Mis amigos Joaquín Mendizaval y Alberto Alanís; líderes de la agrupación “Ciudadanos para mover y transformar a México”, me recordaron el aniversario número 20 del asesinato de José Francisco Ruiz Masseiu; jurista, impulsor de la investigación jurídica y de la acción pública. Abogado por la facultad de Derecho de la UNAM, suplía al Maestro Jorge Sánchez Cordero en la cátedra de Derecho Civil (obligaciones y contratos)
A Ruiz Massieu lo conocí en la campaña presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado siendo Carlos Salinas de Gortari Director del Instituto de Estudios Políticos y Sociales del IEPES del PRI. José Francisco fue Subdirector junto a Manuel Camacho Solís, María de los Ángeles Moreno, Manuel Cavazos Lerma, Emilio Lozoya Thalmann, Carlos Limón Rojas siendo el responsable en las reuniones temáticas que se realizaban en distintos estados de la República. Instalado el nuevo gobierno e 1982, fue nombrado subsecretario en Salud para el gobernador de su natal Guerrero (87-93). Siendo director general del Infonavit le volví a tratar en mi calidad de asambleísta de la Ciudad de México y secretario de la Comisión de Vivienda. Presidente la Fundación Colosio me invitó a participar en un diplomado que realizó con su entrañable amigo Carlos Sirvent; Director de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, plural de ideas Ruiz Massieu invitó a jóvenes políticos de otros partidos ajenos al PRI, como Domingo Suárez Nimo y Ruth Zavaleta que presidió la Cámara de Diputados.
En la campaña de Ernesto Zedillo, fuimos secretarios generales del PRI, él del Comité Ejecutivo Nacional y yo del Comité Directivo del Distrito Federal, junto a Fernando Lerdo de Tejada. Talentoso José Francisco me regalaba libros de política y con cierta frecuencia nos invitaba a comer para charlar sobre temas de la agenda nacional. Un día antes de ser asesinado, desayunamos con los diputados del D.F., al término caminamos Lerdo y yo por Av. La Fragua hasta el cine París donde compró unas fotografías de hechos históricos del país. Paradójicamente una de ellas fue “El asesinato de Obregón en La Bombilla”.
Recuerdo nos decía que él sería Diputado Federal y Coordinador de la Fracción Parlamentaria del PRI, solamente para instalar al nuevo Congreso de la Unión y la llegada de Ernesto Zedillo a la Presidencia de la República, para posteriormente ser Secretario de Gobernación.
La bala asesina de un tamaulipeco impidió esto y el país sufrió virajes de consecuencias impredecibles. Seguramente Ignacio Pichardo Pagaza hubiese sido regente de la Ciudad en lugar de Oscar Espinoza Villarreal y Cuauhtémoc Cárdenas no hubiera ganado. Liébano Sáenz no habría sido tan poderoso. Esteban Moctezuma hubiese sido Secretario de Educación y no de Gobernación. Roberto Madrazo no lo hubiera chamaqueado y muy probablemente Francisco Labastida y él no habrían alcanzado la candidatura presidencial. El PRI no hubiera instalado sus candados en la XIV Asamblea Nacional, José Ángel Gurría y Guillermo Ortiz candidatos de Zedillo tampoco lo hubiesen logrado. El candidato sin duda habría sido José Francisco Ruiz Massieu. Lozano Gracia en PGR, Emilio Chuayffet y Francisco Labastida en Gobernación no hubieran sido llamados. Luis Donaldo Colosio fue fácilmente reemplazado por Ernesto Zedillo. Ruiz Massieu y su ausencia le cambió el rumbo a la Nación. ¿O no, estimado lector?
*Presidente del Congreso Nacional de la Abogacía, A.C.
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