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Inminente, la entrega de México
Las fuerzas políticas se preparan para asaltar, nuevamente, los más altos puestos de poder, con base en las facilidades que les otorga un sistema democrático débil y laxo.
Débil, porque es incapaz de hacer prevalecer la fuerza del Derecho por encima de la fuerza de los poderes institucionales y fácticos. Prueba de ello es la burda manera de designar precandidatos presidenciales por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y los partidos de izquierda, Partido de la Revolución Democrática, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano.
Laxo, porque permite todo tipo de prácticas dudosas e ilegítimas, como la alianza del propio PRI con el PANAL, de Elba Esther Gordillo, y el PVEM, tan ligado a Televisa. Hace doce años, el Verde fue aliado de Fox. Hoy lo es de Peña Nieto. Hace seis años, Gordillo fue patrocinadora de Felipe Calderón; hoy lo es de Peña Nieto. La misma Elba Esther fue secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y la expulsaron. Hoy es una de las principales operadoras del precandidato presidencial priista.
Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón
Esa falta de congruencia ideológica refleja, perfectamente, la carencia de identidad nacional de nuestro sistema político-electoral. Por eso sirve únicamente a las minorías y se desentiende del interés de la gran mayoría de la población. Por eso no avanza la revocación de mandato; por eso se acota la iniciativa ciudadana; por eso no se fiscaliza a los partidos políticos; por eso sólo hay seis consejeros electorales; por eso el IFE no es verdaderamente ciudadano.
Esa falta de congruencia ideológica explica los dobles discursos, como el de López Obrador, quien se queja del bloqueo mediático, pero sólo acepta entrevistas de “los grandes”, como Carmen Aristegui, Jacobo Zabludovsky y Joaquín-Dóriga (Televisa). Sus declaraciones a favor de una comunicación democrática se estrellan con sus hechos, los cuales repiten los métodos selectivos del PRI y del PAN.
Josefina Vázquez Mota, aspirante a la candidatura presidencial del PAN, sigue haciendo pre-precampaña, dicho esto con toda intención, a pesar de que el corresponsal Juan Ricardo Montoya, de Radio Trece, difundió unas declaraciones suyas en el sentido de que el domingo 2 de julio de 2006, recibió una llamada telefónica del entonces consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, quien, según ella, le confirmó que el próximo Presidente de la República sería Felipe Calderón. Vázquez Mota se negó a recibir la llamada de quien escribe, para aclarar la situación y Luis Carlos Ugalde, por su parte, nos aseguró que lo dicho por la panista es falso. La sospecha sobre el fraude del 2006 persiste y una de las principales actoras de ese episodio quiere llegar a mandar a la residencia oficial de Los Pinos.
El ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, es hoy –según las encuestas divulgadas por los principales medios de comunicación- el que tiene mayor posibilidad de ganar las elecciones del 2012. Su experiencia política es poca, pero sus padrinazgos políticos son muchos y fuertes: los encabezan el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y el Grupo Atlacomulco. Las palancas de Peña Nieto son tan sólidas, que terminaron por doblar las de otro priista duro, Manlio Fabio Beltrones, lo cual ya es mucho decir.
El caso es que Peña Nieto se manifestó el pasado 25 de septiembre por fortalecer las acciones gubernamentales contra los monopolios, lo que significa avanzar en la apertura de Petróleos Mexicanos a la iniciativa privada, tal y como lo han hecho los gobiernos neoliberales, de Miguel de la Madrid para acá. En un discurso pronunciado ante los integrantes de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco), el pasado 25 de noviembre, Peña Nieto hizo énfasis en que el crecimiento económico debe ser “una obsesión” para el Estado, a fin de convertirlo en el motor que permita atender el combate a la inseguridad y a la pobreza que hay en el país. Al buen entendedor, pocas palabras. Lo que Peña Nieto anuncia es más de lo mismo.
En conclusión: los partidos políticos y sus principales personajes harán todo lo posible por incrementar sus cuotas de poder, sin tomar en cuenta que las señales que envían a la sociedad son de una creciente incertidumbre.
