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“No son las bajezas de los hombres las que son innobles,
sino la forma en que saben hacérselas perdonar”. JEAN ROSTAND
¡No empujen!
Cuanta razón tenía el desaparecido actor y locutor argentino arraigado en México, don Raúl Astor, cuando realizaba sus programas cómicos a base de sketches al más puro estilo Televisa, especialmente cuando produjo la serie “¡No empujen!”, en la cual nos machacaba el cerebro con esta sugerencia-prohibición, misma que entonces era el slogan quid del programa y nos caía peor que una cos en salva sea la parte. Hoy, viviendo como hormigas hacinadas y neuróticas, en donde todo mundo, sin excepción, empuja y pelea para sobrevivir en lugares públicos, llámense transporte, estadios, escuelas, plazas, etc., surgen con fuerza en nuestra mente esas palabras de “no empujar”, pues ese acto cotidiano es la causa de miles y miles de pleitos callejeros, de broncas campales, de agresiones entre víctimas y victimarios, fuertes y débiles. Urge hacer conciencia de que ya nos tocó vivir aquí y no tenemos muchas opciones que digamos como para poder cambiar a sitios más pacíficos y menos habitados. ¿Por qué no comenzamos con proponernos hacer menos difícil y violenta nuestra cotidianeidad, realizando actos voluntarios de civilidad, caballerosidad, amabilidad y de solidaridad? Todos vamos en el mismo barco urbano y parecemos empeñados en convertir a esta jungla de asfalta en tierra de nadie. Finalmente poner algo de nuestra parte en lo individual se podrá convertir en ejemplo e imitación colectiva. ¡Bueno, eso pienso yo!
Leña del árbol…
Ya parece una moda medio mamona y de muy mala leche la de lanzarse sobre una personalidad pública que comete un yerro en el que demuestra su débil estructura educativa; ya le pasó al señor Fox, ahora a Peña Nieto, Ernesto Cordero y otros más, cuya actividad de imagen pública les pone como pollitos en el rosticero. Claro que se deben señalar los errores, faltas y yerros de quienes suponemos bien educados en escuelas de altísimo octanaje social, pero de eso a exagerar hasta el escarnio, la burla y la incidia hay un buen trecho que marca la diferencia entre la crítica positiva, constructiva y necesaria, frente a la malintencionada y meramente oficiosa que solo sirve para la vulgar chacota. El que gentes de alto nivel en la opinión pública cometan tales traspiés y exhiban su pobreza cultural, es para preocupar a la sociedad por las aspiraciones que estas personalidades tienen para ocupar puestos claves en nuestra estructura nacional, pero de eso a ejercer el escarnio barato, la chunga chafa hay que pensarlo mejor.
Transculturación chafa
Es cosa común observar a diario y en todas partes de México, la enorme e inevitable influencia negativa de la llamada transculturización yanqui, gabacha, estadounidense o norteamericana; claro que esto no tiene nada de nuevo, sin embargo es en las últimas décadas del siglo pasado y lo que va de este, en donde constatamos tácitamente, sobre todo en el modo de vestir, como los cánones de la “moda estadounidense” se ha impuesto en nuestra gente con un toque muy especial que le hace muy “a la mexicana”: la fodonguez, el pésimo gusto yanqui llevado a niveles superlativos de espantoso. A diario es estampa común ver a nuestros regordetes y llenitas viandantes muy a la “confortable moda gabacha” que consiste en pantalones de mezclilla deshilados, playeras con mil impresiones, gorras, tenis y mil chimistretas más que ya son parte de la moda en el vestir gabacha, lo que ya, de suyo, es sinónimo de mal gusto y que nuestros jóvenes (y otros no tanto) han adoptado como suyos, agregándole el plus del empeoramiento. Ni hablar, en gustos se rompen géneros y necesidades.
Dosis de Risaterapia
Mensajes
Un hombre manda su ropa a la lavandería y pone una nota:
- Por favor, usar más jabón en mis trusas.
Cuando va a buscarla se encuentra otra nota que dice:
- Use más papel de baño cuando defeque.
Diagnóstico
Un tipo es atropellado por un camión y lo llevan al hospital; al llegar su mujer pregunta: -¿Doctor, como se encuentra mi marido? A lo que el galeno le contesta: -Muy bien señora, del ombligo para arriba no tiene ni un rasguño, está en perfecto estado –
¡Gracias a Dios! ¿Y del ombligo para abajo?
– Aún no he podido diagnosticarlo, todavía no me traen esa parte.
De padre a hijo
Padre - A ver M’ijo, venga, déle un besito al que le dio la vida… Hijo: -¡Uy no papi, mejor en la mejilla!
En esta ocasión ilustramos esta colaboración con obras de la página norteamericana Worth 1000.com, en donde de manera colectiva participan diferentes creadores y artistas del mundo y tienen un distintivo toque satírico.
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