¡GOOOOYA!
La UNAM: esencia y presencia de
México y de Latinoamérica
J. ALBERTO ESPINOSA RUIZ
A 100 años de haberse fundado oficialmente nuestra querida Universidad Nacional Autónoma de México, ha tenido una larga trayectoria de éxitos, de grandes frutos y de merecidísimos lauros a nivel nacional e internacional; pero también ha sido el campo de batalla de una sociedad compleja y partícipe de la dinámica historia contemporánea, a pesar de su vieja estirpe pontificia y virreinal.
Nuestra alma mater siempre ha parido hijos brillantes, buenos mexicanos y hombres y mujeres comprometidos con su sociedad y su tiempo; ser universitario es un muy especial sentido de pertenencia, una valiosa forma de identidad dentro de otra: la mexicana. Pero también han surgido desde su seno hombres y mujeres de controversia, aves tempestuosas, seres polémicos que, al igual que los demás universitarios, allí abrevaron sus conocimientos, allí nutrieron sus ideas, para bien o para mal. Lo anterior no es más que la prueba irrefutable de que la UNAM es el campo de cultivo de las artes, la ciencia, la tecnología, la investigación y la cultura toda, pero también es el campo de batalla, de prueba y ensayo de lo que ha sido, es y será nuestra nación.
Nuestra Universidad Nacional siempre ha sido el más alto bastión educativo, pero también una institución en cuyo seno pervive la esencia de una mexicanidad que no acaba de conformarse, de un latinoamericanismo que aún le falta concretarse, pero que siempre están latentes, siempre están vivos. Sería interminable la lista honoraria de universitarios y universitarias distinguidos, seres humanos que desde las entrañables aulas salieron a la vida para dar lo mejor de sí y ejercer con pasión, orgullo y habilidad lo bien aprendido.
Hoy, a un siglo de su nacimiento como institución educativa del más alto nivel, sus incontables páginas históricas sin el recuento vivo e imborrable de épocas de gloria, de caos, de agresiones, de lucha interna, de supervivencia, de choque de intereses, de una batalla por su autonomía, de los jaloneos por su dominio, del éxito académico, científico y deportivo; de ser el mayor y más fuerte baluarte de la cultura mexicana y de América Latina, sin olvidar que en su calidad académica de universidad lleva su gloria y prestigio: universal.
Mucho se ha dicho y escrito en torno a la Universidad Nacional, a favor y en contra, se le ha hecho apología incontable y diatriba numerosa; ella es orto y ocaso, luces y sombras, es tantas cosas y sin embargo allí permanece, luminosa, firme, grande, prolífica y gloriosa como su frase lema: “Por mi raza hablará el espíritu”. Gracias por lo que nos ha dado, por lo que significas y porque los de la numerosa hermandad azul y oro siempre te llevamos y llevaremos en nuestro corazón, junto con las cosas más queridas, con los seres más amados.
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