Esa falta de certeza –que dura ya más de 40 años- es la que tiene postrado al país, el cual, por otro lado, sigue siendo castigado por la delincuencia organizada, por la creciente pobreza y el desempleo. En síntesis: por la falta de un futuro seguro para la población.
Funcionarios y políticos están inmersos en la vorágine de la sucesión y desatienden problemas urgentes como el de la crisis financiera en la zona del Euro y en los Estados Unidos. Italia está a punto del colapso y España se dispone a solicitar un rescate multimillonario, como ya sucedió con Irlanda, Portugal y Grecia.
Los gobiernos de Alemania y Francia han alertado de que si Italia se desploma, arrastrará, en su caída, a la Eurozona, con las consiguientes repercusiones para la economía global, de la cual México forma parte. ¿Ha escuchado usted que el gobierno mexicano tome medidas concretas al respecto? Todo se circunscribe a discursos optimistas, carentes de sustento estadístico.
Ah, pero eso sí, la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, programó una visita a nuestro país para venir a decir que la única manera de que resista los embates de la crisis, y logre un crecimiento económico sostenido, es con la aprobación de las reformas estructurales pendientes, como la fiscal y la del trabajo, que conllevan grandes beneficios para las corporaciones trasnacionales y aumentan la carga tributaria para las clases pobre y media. La reforma laboral impulsada por PRI y PAN reduce los derechos de los trabajadores e incrementan las prerrogativas de los patrones.
El escenario está puesto ya para la entrega total de México. Se llevará a cabo una vez que Peña Nieto ocupe la Presidencia de la República. El precandidato del PRI declaró en el foro de la Concanaco que su meta es lograr la “estabilidad macroeconómica, fomentar ampliamente la competencia económica en todos los ámbitos, con políticas constantes que alienten la competencia económica, para que los mexicanos tengan acceso a más y mejores servicios y productos de calidad a más bajo costo”. La estabilidad macroeconómica –lo sabemos por experiencia- no se refleja en la estabilidad microeconómica.
Agregó también que se hace necesaria una mayor inversión en capital humano, mediante el apuntalamiento del sistema educativo nacional, e incrementar el nivel de crédito en la banca comercial y desarrollar una banca de desarrollo “más agresiva”. ¿Cómo incrementar el nivel de crédito cuando el 90 por ciento de la banca nacional está en manos de extranjeros? BBVA y Santander, por ejemplo, son bancos españoles, cuyas principales ganancias globales, alrededor del 30 por ciento, salen de México. Hoy, que España está al borde del colapso, ¿será lógico pensar que los bancos españoles sacrificarán sus políticas usureras para agilizar el crédito en México? La respuesta es no. ¿Banamex, que pertenece a Citigroup-Citibank, sacrificará ganancias para invertirlas en México? Tampoco. Por lo demás, no se aprecia en Peña Nieto y en la cúpula neoliberal que lo apoya, la voluntad de crear una banca paralela nacional y regional. Es más de lo mismo.
El mexiquense insiste en la necesidad de invertir más en infraestructura. ¿Cómo dejó la avenida Central, por citar un ejemplo? Hecha una verdadera desgracia.
También habla de implantar un sistema de seguridad social universal, financiado por impuestos generales, en lugar de las cuotas obrero-patronales. Eso significa, sin más, la desaparición del Instituto Mexicano del Seguro Social y del ISSSTE, para dejar su lugar a las grandes corporaciones privadas. La desaparición de las cuotas obrero-patronales sería sustituida por impuestos generales, como el impuesto al valor agregado. Hoy, el IVA es de 16 por ciento. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ha “recomendado” a México elevarlo al 20 por ciento. Es válido inferir que Peña Nieto y el PRI apuntan hacia esos objetivos; y que la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, quiera cabildear en ese sentido.
La mesa está puesta para que México sea entregado de manera absoluta a la plutocracia internacional, misma que quiere imponer las mismas medidas que tienen a los irlandeses, a los portugueses, a los griegos, a los italianos y a los españoles, al borde del colapso. De ese tamaño es la amenaza.
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