ESFERA HUMANA
ENRIQUE CASTILLO- PESADO
Rodríguez Zapatero en defensa de
trabajadores e inmigrantes
Obras de arte alcanzan cifras estratosféricas
Mientras que uno de los actores más laureados de Hollywood, Morgan Freeman, proyecta su talento en el filme Invictus (nueva cinta de Clint Eastwood (está basada en el libro El factor humano; Seix Barral), José Luis Rodríguez Zapatero acertó al escoger –“para el apartado social de mi plegaria”-- un pasaje del Deuteronomio (“para que no clame contra ti a Jehová y sea en ti pecado”, versículo 24:15, del Antiguo Testamento), en defensa de trabajadores e inmigrantes.
Esto sucedió hace unos días, al final del Desayuno de Oración (léase: 3.500 invitados que abarrotaron el salón del hotel Hilton—Washington, entre ellos más de 100 congresistas y la cúpula de Administración) que celebran los estadounidenses “a mitad de camino entre la ceremonia religiosa y el acto social”, donde también estuvo presente el matrimonio Barack y Michelle Obama; Joe Biden, Hillary Clinton, la senadora demócrata Amy Klobuchar, entre otras personalidades. Zapatero no dudo ni un minuto para citar la Biblia: “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna ciudad de tu país. Págale su jornal ese mismo día antes de que ponga el sol, porque está necesitado y su vida depende de su jornal”. Y luego citó también las siguientes palabras bíblicas: “para que no clame contra ti a Jehová y sea en ti pecado”. Por ende, en su brevísima intervención, Zapatero salió en defensa de trabajadores e inmigrantes.
En el acto, Zapatero advirtió que iba a expresarse en la lengua “en la que por primera vez se oró al Dios del Evangelio en esta tierra”. ¿Por qué cito lo anterior?: al referirme a Morgan Freeman (al escribir las primeras líneas de esta entrega), él interpreta perfectamente al emblemático líder surafricano Nelson Mandela, (dirigido brillantemente por Clint Eastwood), además de elogiar la astucia política del político. Y claro, cuando le preguntaron (en una entrevista que tuvo lugar en un hotel madrileño) que después de toda la generosidad y perdón que derrocha en Invictus, desearía interpretar un papel de malvado. Freeman confesó que “sería ideal. Y hice de Dios hace años, no estaría mal interpretar al diablo”.
ERRORES DE INFORMACION
El Deuteronomio destaca sobremanera entre todos los libros del Antiguo Testamento. Un célebre crítico hispano señala que “no es un código de leyes en sentido estricto, pero sigue siendo una exhortación a recordar el sentido y las exigencias de la Alianza”. Sé que para los creyentes (entre los que me incluyo), la palabra de Dios se debe respetar, ya que el que no sabe discernirla, cae en errores de información y de publicar textos que no van de acuerdo a la palabra de Dios.
Zapatero apunta: “mi plegaria quiere reivindicar la libertad de todos para vivir su propia vida, para vivir con la persona amada y para crear y cuidar su entorno familiar, mereciendo respeto por ello”.
Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto yo (Dios) te mando que hagas esto” (Dt. 18).
CIFRAS FUERA DE SERIE
En forma excesiva, directa e incomprensible, una escultura de Alberto Giacometti –El hombre que camina I-- se vendió en uno de los espacios de la célebre Casa Sotheby’s, por 74.3 millones euros (104.3 millones de dólares) y, por supuesto, desbancó al segundo lugar al Muchacho con pipa (léase: Pablo Picasso), que desde mayo de 2006 tenía el récord en 104.1 millones de dólares
Ustedes se preguntarán el por qué un sinnúmero de obras de arte de infinidad de artistas mundiales y plurales han alcanzado cifras fuera de serie en el mercado del arte. Fueron los coleccionistas europeos (uno de ellos, Von Thyssen), norteamericanos, japoneses y uno que otro mexicano, los que en sus ofertas y pugnas en subastas (la misma Sotheby’s, Christie’s y por qué no, Louis C. Morton de México), lograron que el arte alcanzará cifras estratosféricas. Si artistas como Van Gogh, Modigliani, Tintoretto, Velásquez, Henri Toulouse Lautrec, entre muchos más, si hubieran imaginado los precios que han alcanzado sus obras, ¡se volverían a morir¡
Y claro: con la crisis mostrando aún todavía sus debilidades y en momentos en que ninguno se atrevería a confirmar que los primeros síntomas de recuperación económica mundial van a ser eternos, el mundillo del arte se ha vuelto a comportar a su manera. Giacometti realizó durante los años sesenta más de 45 versiones de ese hombre que camina y, al final, escogió sólo dos y destruyó los demás trabajos. La pieza se modeló en bronce en 1961, y no es única, como señalan algunos críticos.
La noticia de este fantástica venta de esta singular obra de Giacometti, desencadenó nuevamente el inevitable debate sobre si la reciente época de vacas flacas en el mercado del arte internacional “es ya historia” o si, por el contrario, lo de esta venta fue sólo un ¿mero espejismo? ¿Querrán coleccionistas como Carlos Slim, Juan Antonio Pérez Simón, Eugenio López, Ortiz Monasterio, Landucci, Arango, Rivero—Lake, Burillo, Cuevas, Julio Serrano Segovia, Arnaldo Coen, Oscar Román, entre otros mexicanos, emular lo que pagan por obras de arte otros de sus colegas?
Lo que si parece imponerse como corriente es la querencia de los inversores por trabajos de los que ya no están con un sólido prestigio detrás. Volviendo a Giacometti, su pieza forma parte de una edición de seis. Existen tres piezas semejantes que están ubicadas actualmente en museos como el de Buffalo (Nueva York), Saint—Paul de Vence y Pittsburgh. Aún así, durante lo que debieron ser pocos minutos pero eternos, varias personas pujaron por la escultura, hasta que --¿cómo siempre?-- un desconocido se la llevó por esa cifra que produce escalofríos. John Berger apuntó (cuando hablaba de Giacometti) que su obra reflejaba “la fragmentación social y el individualismo maniaco de la última intelligentsia burguesa”.
Y nosotros preguntamos –en posición lírica--: ¿si tanto se ha pagado por esa obra de arte, igual ha sido porque confirma que, a pesar de todo, hay un hombre que continúa caminando?
Alberto Giacometti ni siquiera era ya el artista que se bate en retirada. Era el artista que considera a la sociedad irrelevante. Y hasta la próxima ¡abur!
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