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Edición 279
Escrito por Enrique Castillo Pesado   
Sábado, 31 de Marzo de 2012 20:19

El Nuevo
Villa Magna

ENRIQUE CASTILLO—PESADO

Villa Magna

 

MI AMOR POR ESPAÑA data desde mi niñez y, por ende, después de ser orgullosamente mexicano e hispanófilo de descendencia, conozco casi todas las ciudades españolas y cada vez que puedo, promuevo las relaciones turísticas entre ambos países, además de otro tipo de actividades.

HABLANDO DEL TURISMO hacia España o de la Madre Patria hacia México, cuento con varios premios, pero uno que me llenó de emoción fue el que otorgó Su Majestad el Rey de España. El premio se llama Master de Oro en Alta Dirección y mis testigos de honor en el Club de Banqueros fueron Miguel Alemán Velasco y Cristianne Magnani de Alemán.  Este columnista cuenta con un espacio en el Paseo de la Habana desde 1976. Todavía no coronaban al príncipe Juan Carlos de Borbón.

Villa Magna

Pero ¿por qué todo lo anterior? Me acuerdo muy bien (desde principios de años ochenta) cuando toda la alta sociedad mexicana abarrotaba el Villa Magna de la Castellana. Un empresario hispano—mexicano, César Balsa, tuvo que ver mucho con extremoso icono de la hotelería mundial. Otros preferían irse al Ritz (que estaba abarrotado de carrozas, gente de la tercer edad) o bien irse al Palace (que, sin duda alguna, era el favorito de presidentes, políticos, empresarios, industriales, artistas, pintores, jetsetters de la crema y nata de la República Mexicana, etcétera).

Sin embargo, Villa Magna también tuvo una gran época. La dueña del inmueble vive en Lisboa, pero hace casi dos años se dio a a tarea de renovar totalmente uno de los hoteles mejor ubicados de la capital española, donde –por cierto--  les dicen gatos a los que, verdaderamente, nacieron en ese Madrid hermoso, pequeño, lleno de historia de los Austrias y los Borbones, sin olvidar las visitas al Parque del Retiro, a los museos Del Prado, Reina Sofía, Von Thyssen; las visitas a los mejores restaurantes y galerías; las compras en el Corte Inglés o bien decidir cuál piso comprar en el suntuoso y carísimo barrio de salamanca o huir de la metrópoli de 4.000.000 de habitantes para irse a vivir a barrios residenciales como Puerta de Hierro o La Moraleja.

Quien conoce Madrid apunta que la capital de España es conocida política, cultural, gastronómica y económicamente –como lo señalé— por sus innumerables espacios de arte, mundo único de la hostelería, monumentos y eventos deportivos. Eso sí: me decanto por el Club Real Madrid, el equipo más caro del planeta. Pero hablar del Villa Magna es relatar como este magistral hotel se ubicó en una ciudad moderna, además de que ofrece una experiencia sensorial única en pleno corazón de mi ciudad favorita, después de México, san Miguel de Allende, Los Cabos, Mérida, París, Londres, Roma, Venecia y Buenos Aires.

Estilo Atemporal

Don Julio Hierro, representante de la propiedad e imagen de lo que hoy es el actual Villa Magna, me invitó –hace un mes y medio--  a recorrer las bellas habitaciones de estilo atemporal con todos los requerimientos tecnológicos que uno necesita para trabajar y proyectarse en la vida moderna. Este hoitel cuenta con 100 habitaciones y 50 suites.

Villa Magna

En el sentido arquitectónico y decorativo, definiría al VM como un clásico y contemporáneo con todos los requerimientos para que sus redes sociales se vean cubiertas. Tanto Hierro como Fiorella Simóes (léase: ventas) confesaron que “es vital para el dream team del hoel que todos pongamos atención y cuidado en cada detalle de la estancia de celebrities, figuras internacionales y uno que otro huésped que desea pasar de “incógnito”. Para los exigentes, la limpieza de calzado es como antaño, los traslados en limusina bastante accesibles y ni qué decir de alguna modelo o amiga que prefiere trabajar como babysitter o en el servicio de conserjería “Llaves de Oro”, durante 24 horas. Y todo, debido a los problemas económicos por los que pasan Grecia, Portugal, Italia y España.

