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Cousteau... por el Arc de Triomphe
RAMI SCHWARTZ
¿A Custeau?... También, por el arco del triunfo. Total, semos mexicanos, los más fregones del mundo, por eso estamos como estamos y vamos hacia donde vamos, a la fregada por ser tan fregones. Y por eso, cuando uno verdaderamente fregón nos viene a decir algo, a enseñar cualquier cosa, cuando se enamora de nuestro país y decide hacer un proyecto entre nosotros, lo fregamos, porque somos más fregones.
Y si no, vean las cuentas bancarias de nuestros, políticos, narcos, grandes empresarios y compárenlas contra otros que se dicen chingones en otros lados. ¿Donde están los millones de Cousteau? a ver si tan fregón era…
Jacques-Yves Cousteau, un grande entre los grandes. Inventor del tanque de buceo como lo conocemos, con un cilindro y un regulador de aire que entrega el oxígeno cuando el buzo lo demanda a presión ambiental. El llamado Aqualung o pulmón acuático, que permitió al ser humano comenzar a explorar el fondo del océano, fue el invento que aseguró a Cousteau un lugar en los libros de historia. Pero fue su carrera paralela, como explorador, filántropo en favor de los mares, realizador de documentales y ambientalista, su verdadero regalo a la humanidad. Grande entre los grandes, Cousteau estaba enamorado de los mares de México, que los conoció y documentó como ningún otro. Como mexicanos nos sentimos orgullosos cuando escuchamos su frase que el Golfo de Cortés es el acuario del mundo. Pero a la hora de hacer lo que Jacques Cousteau sugirió, a lo que nos comprometimos con él y su organización, cuando las carretadas de millones de dólares están ahí, listas para ser tomadas por los políticos y empresarios corruptos, no hay ambiente que valga, no hay palabra de honor aún empeñada esta a uno de los inmortales de la humanidad.
Corría el año de 1990 cuando en un acto sin precedentes en el Museo de Antropología se firmaba ante los ojos de México y el mundo el Plan Maestro par a el Desarrollo Turístico Ecológico de las Costas del Estado de Nayarit, un proyecto que prometía cambiar completamente el curso del desarrollo del estado de Nayarit y de la Bahía de Banderas, la mayor y más rica del mundo. Ante empresarios, autoridades y líderes indígenas de la zona, una convocatoria sin paralelo en México, la Sociedad Cousteau, el Centro de Humedales de la Universidad de Florida y el gobierno del estado de Nayarit llegaban a un acuerdo que garantizaría el desarrollo sustentable de la zona y el respeto al medio ambiente.
Como testigos de honor firmaron el acuerdo Jacques-Yves Cousteau que veía así realizado uno de sus sueños, conservar la belleza natural de los mares que el tanto amó, el licenciado Miguel Alemán Velasco, el historiador Gutiérre Tibón, el escritor Homero Aridjis, presidente de la organización ambientalista Grupo de los 100, y Julio Galicia, jefe de la tribu cora.
¿Y qué pasó? A ver, si no puede adivinar le doy unas pistas… dinero, mucho dinero, políticos mexicanos husmeándo negocios, desarrolladores sin escrúpulos, políticos corruptos, funcionarios ineptos; más dinero, tierras a precio de regalo, información privilegiada y planes de desarrollo municipales y estatales a modo de los nuevos terratenientes que compraron hectáreas y hectáreas junto al mar a precio de remate. Resultado… ¿la Sociedad Cousteau y la Universidad de Florida se creían muy fregones no?. Pues aquí toparon con los verdaderos chinguetas y el Plan Maestro para el Desarrollo Turístico Ecológico de las Costas del Estado de Nayarit se convirtió en el plan maestro para asegurar el futuro de unas cuantas familias por lo menos 10 generaciones (Miguel Alemán ya va en la cuarta, igual que Lázaro Cárdenas) y a los mares de los mexicanos y de Cousteau, pues que se defiendan solitos que están muy grandes. Hoy la Bahía de Banderas es un cochinero, un basurero, va que vuela a convertirse en un Acapulco. Las ballenas que anteriormente se divisaban desde la costa ya no se acercan a nadar en el mar de excremento, no se construyeron las plantas de tratamiento ni se recicló el agua como se había acordado, no se respetaron los manglares ni la densidad de población ni el número de habitaciones, no se construyó vivienda ni escuelas para los empleados de los hoteleros; en fin, todas y cada una de las disposiciones contenidas en el acuerdo firmado hace treinta años, hoy son letra muerta, una anécdota más en la historia contemporánea de México que se puede resumir en una sola palabra, corrupcion.
Se realizaron trabajos y estudios únicos, en los que por primera y última vez el grupo Cousteau asesoró un proyecto de tal magnitud, recibió una enorme atención de parte de los medios internacionales y nacionales y se creyó, tontamente, que la continuidad y seguimiento de resoluciones tan positivas quedaba asegurada con la talla moral de un hombre como Cousteau que murió comprendiendo muy bien a los peces, pero poco a los perros mexicanos y éstos bailan con dinero. Hoy quienes participaron en el proyecto recuerdan con tristeza todos los esfuerzos realizados, los estudios, las campañas, las visitas, todo el esfuerzo y la esperanza puesta en un proyecto tan prometedor que a los ojos de cualquiera ya no podía tener marcha atrás, hasta que llegaron los fregones políticos a fregarse todo.
Los culpables y los beneficiarios de todo esto tienen nombre y despachan en grandes oficinas, Celso Humberto Delgado Ramírez, Rigoberto Ochoa Zaragoza, Antonio Echevarría Domínguez, Ney González Sánchez, los prestanombres de ellos, sus secretarios de desarrollo, los regidores municipales, los secretarios de estado en turno, Guillermo Jiménez Morales, Julia Carabias, Alberto Cárdenas por doble partida, como gobernador de Jalisco y secretario de SEMARNAT, los demás secretarios de Semarnat en t urno y en general todos los involucrados (Fonatur, Sectur, Consejo, Nafinsa, Banobras, toda la basura que ya estamos acostumbrados) y algunos por rateros otros por negligentes, unos más por displicentes, unos panistas, otros perderistas y otros priístas, pero todos con un objetivo común, bailar al ritmo y al son del dinero.
Los esfuerzos que en su momento se deplegaron por conservar la Bahía de Banderas hoy se trasladan a nuevos polos de desarrollo como son Los Cabos donde al parecer existen los mismos planes de desarrollo, las mismas políticas sustentables, gente de renombre y prestigio avalando los acuerdos pero desafortunadamente políticos que seguramente lo van a echar todo a perder. Total, ellos si quieren se van a poder ir a bucear con sus millones a Australia o Hawaii (¿no es así Cota?), pero los habitantes y el medio ambiente, van a seguir pagando la factura. Pero de lo que sucede en Los Cabos, se comentará en una siguiente nota.
Por lo pronto, que en su tumba entienda Cousteau, y todos los que se creen las mamás de los pollitos como él... En México, los fregones son los que se chingan la lana, aquí no hay que tener más que un solo mérito para destacar que es algo que Cousteau no podía entender. Aquí el mérito es ser un fiel engrane de la mayor maquinaria de corrupción del planeta. Aquí los de fuera que se creen fregones van y friegan a su madre... junto con el resto de los mexicanos y su medio ambiente...
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