Desde la fuga del Chapo se ha repetido hasta el cansancio que tal ‘hazaña’ es única en su tipo y se le ha dado una importancia exagerada, pero el Chapo no ha sido el único reo que se ha fugado en forma sensacional, a lo largo de la historia y en muchos países —incluido México—, se han producido fugas sensacionales y audaces: Von Werra, Charrière, Morris, Casanova, Dengler… entre muchos otros, demuestran que por más perfectas que sean las cadenas, siempre habrá alguien con la suficiente audacia para romperlas.
Lo que da lugar para recordar las fugas de cárceles más resonantes de la historia. Cada año, decenas de presos escapan de prisiones de todo el mundo. De estas fugas, la gran mayoría son producidas por fallos en la seguridad en las cárceles, y la mayoría de los fugados son recapturados a los pocos días. Algunas de estas fugas han sido llevadas al cine.
Fuga del Correccional de Clinton (2015)
Dos presidiarios escaparon de una prisión de Nueva York cavando un túnel. Aún siguen sin ser encontrados. David Sweat, de 34 años, purgaba cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el homicidio de un policía cometido en 2002. Richard Matt, de 48 años, cumplía 25 años de cárcel y prisión perpetua por el secuestro, homicidio y descuartizamiento de su ex jefe en 1997. Los evadidos habían colocado bastante ropa debajo de las mantas de sus camas para aparentar que dormían y engañar a los guardias que hacían los rondines en la Instalación Correccional Clinton, cerca de Dannemora. Las autoridades de la prisión se dieron cuenta de la fuga el sábado 6 de junio de 2015 por la mañana. En una tubería cortada, los fugados dejaron una nota con una carita asiática y las palabras: “tengan un bonito día”. Deben haber tardado varios días para cortar paredes y tubería de acero y demoler ladrillos, indicó el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. Por su parte, las autoridades ofrecieron una recompensa de 100,000 dólares a cambio de información que permitiera capturarlos… ambos consiguieron lo que parecía imposible en una cárcel de máxima seguridad; abrieron un hueco entre sus dos celdas, perforaron un túnel y por las tuberías lograron salir hasta una alcantarilla que les llevó al exterior; mientras, en sus camas, dos muñecos hechos con camisetas despistaban a los guardias.
Más de 200 agentes intentaron encontrar a quienes se considera un peligro para la población. Richard estaba condenado a 25 años por secuestro, descuartizamiento y asesinato de su jefe. Mientras que David cumplía cadena perpetua por el asesinato de un sheriff. Las autoridades instalaron retenes y echaron mano de helicópteros y perros adiestrados. Hay centenares de agentes fueron desplegados alrededor de la prisión, ubicada a unos 32 kilómetros de la frontera con Canadá, y se recibieron una decena de avisos.
Sin embargo, las autoridades reconocieron que no tenía ni la menor idea de dónde podrían encontrarse los dos convictos. “Pudieron haber cruzado hacia Canadá o dirigirse a otro estado”, señaló Cuomo.
Fuga de John Gerard de la Torre de Londres (1597)
Gerard era un sacerdote jesuita nacido en 1564 que fue llevado a prisión en 1594 y torturado después de escribir a simpatizantes católicos y de insertar pistas secretas en cada carta, escondidas con una tinta invisible de su propia invención. La noche del 4 de octubre de 1597 logró escapar a través de las piedras alrededor de la puerta de su celda. Tras abrir un boquete, se escabulló sorteando a los guardias del corredor, y alcanzó un alto muro que daba al foso de la Torre de Londres. Abajo, un bote de remos lo esperaba en la oscuridad. El barquero le lanzó una cuerda, que ató a un cañón cercano y, se deslizó hacia la libertad. Nunca fue capturado. Falleció en Roma en 1637 a la edad de 73 años.
La fuga de Casanova (1756)
El masón y aventurero veneciano Giacomo Casanova es más recordado por ser un mujeriego, pero él también es responsable de uno de los escapes más famosos de una prisión de todos los tiempos. En 1753, después de ganar una reputación de libertinaje y adulterio, vuelve a Venecia y en 1755 Casanova fue arrestado y confinado a la prisión de Piombi o de Los Plomos, llamada así porque fue equipada con un techo de plomo que fue diseñado para fomentar el calor sofocante y hacer imposible escapar.
