Edición 256 |
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Maravillosas marchas:
Cero resultados
PEDRO ECHEVERRÃA V.
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1. Estamos los mexicanos “hasta la madre†de los malos gobiernos, de la pobreza y la miseria, pero también que nuestras movilizaciones -en 50 años he asistido a unas diez mil en el DF y diversas entidades. Después de tres horas de desahogo, regresemos a nuestra casita a ver la TV y al otro dÃa, buscar lo que se publicó. Y la gente ya está acostumbrada porque son “dos o tres horitas†que bien pueden servir de jolgorio, para saludar a los amigos, asà como de paseo con los niños. La combatividad es cada vez menor, sobre todo cuando los organizadores buscan reprimir a los jóvenes con pasamontañas, que pintan paredes y llevan las pocas consignas radicales. Si estas marchas no llevan mantas, carteles y consignas muy claras -que ayuden a desarrollar la conciencia de lucha- se convierten en simples paseÃllos para escuchar a lúcidos oradores. A los gobiernos, en vez de ponerlos nerviosos, les provoca risa y burla.
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2. ¿Qué hacer entonces después de sufrir una represión, un encarcelamiento, un asesinato, o cuando el gobierno quiere imponer privatizaciones y leyes evidentemente injustas? De inmediato nuestra reacción casi sin pensarla, nuestra justa protesta defensiva como son el 99 por ciento de las protestas a las que el gobierno nunca hace caso. Pero lo importante es la organización de consejos, comités o coordinaciones de lucha que analicen y aseguren coordinación con fuerzas paralelas organizadas para pasar a las siguientes manifestaciones. Hay que hacer que la gente continúe batallando hasta lograr su objetivo –que no puede ser una simple audiencia, sino la solución del problema- para que la gente deje de pensar que son paseÃllos “de dos o tres horitasâ€. Para que los gobiernos no se burlen de nosotros hay que preparar bloqueos de calles y avenidas. (En el Gran Buenos Aires se bloquean las “rotondas†o glorietas donde convergen muchas calles.)
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3. Me tocó vivir la experiencia de los Piqueteros del MTD en enero de 2002, cuando bloquearon por más de 15 dÃas la rotonda de Pasco y las cinco calles que allà cruzaban. Incluso una distribuidora de carnes bovina y porcina, para sacar diariamente su mercancÃa, tenÃa que entregar decenas de kilos de carne para el consumo del campamento de los 500 trabajadores sin empleo que reclamaban trabajo y planes de inversión. Todos los dÃas y horas salÃan los trabajadores en comisiones y a reuniones con otras decenas de bloqueos de avenidas y rotondas. En México se bloqueó Reforma, Juárez y Madero por unos dÃas y nunca más se volvió a ocupar porque los medios de información hicieron alharaca. Por eso nuestras manifestaciones no parecen ser en serio ni nuestros bloqueos bloquean nada. Recuerdo que en Mérida nuestras marchas se ponÃan a la orilla de las calles, hasta que los oaxaqueños nos enseñaron a bloquear las calles durante la marchas.
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4. Cuando hemos ido a las protestas contra reuniones internacionales, visitas yanquis o informes de gobiernos, nos frenan con cordones policÃacos y del ejército quedándonos muy contentos y, aunque nuestro contingente sean de miles, decenas o cientos de miles, nada hacemos para cumplir con nuestros objetivos. Asà los gobiernos se burlan porque saben ya que basta con unos cuantos soldados, algunos caballos, perros y gases lacrimógenos, para acabar con cualquier protesta. Hoy las reuniones las organizan los gobiernos asesinos en lugares claves donde pudieran estar por lo menos a un kilómetro de las protestas, por eso los altermundistas han tenido la obligación de pensar en cómo convertir las ciudades sedes en batallas campales con las fuerzas fascistas del orden. En Monterrey nos aislaron en enero de 2004 a un kilómetro de la reunión de la Fundidora, pero les tiramos una camioneta de perros muertos y podridos a los soldados, los hicimos moverse y avanzamos.
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5. El pueblo está “hasta la madre†y la obligación de quienes están junto a él es la búsqueda de alternativas que lo ayuden a su liberación. Nadie aprende sólo con consejos y escuelas de cuadros, los más aprenden en la lucha, en las confrontaciones; la experiencia de Mao fue clara: “práctica, teorÃa práctica†o, por otro lado, “Sin teorÃa revolucionario tampoco puede haber movimiento revolucionarioâ€. Si la gente sale a la calle es un buen paso, pero hay que hacer que dé el segundo y el tercero; no permitir que dé pasos atrás y vuelva a la televisión si nuestras batallas son serias. No es cierto que “la gente no está preparada, que tiene miedo y hay que esperarâ€. Llevamos décadas diciendo lo mismo, repitiendo lo que la burguesÃa nos ha enseñado. Yo mismo, quedé con la boca abierta cuando cinco mil indÃgenas sin escolaridad irrumpieron en 1994 en San Cristobal con el grito de abajo el TLC y el mal gobierno.
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6. Los procesos electorales están bien, pero hasta ahora -desde que se iniciaron en 1824 a los tres años de firmar el inicio de nuestra independencia- sólo han servido para dar esperanzas democráticas que nunca se han concretado, aunque cada cuatrienio o sexenio se diga que “que ahora sÃâ€. ¿Qué hubiese pasado si la pinche burguesÃa no hubiera inventado la llamada reforma polÃtica de 1977 que dio a los partidos de izquierda y derecha cargos de elección, gigantescos salarios, subsidios al por mayor y las pantallas de la TV? Pues quizá la caldera hubiese estallado porque la población habÃa dejado de votar, no creÃa en nada y las huelgas obreras y movimientos campesinos crecÃan cada vez más. Pero la burguesÃa -siempre mucho más inteligencia que la izquierda- estudió la situación y entendió que esa reforma polÃtica reyesheroliana y lópezportillista, serÃa histórica y cambiarÃa totalmente a su beneficio la situación, tan como sucedió.
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7. Estamos “hasta la madre†porque a los trabajadores nos han dado en la madre desde hace siglos. En octubre y noviembre de 2008 los profesores de Morelos salieron a las calles, instalaron su plantón y fueron la avanzada de las luchas por la democracia y la independencia sindicales, pero cometieron el error de bajarle a la lucha y fueron vÃctimas de persecuciones y encarcelamientos por el gobierno panista de la entidad. Esto, y mil experiencias más, demuestran que nuestras luchas tienen que ser clasistas, es decir, que no deben confiar ni un ápice en la burguesÃa. Las manifestaciones deben siempre estar preparadas para responder a las fuerzas represivas y no convertirlas en un dÃa de campo. Necesitamos hacerlas más combativas, más radicales y llenas de mensajes polÃticas; sobre todo transformarlas en plantones que cada dÃa se extiendan más hacia los grandes centros de poder capitalista.
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http://pedroecheverriav.wordpress.com
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