El Patrimonio Intocable de la Humanidad
LA TERCERA GUERRA
MUNDIAL POR EL ORO AZUL
Kevin NORTON
- Todo apunta hoy a una lucha cerrada y encarnizada por el vital líquido.
- El mundo tendrá un nuevo Armagedón por el dominio del recurso más preciado y aparentemente abundante del planeta.
- En África está uno de los detonadores, y al parecer ya se activó.
Ya no es nada nuevo ni sorprendente que los especialistas y los líderes mundiales señalen al agua como el motivo central de la tercera conflagración mundial, tomando el lugar de los energéticos derivados del petróleo, las religiones, el oro o los espacios vitales; desde hace décadas se viene previniendo sobre los puntos clave que giran en torno al vital líquido, uno de los cuatro elementos que conforman la vida en el planeta: su consumo elevado (desde 1900 a la fecha, este se ha multiplicado diez veces), la explotación irracional, los daños graves que le ocasiona el hombre con su tecnología y la cerrada lucha, cada vez más violenta, por la posesión de las zonas y regiones con mayores recursos acuíferos del mundo.
Al decir de muchos expertos en geopolítica y ecología, la guerra por el agua ya inició y se está convirtiendo en la bolita de nieve que formó un alud, en la pieza de dominó que derribará al resto. De acuerdo a la científica Claire Köenig, para la UNESCO, el agua será el tema central de una gran crisis mundial para el año 2020 (nosotros creemos que ya lo es). El ejemplo más claro e ilustrativo de esto es lo que está sucediendo en África, un continente flagelado por tantos problemas al que se le suma este, el del vital líquido que permite la existencia del ser humano, su sociedad y su cultura. Por un lado tenemos la pérdida de mantos acuíferos por causas naturales y humanas (sequías), por el otro, la posición de poder para detentar el uso y dominio de este recurso natural que está sustituyendo, de manera irremediable, a otros.
¿EL RÍO NILO SERÁ LA MECHA?
El factor tiempo se ha agotado en este asunto y ahora las naciones de occidente y de oriente se encuentran en el vértice de la confrontación a causa del dominio del agua, un recurso que será el nuevo patrón que rija la vida mundial. El desaparecido presidente egipcio Anwar Sadat fue premonitorio cuando en 1979 dijo: “El único asunto por el que Egipto entraría a una nueva guerra sería por el agua…” La prueba de que esta guerra ya está en sus primeros escarceos la encontramos en la región de África que abarca a diez naciones que dependen de las aguas de la extensa cuenca del río Nilo: Egipto, Sudán, Eritrea, Etiopía, Uganda, Kenia, Congo, Tanzania, Burundi y Ruanda (además de una onceava que sería República Centro Africana), países que se dividen, enfrentan, alían y discuten por la explotación, disposición y acceso directo sobre las aguas del gran río y sus afluentes.
Las cifras son impactantes: la cuenca del Nilo es de una extensión de 3 millones de kilómetros cuadrados (cubriendo el 10% del continente africano) y dependen directamente de sus aguas unos 160 millones de habitantes, en tanto que las suma de la población de las naciones inmersas en este asunto alcanza más de 360 millones de seres, misma que se duplicará gravemente para el año 2025.
La soberanía y disposición, por derecho histórico de las aguas del Nilo, son detentadas por Egipto, y al decir del experto Ahmed Aly, en un antiguo tratado internacional que se llevó a cabo en los años cincuenta del siglo pasado (aunque omite otro más anterior de 1929 firmado con Gran Bretaña), Egipto, nación que detenta la mayor parte del río, estableció junto con Sudán la prohibición de que el resto de naciones regadas por el segundo río más grande del orbe puedan realizar proyectos en torno a este, porque “afectarían las cuotas de agua” de ambas naciones.