Casanova tuvo éxito en su empeño por fugarse en el segundo intento, entre la noche del 31 de octubre y el 1 de noviembre de 1756. Fabricó una herramienta con un barrote de hierro y después de introducir un pico de metal en su celda, Casanova y un sacerdote renegado confinados cerca uno del otro, pasaron meses cavando un túnel en el rincón de su calabozo a través del techo de sus celdas. Cuando lo cambiaron a otra, Casanova temió estar siendo observado, por lo que le pidió al monje de la celda junto a la suya que cavase por él. Ambos lograron escapar usando la misma herramienta para abrir las puertas que bloqueaban su paso. Una vez pasadas, abrieron las placas de plomo en el techo y llegaron a otra habitación a través de una buhardilla. Usando una combinación de escaleras y cuerdas, el dúo logró llegar a la planta baja, y después de romper un candado y furtivamente escabullirse a través de los pasillos de la cárcel, se escaparon en góndola a la ciudad a través de la red de ríos. Casanova, más tarde escribió la fuga en una memoria popular, y aunque muchos han especulado que la historia pudo haber sido embellecida, evidencias de la escena de la fuga de la cárcel parecen acreditar su historia.
Fuga de la Prisión de Libby (1864)
Fue la más famosa (y exitosa) fuga de presos durante la Guerra Civil Americana. Esta prisión se decía que era la más segura de todas a las que se destinaban los presos de guerra, hasta el día en que ocurrió esta fuga.
Un grupo de 15 soldados de la Unión, dirigidos por el Coronel Thomas E. Rose y el Mayor A. G. Hamilton, construyeron un túnel desde el sótano de la prisión hasta un terreno situado fuera de la cárcel. Esto no fue una tarea fácil, ya que el sótano de esta misión era muy oscuro e infestado de bichos, conocido por los reclusos como el “infierno de las ratas”. Diecisiete días después de empezar a construir el túnel, en la noche del 9 de febrero vieron la luz y 109 soldados consiguieron huir a la ciudad de Richmond; 48 fueron recapturados, pero 59 llegaron a la seguridad de sus líneas.
Fuga de John Dillinger (1934)
El famoso ladrón de bancos estadounidense John Dillinger estuvo implicado en varias fugas de prisión violentas durante la década de los 30. En el año 1933, él y su banda diseñaron una audaz fuga de la cárcel de Lima (Ohio), después de usar dos rifles de contrabando contra dos guardias de seguridad.
Pero la fuga más famosa de Dillinger llegó en el año 1934, después de que tras una serie de atracos, fue llevado a la cárcel del condado de Lake, en Crown Point, Indiana, a prueba de fugas, custodiada por gran cantidad de policías y militares del ejército americano. Dillinger talló con una pastilla de jabón un arma falsa. Iba a ser juzgado por el asesinato de un policía. La jornada del 3 de marzo de 1934, Dillinger logró escapar con un ‘arma’ hecha con jabón y ennegrecida con betún. Con su arma jabonosa fue capaz de engañar a un guardia para la apertura de su celda y pudo huir, después de encerrar a sus guardianes. Se han hecho varias películas recreando a la vida y la fuga de este ladrón.
La huida más multitudinaria de una cárcel en Europa (1938)
Ocurrió en Pamplona, España, el 22 de mayo de 1938 y en plena Guerra Civil. A la hora de la cena, una docena de reclusos desarmó a los guardias y tomó el control de diversas dependencias del penal, hasta abrir las puertas para facilitar la fuga de los 2.487 presos republicanos, aunque la mayoría no se atrevió a salir por temor a los castigos. De entre ellos, 795 prisioneros intentaron fugarse pero solamente tres lograron llegar con éxito a Francia. Los demás murieron en el intento o fueron apresados de nuevo y otros 14 fueron juzgados como promotores de la fuga y ejecutados.
La fuga de Franz von Werra (1941)
Franz von Werra fue el único aviador alemán, durante la II Guerra Mundial, que tras ser derribado en Inglaterra consiguió escapar desde Canadá y regresar al Tercer Reich. Su iniciativa para la fuga quizás no haya tenido parangón. El 5 de septiembre de 1940, durante la batalla de Gran Bretaña, con nueve victorias, el avión de Von Werra un Messerschmitt BF 109 fue derribado sobre Kent y él capturado por los ingleses, que lo enviaron a un campo de prisioneros de guerra. El 7 de octubre de ese mismo año, consiguió escapar del campo, mientras los soldados les permitían a los reclusos dar un paseo de 3 kilómetros fuera del campo de prisioneros escoltado por ocho soldados y un oficial a caballo. Cinco días después, el 12 de octubre, tras un vagar errático por los campos ingleses, fue de nuevo detenido en un establo y puesto bajo mayor vigilancia.
El 3 de noviembre de 1940, el piloto de 26 años fue enviado a otro campo de prisioneros de guerra en Swanwick. Allí se unió a un grupo de presos que planeaba una fuga, cavando un túnel. El 20 de diciembre consiguieron escapar por el túnel de 15 metros de largo. Pero de todos los evadidos, el único que consiguió no ser capturado de inmediato fue Von Werra. Con audacia se dirigió hacia el campo de aviación militar de Hucknall, argumentando ser un piloto holandés de la RAF y que pretendía volver al continente, a la batalla. A pesar de que estuvo a punto de conseguir un avión, al final su falsa identidad fue descubierta y de nuevo se le detuvo cuando estaba en un hangar sentado en un avión Hurricane probando la bomba inyectora de combustible.
