Cordero dirigente
del nuevo PRIAN
RODOLFO SÁNCHEZ
MENA
EL SENADOR ERNESTO CORDERO ARROYO encabeza el nuevo
PRIAN, una organización semiclandestina de carácter operativo en el interior
del gobierno de Enrique Peña Nieto. Su antecesor, el viejo PRIAN, era de
carácter elitista, restringido; se sustentaba en acuerdos pactados en la
recámara del poder.
Ernesto Cordero
EL NUEVO PRIAN que dirige el senador Cordero funciona en
la semiclandestinidad al amparo del Pacto por México. Permite que
más de seis mil panistas sigan cobrando en plazas con ingresos mensuales de entre
los 90 y los 200 mil pesos. Es importante destacar que el PRIAN dirigido por
Cordero va más allá del número de plazas que conservan en función de mantener
vigente el Pacto por México.
En la reunión del adéndum
del Pacto durante la intervención del dirigente del PRD, Chucho Zambrano, se ganó
el aplauso con algo que parecía una ocurrencia o un simple error, al llamar a
César Camacho, “dirigente del PAN”, en lugar del PRI. El equívoco de Zambrano
fue deliberado. Camacho, efectivamente, no dirige a los priistas, dirige al
PAN. Hay más panistas que priistas en el Pacto.
Cordero, independientemente de ser depuesto como líder de
la bancada panista del Senado, es el jefe del PRIAN, integrado por la alta
burocracia panista ubicada en los puestos estratégicos del gobierno de Peña
Nieto. Estamos hablando de funcionarios del PRIAN que ocupan posiciones en Los
Pinos, en Gobernación, en Hacienda, en Relaciones Exteriores y otras
dependencias del Ejecutivo federal. No hay sitio del gobierno federal y
de organismos descentralizados en que no aparezcan panistas. El nuevo PRIAN
tiene el control de posiciones clave aunque en la cúspide aparezca un peñista.
El nuevo PRIAN tiene por objetivo recuperar el poder
desde dentro. El viejo PRIAN se servía del poder y de servir al poder. Así, el
jefe del viejo PRIAN, Diego Fernández de Cevallos logró reunir una fortuna que
le permitió pagar 60 millones de dólares para que lo liberaran sus
secuestradores con la encomienda de no volver a participar en política.
Los miles de cuadros del nuevo PRIAN, cobran,
inclusive, plazas dobles como en el senado y en el CISEN, por encima del
tabulador que tiene como límite la percepción del presidente de la República.
Ahora, el nuevo PRIAN se sirve a sí mismo y a sus
propósitos de estar dentro del poder. Los alcances políticos del PRIAN hacen
que analistas políticos y militantes del PRI se pregunten, ¿cuándo inicia
el gobierno de Enrique Peña Nieto?
Las apuestas están abiertas si el nuevo PRIAN es
sexenal como el Pacto o sólo estará un breve tiempo, coyuntural. Si
es sexenal, miles de priistas seguirán a la espera de poder ocupar las miles de
plazas que hoy están en manos del nuevo PRIAN. Aquí el problema es de
poder, no es sólo de plazas; es el de empezar a gobernar.
El PRIAN está constituido por un enorme ejército de élite
de la alta burocracia panista que recientemente y durante seis años dio
sustento a la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón. Esta élite
burocrática incrustada en organismos y dependencias federales,
autocalificada como humanista, avaló la ejecución extrajudicial de
70 mil mexicanos y la desaparición forzada de otros 30 mil.
En términos de poder, la rebanada del pastel que se come
el PRIAN es de orden cuantitativo y cualitativo. Lo importante es su presencia
en calidad de invitados especiales donde comparten y dominan espacios
estratégicos de gobierno. Estamos hablando que en el caso de la política
exterior mexicana, cubren la mayor parte de las representaciones diplomáticas
de México.
Para dar respuesta argumentan que los embajadores
panistas representan a México y no al gobierno priista Peña Nieto. Ahí
empieza el problema. Si bien en el Senado los nombramientos en el servicio
exterior han sido aprobados a paso de tortuga, por el control que ejercen en el
Senado los senadores Ernesto Cordero y Manuel Camacho, el problema no se ha
subsanado por la simple remoción de Cordero. Más bien parece ser un problema de
concepción y de estrategia.
El presidente ha designado a 12 Embajadores, y
Cónsules; entre ellos al embajador en la Santa Sede, Cuba y China. En países como España,
se sostiene, Francisco Ramírez Acuña, el jefe de la Falange en Jalisco, y de
ahí por el estilo.
Gustavo Madero
El nuevo PRIAN mantiene a través de las embajadas y de
los consulados la percepción de que la política exterior calderonista sigue
vigente. Un buen ejemplo es la designación del prianista embajador en
Washington, promovido desde Londres, Eduardo Lalo Medina Mora o la de Marisela Morales, como cónsul ordinaria en
Milán, la catedral de la mafia. Por el contrario, la promoción de la
responsabilidad global de México a través de una política exterior vigorosa,
sustantiva y activa, permanece en el cajón del escritorio de los
embajadores y cónsules del nuevo PRIAN.
Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación,
quien tiene como responsabilidad el Centro de Investigaciones de
Seguridad Nacional (Cisen), no ha podido desmantelar la red de inteligencia de
mujeres que dirige El Yunque, o sea, la organización de ultraderecha del PAN, ahí
permanece. Es como se ve, inamovible. Como lo es la policía política panista
del Cisen que enlaza con la estructura del PRIAN del Senado.
Con sueldos que van de los dos a los 2.4 millones
anuales, el aparato de inteligencia y de seguridad del PRIAN en manos de
Cordero, se encuentra fuertemente enraizado en el Cisen, que lo provee de
municiones para la guerra especial que sostiene contra el gobierno de Enrique
Peña Nieto.
En el PRIAN, no hay conversos del PAN al PRI. Que por
magia del cambio de gobierno y por simple acomodo avienten la camiseta azul y
se pongan la camiseta tricolor y adopten el credo peñanietista en un evento público; no es creíble. Por eso extraña
que, hasta la tesorera del nuevo PRIAN, siga como si nada en su puesto. Da
señales que los del PRIAN con Cordero seguirán cobrando y cogobernando desde
dentro. E Mail
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