Lo anterior provoca que el resto de las naciones africanas que reciben las aguas del Nilo y sus afluentes, no puedan realizar proyectos hidroeléctricos y de almacenamiento de agua para su abasto interno, creando una situación de posible conflicto con Egipto y Sudán, la cual, hasta ahora ha sido controlada a través de algunos tratados y negociaciones entre los países involucrados; pero para muchos expertos y observadores internacionales, ya sólo es cuestión de tiempo para que la tensión se desborde y el intervencionismo de las grandes potencias aproveche la coyuntura para “acarrear agua a sus molinos”, es decir, beneficiándose con la guerra por el agua y la venta de armas, el mejor negocio después del narcotráfico. Otro ejemplo de estas tensiones que pueden derivar en guerra es la pésima relación entre los gobiernos de El Cairo y Addis Abeba, los que por mucho tiempo han tenido fricciones por distintos motivos y ahora aumentan a causa del agua.
Otro factor de riesgo es lo sucedido, en años recientes, en las regiones de Kfar Sheij, al norte del país, y en Asyut, a orillas del Nilo, en donde a la escasez del líquido y el consiguiente aumento de su costo de adqisición, se ha adicionado la pésima calidad de este y el consiguiente daño a la salud de gran número de habitantes. Aldeas como Dusuk y Dekerness en Kfar Sheij están sufriendo esta crisis al igual que las de Qawsiyya, Mafalut y Dayrut, en Asyut o las villas y aldeas de Sohaj, en donde se ven obligados a beber directamente del río Nilo después de que los manantiales se contaminaran con aguas residuales, causando diversas enfermedades estomacales en buen número de pobladores.
TODOS VOLTEAN LA CARA HACIA ÁFRICA
Y por si lo anterior fuera poco, tomemos en cuenta que naciones como Israel y China han venido manifestando un especial interés en el Nilo, a sabiendas de que tan sólo Egipto depende al 90% de sus aguas y que se calcula que para el 2016 este país estará en la lista de naciones con gran escasez del líquido. Israel a causa de su enorme déficit o carestía de agua a causa del clima, la geología y su clima, factores que se han complicado más por el desarrollo industrial, demográfico y agrícola. China, por múltiples razones que desde principios del siglo XXI, la tienen verdaderamente preocupada y amenazada en relación al agua: Tan sólo en el 2005, unos 700 millones de chinos bebía agua contaminada y la cifra va en aumento; 96 millones de campesinos no tenían acceso al agua potabilizada y dos tercios de las 600 grandes ciudades chinas padecen escasez de agua (135 de ellas en grado crónico).
EGIPTO: UNA POTENCIA ÁRABE
Esta nación es una potencia del mundo árabe con sus 78 millones de habitantes, lo que representa casi un tercio de la población de habla árabe. Y en diversas ocasiones, sus presidentes han lanzado mensajes amenazadores a sus vecinos como Etiopía, Sudán o Eritrea en el sentido de que, de ser necesario “moverán a sus tropas para defender su soberanía sobre las aguas del Nilo”.
En este punto, el presidente etiope Meles Zenawi, ha comentado a nivel internacional respecto a esas advertencias egipcias en torno al Nilo, agregando que en efecto, Egipto tiene tropas especiales entrenadas para los combates en zonas selváticas, dejando entrever que están dispuestos a enfrentar una guerra con las naciones vecinas que tienen una geografía con amplias zonas de jungla.
ÉUFRATES-TIGRIS: OTRO DETONADOR
En efecto, el asunto del uso y disposición de las aguas de los históricos ríos Éufrates y Tigris, también se está constituyendo en un peligroso detonador de guerra por el agua, involucrando los intereses nacionales de tres naciones importantes: Turquía, Siria e Irak, especialmente porque la primera de éstas naciones detenta el predominio sobre las aguas de esos ríos frente a los derechos y exigencias de Siria e Irak, con lo que consecuentemente se ha creado un estado previo a un conflicto mayor.
MEDIO ORIENTE TAMBIÉN
De acuerdo con el profesor Zoltan Grossman, la cuenca del Jordán s otro punto estratégico que puede detonar otra guerra por el oro azul: el agua. En esta zona del planeta, los países inmiscuidos son Israel, Libia, Siria, Jordania
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