Lujo que es real

Para viajeros constantes y sonantes, abundan las suites Junior, las Ejecutivas, la Suite Royal y la Suite real, que actualmente componen la oferta de mayor calidad entre los hoteles de Madrid. Con dimensiones y entornos de hasta 290 m2 (como si vivieran en piso o casa propia), las suites Real y Royal disponen –como lo ha dictado Julio Iglesias, el cantante latino más conocido del mundo del show—business--  además de terrazas privadas de más de 110 m2 con vistas increíbles de la capital española. Sí, podría decir que es el espacio ideal para personalidades plurales y para preservar, dentro de una pequeña ciudad—hotel boutique, ¡la privacidad más absoluta¡

Villa Magna

Y ahora entro en un tema que me apasiona: el de la gastronomía. Todo mundo sabe que Ferrán Adriá es el mejor chef del mundo, pero no hay que olvidar al gran Arzak. El feudo culinario Villa Magna presenta ahora (en u elegante contorno) una alta cocina donde renace el clasicismo con un toque del siglo XXI. Cuenta con una elegante y exclusiva terraza (en verano, nunca hay cupo ni para los huéspedes; bueno, ¡sólo si reservan con anterioridad¡), donde su atmósfera y servicio forman un perfecto oasis. Para otros críticos, el feudo Tse—Yang es el mejor espacio gastronómico de la cocina oriental que uno puede encontrar en Madrid. La decoración y su cocina nos hacen viajar a Cantón, uno de los sitios más legendarios de China. Para José Gárate Murillo y la familia Alemán Velasco, el Tse—Yang del Villa Magna se convirtió “en una de las cuisines asiáticas y más selectas y prestigiosas de los críticos culinarios de Madrid”.

Y hay que recorrer también el Mágnum Bar (donde solía pasarme temporadas enteras con César y Carmen Balsa y donde entablé amistad con Peter O’Toole, el actor de Lawrence de Arabia) que tiene un ambiente sofisticado, presentando también una creativa y variada selección de cócteles en un marco único. Para David Bisbal es el punto de encuentro para las largas noches madrileñas. Y tampoco se me olvida el lounge del Villa Magna: cuentan con enormes ventanales que dominan la vista del jardín principal y una decoración sobria y elegante. También es ideal para desayunar, comer, tomar el tradicional té inglés con pastas por la tarde o cenar.

Fitness

Para las mujeres y hombres que gustan del deporte o estar en forma, cuentan con asesores en belleza y bienestar. El Club, Fitness y Wellness, ¡todo un espacio de vanguardia¡ Tienen dos salas individuales de tratamientos de belleza con una selección de masajes, utilizando aceites y fragancias exclusivas como los amenities de las suites. El gimnasio está totalmente equipado, pero no esperen encontrarse a Swazernegger o Van Damme. Por ende, el gimnasio ofrece la última tecnología en equipos cardiovasculares. No faltan tampoco el salón de belleza y la peluquería.

Por último, Villa Magna se ubica en pleno barrio de Salamanca. A diez minutos, están los museos que le mencioné: Del Prado, Thyssen Bornemisza, de mi amiga Tita Cervera, y el Reina Sofía. Les llaman “el perfecto triángulo de Madrid”.Y a la altura de la calle de Ortega y Gasset, uno se maravilla con la milla de oro del mundo de la moda, donde ustedes encontrarán todas las firmas de mayor prestigio internacional. Termino estas líneas, informando que Madrid es una ciudad de origen árabe. Entre la fundación de Madrid y su establecimiento como Corte de los Austrias, la diversidad religiosa y cultural de la metrópoli da ejemplo del carácter abierto de los madrileños o gatos. Felipe II la eligió para ser la capital de un imperio donde “no se ponía el sol”, siendo Carlos III el rey más emblemático para la capital. Conocido como “el mejor Alcalde de Madrtid” el monarca urbanizó la ciudad abriendo puertas (puerto de Alcalá; “Allí está, la Puerta de Alcalá”, la canción de Ana Belén), construyendo fuentes (Neptuno, Cibeles, etcétera), edificios para uso científico (Museo del Prado o Jardín Botánico), etcétera.

Sí, Madrid y el Villa Magna conservan indelebles sus sellos de identidad originales. Y hasta la próxima, ¡abur!

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