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XL Certamen Nacional de Periodismo Hoy la información es el delito, y no los hechos que ahí se denuncian...
CELESTE SÁENZ DE MIERA
Secretaria General del Club de Periodistas de México, A.C. y Patrono Presidenta de la Fundación Antonio Sáenz de Miera Fieytal I.A.P.
Estamos festejando el sesenta aniversario de que don Antonio Sáenz de Miera Fieytal fundó este certamen, el más antiguo en América, que como saben, nació entre periodistas, por periodistas y para periodistas; que vive y vivirá por ser política y económicamente independiente; es por eso la convocatoria, convocatoria que del 1º. de noviembre de 2009 al 31 de octubre de 2010, recibió 7,902 trabajos y propuestas, tanto nacionales como internacionales. ¡Gracias! Gracias por la confianza, misma que se da seguramente por la consistencia ética que caracteriza este evento. ¡Gracias al honorable jurado calificador por su empeño, compromiso y vocación periodística!
Detrás de nosotros y delante de nuestro corazón está la nómina de los que se fueron, ellos estarán siempre aquí, como imagen viva de las víctimas del mismo sistema que desde hace treinta años se hace cargo de que caigan. Son los periodistas caídos; son los que, mejor dicho, han sido ejecutados, es el saldo de la ignominia que ahora se ha multiplicado; ausencia que cargamos como una lápida, pero, paradójicamente, es un peso que nos impulsa, que nos empuja y que empuja la conciencia colectiva del gremio por exigir y preservar lo que es un derecho, aunque haya quienes crean que son una dádiva la libertad de expresión y el derecho a estar bien informados de manera plural. A los que ya no están, y sin embargo, esa misma ausencia les dio la permanencia, permanencia que se da gracias a quienes son congruentes con la historia. Por ellos y para ellos pedimos nos pongamos de pie y demos un aplauso, un aplauso a quienes nos han sido arrebatados, han sido arrebatados a la sociedad y cuyo crimen permanece impune. ¡Un aplauso por favor!
Actualmente el poder del dinero se convierte en catalizador y determinante de lo que llamamos sofisticación de la censura, pues impera la idea de que el dinero hace que un periodista calle, que diga lo que el dueño de ese dinero quiera, que se imponga la autocensura por temor a las represalias, físicas o mediáticas, a los amagos, a la descalificación de que son objeto medios calumniados, difamados, y el infundio propalado en su contra para que dejen de decir la verdad. Que no se nos olvide que compete al legislativo y al ejecutivo, y aquí reenviamos el mensaje de que tienen una deuda con la sociedad: la de legislar para que el dinero que es público permeé y auspicie la libertad de expresión y el derecho a la información de todos, y de manera plural, que no esté tomado por las manos de quienes lo manejan para privilegiar a medios “a modo”, mediante este perverso manejo, que secuestra la viabilidad de un factor fundamental para la verdadera democracia.
Para muchos, este fue el año de la no información; parece curioso, extraña al oído, pero estamos saturados de periódicos, revistas y espacios electrónicos, hay un sinfín de cadenas y medios transmitiendo noticias, pero sus contenidos son contradictorios, informaciones en sentido opuesto, cuyo resultado nos hunde en un mar de profunda confusión.
Es preciso establecer una real y respetuosa jerarquización de los voceros oficialistas que procesan lo que el poder y el metapoder les dictan y piensan que creemos lo que pretenden implantar como verdad universal; en contraste, están los periodistas investigadores de campo que dejan la vida por lograr una información más apegada a los hechos y que en muchas, muchas ocasiones, ni una mención logran. Tengamos siempre presente que la única verdad, es la verdad de todos.
Por lo anterior, no olvidemos nunca el objetivo del verdadero periodismo, que es el vínculo con lo social. El ser tejedores de la urdimbre que se requiere para evitar que se hunda más este país, urdimbre de palabra y pensamiento, congruentes una con el otro, y consecuentes con la realidad; hoy la información es el delito, y no los hechos que ahí se denuncian, el mundo al revés deliberado; los hechos no se castigan por ignominiosos que sean, y los que denuncian esos hechos, son tratados, a su vez, como delincuentes. Ver, pensar y decir es delito, y el delito se disfraza de virtud; ¿se podrá seguir mintiendo? Corremos el riesgo de que el Big Brother virtual, con las redes sociales y con una realidad que se nos arroja a la cara día con día, nos rebase. No seamos simuladores de mascaradas que finalmente caerán por su propio peso, porque la verdad se abre paso ella misma y es la que nos hace libres.
Amigos todos, es en este contexto que, a nombre del club de periodistas de México, de sus delegaciones nacionales e internacionales, y de su brazo académico y asistencial, la fundación Antonio Sáenz de Miera Fieytal, I.A.P., y en presencia de doña avecita López Mateos, hija del presidente caballero, hacemos un homenaje a don Adolfo López Mateos, presidente de México de 1958 a 1964; agradecemos y reconocemos las obras buenas que perduran, las semillas que sembraron hombres como él, y que generan frutos que alimentan y nutren la solidaridad humana.
En estos espacios donde nos encontramos, viven, es su hogar, periodistas que han encontrado su refugio en esta casa, en la posada del periodista. Muchos de ellos encuentran hospitalidad acá después de haber sido perseguidos u olvidados, gracias a la idea y empeño de hombres grandes, grandes mexicanos que amaron a México como don Adolfo López Mateos, quien desde la presidencia de la república, reconoció el papel fundamental del gremio periodístico y entregó esta casa al club de periodistas de México.
Recordemos algunas de las frases que ante la prensa pronunciara el presidente caballero; él decía del sentido público y no privado de la información lo siguiente, cito textual: “la prensa tiene una función de carácter público, no es actividad privada, tampoco gubernativa, es una función pública, que es la más alta expresión de la democracia, pues constituye la fuente nutricia en donde diariamente el pueblo encuentra su orientación y el gobierno su inspiración”. De la libertad de prensa, pensaba: “la verdad requiere de la existencia de una prensa libre; la prensa libre sólo es justificable cuando se pone al servicio de la verdad”. Y citaba al ex presidente Jefferson, le gustaba hacerlo, textual: “estoy encantado con la continúa censura que los periódicos ejercen en contra de mi administración, porque si entre todas las violencias que la pasión dicta, se encuentra una verdad, yo, yo la aprovecharé”…
Desde esta nuestra casa, desde el “Templo de la libertad”, como es catalogada nacional e internacionalmente esta ágora pública: ¡Que viva Adolfo López Mateos! ¡Que viva la palabra al servicio de la patria! ¡Que viva México!... ¡Gracias!{vozmeend}
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