En México, y por diversas cuestiones a las que se agrega nuestra muy particular dieta, es frecuente la presencia de la litiasis renal (litos: piedra), mejor conocida como cálculos renales o “piedras en los riñones”, es la formación de masas duras de distintos tamaños, formas, consistencia y color en los riñones, que pueden afectar otras partes del tracto urinario como cálices, uréteres o vejiga.
Aunque hay varios tipos, la litiasis renal más común, suele presentarse en promedio tras los 40 años de edad, se encuentra más en hombres y se calcula que entre el 5% y el 15% de la población mundial en este grupo de edad sufre por ello.
La formación de los cálculos renales puede darse como resultado de la acumulación de sales existentes en la orina, en conjunto con otras sustancias que pueden estar presentes en el riñón y vías urinarias como el ácido úrico, estruvita (encontrado como constituyente de los cálculos del riñón y de la vejiga, en aparatos urinarios humanos alcalinizados e infectados por bacterias) y calcio (elemento primario en 95% de las litiasis renales).
Patología silenciosa
Cabe decir en este punto, que la mayoría de las patologías renales, (al principio y a veces por años) no dan sintomatología específica, por lo que si no se hacen los análisis pertinentes, una enfermedad renal puede campear por lustros en un individuo sin que este se dé cuenta de ello, así, se van creando y acumulando pequeños cristales que a la larga forman las piedras. Como se dijo al inicio, la alimentación juega un papel muy importante
En la formación de cálculos renales, en especial cuando existe un aumento en el consumo de alimentos ricos en calcio, ácido úrico, sal y proteínas. Es increíble como hoy día muchas personas mayores, en especial mujeres, por temor a la “osteoporosis” o por “dolores articulares” consumen calcio en tabletas como si fueran de algún modo analgésicos, lo que sin exagerar puede aumentar su ingreso de calcio de tres a ocho veces por encima de los requerimientos humanos normales diarios (0.5 gramo por día).
El clima también influye, existe más tendencia a que se formen piedras renales en regiones de climas cálidos, por la tendencia a una baja prolongada en los líquidos corporales, lo que favorece la acumulación de minerales en vías urinarias. Del mismo modo, la baja ingesta de agua juega un papel determinante, ya que una adecuada cantidad de líquido ayuda a eliminar los minerales que forman los cristales/piedras.
El dolor por cálculos renales depende de varios factores, no sólo de su tamaño, sin embargo, si éstos son pequeños por lo general no provocan molestias; en estos casos los cálculos se encuentran por casualidad cuando se estudian otras enfermedades y con la medicación adecuada se pueden romper y eliminar por la orina. De ser necesario pueden tratarse a través de litotricia con dos modalidades: Extracorpórea, mediante un aparato que desde afuera del cuerpo genera ondas de choque ultrasónicas, o intracorpórea (endourológica), introduciendo un delgado cabezal transductor en el tracto urinario, hasta llegar a donde se encuentra la piedra. En ambos casos las emisiones ultrasónicas rompen los cálculos para que puedan ser eliminadas por la orina.
El caso grave
Las piedras grandes provocarán bloqueo en el paso de orina y su acumulación, infección bacteriana, inflamación y aumento de volumen, con afección a las estructuras vecinas, si bien el riñón en sí mismo carece de nervios sensoriales, el peritoneo y otras estructuras aledañas además de los cálices y uréteres, los tienen en abundancia, por lo que el dolor puede resultar muy intenso, comenzando en la región baja de la espalda y referido al abdomen, región genital y muslos; siempre acompañado de cólicos, náusea, vómito, escalofríos, orina oscura, con sangre, purulenta, fétida, con ardor al orinar y dificultad o urgencia para hacerlo, fiebre, ataque al estado general y postración. Estos casos pueden requerir cirugía de urgencia.
Aquí es muy importante recalcar, que el muy frecuente dolor en espalda baja, sin otra sintomatología, en 99.9% de los casos es por problema de columna lumbar y NO de riñones; millones de personas toman “remedios” para piedras por años, y es su columna lumbar la que está enferma. Hablando de eso, es muy frecuente la ingesta de “agüitas” y “cocimientos” para “deshacer las piedras” y aunque la medicina científica no se cierra a la posibilidad de que alguno de ellos tenga sus méritos, la mayoría solo retrasarán un tratamiento apropiado y complicarán el caso.
Prevención
El diagnóstico médico incluye un examen físico, estudios de sangre, orina e imagen (radiografías y en algunos casos tomografía computada, urografía excretora y ultrasonido entre otros).
Se puede prevenir la litiasis ingiriendo de 2 a 3 litros diarios de agua, con una alimentación sana y equilibrada, no muy alta en proteínas ni en alimentos ricos en calcio (mejor si es supervisada por un profesional) y realizar ejercicio. Como se dijo arriba, muchos casos de litiasis no dan síntomas, por lo que una revisión médica y análisis anuales, el famoso Check-Up, puede evitar esta y muchas otras molestias y complicaciones. En todo caso, no seguir la idiosincrasia nacional de dejar las cosas complicarse, hasta que no se aguante más…
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