En enero de 1941, fue enviado a Canadá, a otro campo de prisioneros. El 21 de enero llegó al puerto canadiense de Halifax, de allí los prisioneros subieron a un tren rumbo a Ontario. En la segunda noche, mientras viajaba en un vagón con otros 35 cautivos, custodiados por 12 guardias por vagón, varios prisioneros se levantaron y pidieron ir al retrete, mientras, uno de los compañeros, tapaba la ventana, Von Werra tiró de la ventanilla y saltó. Tras el salto, sus compañeros cerraron de nuevo ambas ventanillas y la fuga no se descubrió hasta que el tren estuvo a mucha distancia. Otros siete prisioneros, durante ese mismo viaje, escaparon del mismo modo, pero todos fueron detenidos, salvo el audaz Franz von Werra. El 24 de enero Von Werra que caminaba por las gélidas tierras de Canadá, tuvo que cruzar el caudaloso río San Lorenzo. Del otro lado estaba la localidad de Ogdensburg, en el estado de Nueva York.
Afortunadamente para él, en un campamento cercano encontró una canoa que estaba pegada al suelo por el hielo y consiguió despegarla a golpes, la arrastró hasta el río y con ella llegó a la orilla estadounidense arrastrado por la corriente. A pocos minutos encontró un caserío, paró un coche que iba conducido por una enfermera a la que le preguntó si estaba en la orilla estadounidense, y tras confirmarle que así era, Von Werra se identificó como oficial de la fuerza aérea alemana, añadiendo: “soy prisionero de guerra”. Se entregó a las autoridades que empezaron a preparar su extradición de vuelta a Canadá.
En principio von Werra fue acusado de entrada ilegal en el país y fue encarcelado en Ogdensburg, pero los reporteros comenzaron a interesarse por su increíble historia y todas sus declaraciones hicieron que su huida tuviera una repercusión internacional. El cónsul alemán pagó una fianza de 15,000 dólares y se lo llevó a Nueva York bajo libertad condicional. En Canadá para reforzar los argumentos para su extradición le acusaron del robo de la canoa.
Pero el Cónsul alemán usó sus influencias hasta facilitarle el escape hacia México. La embajada alemana en la capital, le preparó un pasaporte con nombre falso y le consiguió un pasaje aéreo vía Río de Janeiro-Barcelona-Roma, tras lo cual llegó a Berlín el 18 de abril de 1941, ahí fue recibido como héroe, condecorado por Hitler, quien le impuso la Cruz de Hierro, y Göring lo ascendió a capitán en medio de una fastuosa celebración. Tras participar en la Operación Barbarroja y obteniendo 13 victorias aéreas más sobre cielo soviético, fue enviado en septiembre a defender las costas de Holanda. El 25 de octubre de 1941 Franz hacía un vuelo de patrulla rutinario, y su avión cayó al mar debido a un fallo en el motor. Una muerte hasta cierto punto ridícula, después de todo lo que le costó regresar, pero quizá ése era su destino, ya que bien pudo retirarse como héroe, con 21 victorias aéreas, pero él prefirió seguir en el ejército alemán luchando por su país.
Su cuerpo nunca fue encontrado. Después de la guerra, la espectacular fuga de Franz von Werra fue llevada al cine en 1957 en la película The One That Got Away, protagonizada por Hardy Krüger, quien lo encarnó.
El gran escape (1944)
El 23 de mayo de 1940 cerca de Calais fue derribado un Spitfire piloteado por el inglés Roger Bushell. Lo enviaron a Stalag Luft III, un campo de prisioneros de guerra de la Luftwaffe, a 160 km de Berlín. Bushell se escapó del campo en junio de 1941. Fue recapturado junto con otros 17 fugados cerca de la frontera con Suiza. Poco después, tomó la dirección de la excavación de tres túneles con los nombres de “Tom”, “Dick” y “Harry”.
