas hidrográficas; la latitud, longitud y altitud; la temperatura y el régimen cíclico de precipitación; los terremotos, el vulcanismo y los huracanes, entre otros fenómenos naturales. Estas condiciones han venido modificando la corteza terrestre y los recursos que están en la superficie y en el subsuelo, así como en los océanos.
Con la aparición del hombre sobre la faz de la tierra se iniciaron las modificaciones, conforme fue cambiando de nómada a sedentario, lo que hizo cambiar su espacio inmediato y a ser el actor más relevante de los impactos sobre la naturaleza.
La cubierta verde, es decir la vegetación forestal, que era la condición original, el hombre inició con la recolección y se transformó radicalmente con la agricultura y la domesticación de especies útiles para la alimentación y hábitat de la humanidad. Sin embargo, los pueblos originarios tenían gran respeto por la Madre Tierra y sus recursos naturales, formando parte de sus ritos y tradiciones.
Controversia por el impacto
CON EL CRECIMIENTO de la agricultura industrial y la ganadería extensiva, se inició la devastación forestal en México y en otros países. Desde fines de la década de los 60 y en las décadas de los 70 y 80 se inició la destrucción masiva de ecosistemas forestales, principalmente de selvas altas y medianas, en el sur- sureste del país, con programas oficiales como el Plan Nacional de Desmontes Benito Juárez; el plan Chontalpa, en Tabasco; Uxpanapa en Oaxaca y Veracruz; el Pujal-Coy, en San Luis Potosí; el Plan de Drenaje Tecnificado sobre humedales en Quintana Roo, para señalar algunos de los más relevantes, con los que se destruyeron más de 20 millones de hectáreas, seguramente a estas fechas ya andarán en más de 25 millones. También están recientemente las plantaciones de palma de aceite, que ha creado mucha controversia por el impacto que causan al suelo, a la flora y a la fauna, lo que habrá que estudiar con detalle para comprobarlo. En los ecosistemas de clima templado, la agresión principal está con el establecimiento de huertas de frutales y aguacate, principalmente en Michoacán, Jalisco y Estado de México.
A raíz de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TELECAN) se dio preferencia a la llamada agricultura industrial o comercial, con uso de variedades mejoradas y el uso indiscriminado de biocidas de todo tipo, con un abandono a la agricultura campesina y familiar. De acuerdo con los datos proporcionados por el Dr. Antonio Turrent, en el país hay 25.5 millones de hectáreas de cultivos de temporal y dentro de estas, 8.5 millones de hectáreas es agricultura de ladera con pendientes mayores al 30 por ciento, las cuales carecen de protección contra la erosión. Estos son suelos delgados o ya no hay, sin agua, erodables, que están en pequeñas unidades de producción, lo que las hace más susceptibles a la erosión y a la desertificación. Propone una tecnología de cultivar la milpa intercalada con árboles frutales (MIAP).
Por su parte el Dr. Mario Manzano mencionó que el 53 por ciento de la superficie nacional está en condiciones de aridez. Viven ahí 33.6 millones de personas. La mitad de la superficie agrícola y la tercera parte de pastizales están en las zonas áridas. Los daños que se presentan son, entre otros, una degradación de suelos en 43.56 millones de hectáreas; es decir, el 43 por ciento del territorio nacional, hay fragilidad y vulnerabilidad, mayor evaporación y menor precipitación, impactos sociales y expulsión de 700 mil a 900 mil campesinos cada año. Para mitigar los impactos del cambio climático y de la desertificación proponen diversas tecnologías de captación de agua, como la construcción de bordos, aljibes, techos cuenca, agua entubada, aprovechar los acuíferos y pipas de agua, manejo de aguas de escurrimiento, tratamiento de aguas residuales y salinas.
Deforestación versus desertificación
El Ing. Castaños hizo una reflexión sobre la forma en que la población está consumiendo y produciendo, lo que de alguna manera causa la desertificación. Ha habido un desprecio hacia la naturaleza, desvinculación entre las actividades agropecuarias y forestales, hay desigualdad, migración e impunidad de los agresores a los grupos que defienden sus recursos. La deforestación es precursora de la desertificación. Entre el 2001 y 2018 se han perdido 208,000 hectáreas por año, correspondiendo al 35 por ciento en vegetación forestal de clima cálido húmedo (selvas altas y medianas), 25 por ciento en selvas cálidas secas (selvas bajas) y 17 por ciento de bosques de clima templado y el resto en otros tipos de vegetación. Se maneja un concepto nuevo que es el Manejo Integrado del Territorio, que en otros tiempos yo le llamaba Manejo integrado de Cuencas Hidrográficas, siendo estas las unidades físicas de planeación, manejo y desarrollo. Este concepto permite estar cercano a la gente, con promotorías locales, manejo forestal comunitario, plantaciones forestales y agroforestales, un enfoque multisectorial y el impulso de la estrategia de Reducción de las emisiones por deforestación y degradación forestal y el manejo sustentable de los bosques, conocida como REDD+.
Se está actuando en tres estrategias básicas: 1) Legislativa, incorporando las zonas urbanas arboladas y adecuaciones a la Ley vigente; 2) Hacer una normatividad más clara y trámites más sencillos; 3) Operación para generar o mejorar bienes y servicios; reconversión de las quemas agropecuarias; conservar la vegetación; dialogar con aguacateros, plantadores de palma de aceite y menonitas para cambiar prácticas; ganadería sustentable; manejo de acahuales; controlar las plagas forestales; minimizar la tala clandestina; propiciar el manejo forestal comunitario; gobernanza y empoderamiento de los grupos campesinos.
Por su parte el Dr. Villalobos, señaló que la sequía y degradación causa desastres, como las hambrunas, la mal nutrición, epidemias como las que hemos padecido, emigración rural. La sequía se ve acelerada con la quema de combustibles fósiles, deforestación, sobre pastoreo, pérdida de agua y pobreza. 50 por ciento de los habitantes del mundo viven en pobreza y en zonas secas. El reto de retos para la humanidad es la alimentación de 10 mil millones de personas en los próximos años. De seguirse con las mismas prácticas no será posible alimentar a esa población. El reto es como enfrentar el hambre, la migración y la muerte. La agricultura impacta del 20 al 30 por ciento al cambio climático y al mismo tiempo se ve afectada. Con datos del 2014, en el territorio nacional tenía 55 por ciento de erosión y 71 por ciento combinada la erosión con la degradación.
Para reducir impactos, la SADER está actuando con la coordinación de acciones, mejorar las prácticas agropecuarias, modificar el pastoreo, aprovechar abonos orgánicos, rotación de cultivos, diversidad de especies, protección de la cubierta forestal, captación de agua, labranza de conservación, alternar cultivos. Se requiere de la participación de los productores con cambio de actitud, tecnologías accesibles, cambio de prácticas de quemas, maquinaria pesada, uso de agrotóxicos y otros elementos nocivos.
El Ing. Sandoval, mencionó que la CONAZA trabaja a nivel de cuencas hidrográficas, obras de captación de agua, reforestación, ganadería, piscicultura y plantas medicínales y alimenticias, recuperación de suelos y siguiendo los lineamientos y acciones de la propia SADER, con la que hay congruencia de acciones.
Como podemos ver hay una serie de acciones institucionales y de las organizaciones y universidades que están en la lucha contra la desertificación y el cambio climático. Es necesario que se sumen acciones, recursos y voluntad ciudadana para que se forme una masa crítica que retome los programas que verdaderamente sumen para reducir la deforestación, cambios de prácticas agropecuarias.
Todas la fotos son de la ONU
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