¿Y quién dijo que los muertos no hablan? CELESTE SALLOUM Y SÁENZ DE MIERA
SHHHHH… SE TRATA DE QUE ESCUCHES EL SILENCIO.. SHHHHH.
Para a hablar sobre Mitos y Leyendas, debemos sumergirnos en el tiempo y volar para sentir los olores, el calor, el frío, sabores y hasta el silbido del viento... Allá, cuando la luz era sólo la del Sol y la Luna salpicada con chispas de las estrellas, en el momento en que iniciaron a tejerse los miedos y esperanzas para cubrirse de la sinrazón… y el fuego era recibido como un regalo mágico del cielo, que atrapaba más emociones cuando despertaba la noche y junto a ella los sueños, esperanzas pero también los temores…
La autora Celeste Salloum
DURMIENDO SOBRE LA HIERBA y a expensas de las sombras que danzan al ritmo de la brisa, fueron
floreciendo historias que esculpían a la vida con la muerte y a la muerte con
la vida.
Desde ahí, nos
alcanzan para consolarnos del misterio de la vida ida… del viaje ¿sin retorno?,
o de las razones que aún nos atrapan…
Conmemorar a nuestros
muertos es mantenerlos vivos, escuchar sus voces, repitiendo una y otra vez las
memorias de sus palabras cuando fueron dibujando en nuestros oídos, las
tradiciones que al repetirse de tiempo en tiempo, sin duda los hacen hablar… Shhhhh, ¿verdad que los escuchas?
Calaveritas de azúcar, la muerte dulce.
La experiencia nos
conlleva a decir que, la palabra, es nada más ni nada menos, que nuestra única
fuente inagotable de magia de la que somos dueños y podemos inventar luces,
tempestades, y hasta crear una nueva ecuación de tiempo y espacio.
Los Mitos y Leyendas se componen con todas
esas tradiciones que se vuelven más ricas de matices mientras más generaciones
participan pero queda en nuestras manos preservarlas y sazonarlas para las
futuras generaciones.
Algunos de los Mitos y Leyendas son como fotografías y,
como tales, permanecen intactos en el tiempo; sin embargo, hay algunas que son
fantásticas y viven eternamente inacabadas y esperando el nuevo sabor que
nuestro corazón y asombro les regale.
El hilo conductor de
los Mitos y Leyendas son las
tradiciones. En el caso de México y como ejemplo viviente, tenemos el Día de Todos los Santos y el Día de Muertos, ejemplo de la
pluriculturalidad de nuestro país, mismas que nos dan, junto con la Historia,
nuestra identidad nacional.
¿Alguien ha imaginado
los gritos desgarradores de La Llorona,
de quien se dice aún deambula por los callejones en busca de sus hijos?...
La Llorona como fantasma asesino.
Como lo cuenta una de
las tantas versiones de esa leyenda: “Vestía
la mujer de blanco, y un velo cubría su rostro. Recorría muchas calles de la
ciudad dormida, a la Plaza Mayor, daba el último angustioso lamento; al llegar
a orillas del lago, que en ese tiempo penetraba dentro de algunos barrios, como
una sombra se desvanecía. Es como relatos fantasiosos que parecen cuentos de
hadas…” (Vargas, 1999)
Historiadores y
cronistas, se refieren a ella como una Leyenda Virreinal, tal y como consta en
escritos de José María Marroquí y Luis González Obregón.
“Como bien sabemos, la leyenda de La Llorona tiene muchísimas variantes, sin embargo, raras veces se menciona quién
es o quién fue.” (Adame, 2003)
Un claro ejemplo es
como la realidad puede verse involucrada con la fantasía, es la creencia de que
“se carga el muerto”, aunque ahora la ciencia ya lo explica y se le denomina
parálisis del sueño, ha dado lugar y sigue siendo origen a diversas leyendas.
Huesos reales.
Otro ejemplo lo
podemos observar, al preguntarnos el por qué del nombre de algunas calles y
avenidas, tal es el caso de Barranca del
Muerto y que corresponden a las leyendas de la época colonial.
“En la época prehispánica se sabe que en la Sierra del Ajusco, el volcán
llamado Xitle provocó movimientos terrestres y ocasionaron una barranca.
La posesión de Mixcoac era ambicionada por
los Zapatistas, y en ocasiones había enfrentamientos, y los muertos eran
arrojados a la barranca y con ello abundaron las leyendas en donde las almas de
los muertos aterraban a los vecinos y de ahí surgió el nombre de La Barranca
del Muerto.” (La Mente, 2007)
El fuego vivo que
mantiene a la vista estos relatos, nos lo dan en buena parte, la luz de las
veladoras de Pátzcuaro, las de Mixquic y las de los millones de altares que se
encienden en las casas y corazones de mexicanos que abrazan a sus muertos tan
fuerte, como a sus tradiciones… les cantamos, alimentamos, veneramos y
recordamos…
Adornamos los
recuerdos con calaveritas de azúcar, cempasúchitl, mole, chocolate, papel
picado, sal, agua, biznagas y mucho, mucho amor, no le tememos a la muerte, nos
burlamos de ella, nos la comemos… Esto nos conlleva a decir que, los Mitos y Leyendas de la Muerte Mexicanos,
nos ayudan a preservar nuestras raíces culturales, las cuales han ido sembrando
a nuestra identidad nacional como un gran campo fértil que nos identifica como
país, como nación, como mexicanos orgullosos y pletóricos de matices que nos
distinguen de otras culturas…
¿Y quién dijo, que
los muertos no hablan? Shhhhh…
*Ensayo premiado en el certamen a nivel Distrito Federal con el primer lugar del 1ro. de secundaria otorgado al colegio Villa Educativa High.
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