A las 22.30 horas de la noche del 24 al 25 de marzo de 1944 empezó la huida a través del túnel “Harry”. Este medía 102 metros de largo, 0,70 m x 0,70 m, tenía tres estaciones intermedias y transcurría a unos 8,5 m bajo la superficie. Sin embargo, el principio real de la fuga, es decir, la salida del campo, se retrasó porque el suelo en esa época del año estaba helado y se tardó cuatro horas más de lo planeado en perforar la superficie. El túnel resultó unos 10 metros demasiado corto, así que la salida no se encontraba en el bosque, sino algo antes. Esto conllevó que se tuviese que sincronizar la salida del túnel con las patrullas de vigilancia y eso alteró el desarrollo de la huida y pronto resultó evidente que no huirían 220 prisioneros como se había planeado, sino unos 100. La fuga fue detectada a las 4:55 horas. En ese momento habían cruzado el túnel 87 personas, de las que 11 se entregaron en el bosque adyacente, y no contaron por tanto como huidos. Esto deja un cómputo de 76 fugados, 50 de ellos terminarán muertos y el resto capturados por tierras de Alemania y Francia. El 29 de marzo fue muerto Roger Bushell, el cerebro de la operación. De los fugados sólo tres evitaron ser capturados.
Los tres afortunados fueron el sargento noruego Per Bergsland (1918–1992) y el piloto Jens Einar Müller (1917–1999), también noruego que llegaron hasta la costa alemana donde marineros suecos los embarcaron en un barco que llegó a Gotemburgo en Suecia, ahí rápidamente se metieron en el consulado británico. De allí viajaron en tren a Estocolmo, se trasladaron al aeropuerto de Bromma, desde donde volaron a Escocia y en tren a Londres. El tercero fue un piloto holandés, Bram van der Stok (1915– 1993), también conocido como Bob van der Stok. La famosa película El Gran Escape, de 1963 producida y dirigida por John Sturges, protagonizada por Steve McQueen,James Garner y Richard Attenborough, se inspiró en esta fuga. También un documental de National Geographic, analiza el gran escape.
La fuga de Papillon de la Isla del Diablo (1941)
El francés Henri Charrière, conocido como Papillon (nacido en 1906), acusado por un crimen que según élno cometió, fue sentenciado a trabajos forzados a perpetuidad en las colonias francesas. Escapó en 1941 de la Isla del Diablo para caer prisionero en una cárcel venezolana de la que fue liberado en 1945. Escribió un libro con sus aventuras, cuyo título Papillon es el sobrenombre de Charrière, por su tatuaje de mariposa en el pecho (papillon quiere decir mariposa en francés). El gran crítico Morlans dijo que la obra constituye uno de los mayores hitos de la literatura francesa, en ella el ex presidiario cuenta las memorias de su encarcelación en la colonia penal, sus aventuras tratando de evadirse, sus intentos fallidos, sus amistades y finalmente su libertad.
La primera fuga le costó a Charrière dos años en aislamiento en la isla de Saint-Joseph tétricamente apodada por los convictos “la devoradora de hombres”. Sus amigos Clousiot y Maturette corrieron con la misma suerte, que concluyó con la trágica muerte de Clousiot pocos días después de cumplir su pena. A su salida, Charrière fue transferido a la isla de Royale, donde un informante hizo fracasar un nuevo intento de fuga. Luego, fingió locura (mostrando algunos típicos síntomas mostrados por locos reales), en un intento de fuga de la isla manicomio, que era muy poco resguardada. Fue un momento ideal para el escape del manicomio, pues después de iniciada la Segunda Guerra Mundial el castigo por intento de escape fue elevado a la pena de muerte, porque se consideró que existían cargos de traición a la patria. Un loco estaba visto como alguien sin control de sus propias acciones, de ese modo hacía imposible castigarlo por algo incluido el escape. Pero el intento de escape falló, Charrière y su compañero estuvieron cerca de estrellarse contra los acantilados y ahogarse. Después de “recobrar la cordura”, Charrière pidió ser transferido a la Isla del Diablo (en francés “Île du Diable”) la más pequeña de las tres Islas de la Salvación donde había estado preso Dreyfus. Las autoridades estuvieron felices de hacerlo porque de aquella isla rodeada por fuertes corrientes se decía era imposible escapar. Durante su permanencia en la Isla del Diablo, decidió que todos sus intentos de fuga fueron muy complicados. Su nuevo y simple plan sería arrojarse al mar desde los riscos usando una bolsa con cocos como balsa.
En los preparativos iniciales del escape, Papillon observó que las olas tenían una particular sucesión. Cada séptima ola parecía más grande y fuerte que las otras y que ésta sería lo suficiente para empujarlo muy lejos de la isla a alta mar. Después de muchos experimentos con sacos de su peso en cocos, nombró a la séptima ola Lissette, como la niña por la que arriesgó su vida. Charrière convenció a Sylvain, un compañero convicto, de acompañarlo en el escape. En 1941 en su noveno intento de fuga, él y Sylvain pasaron cuatro días y tres noches a la deriva en el mar, flotando en sus bolsas llenas de cocos y sobreviviendo gracias a la pulpa de coco. Por desgracia, Sylvain dejó prematuramente la balsa a menos de doscientos setenta y cinco metros de la tierra y se hundió en las fangosas arenas movedizas, desapareciendo cuando las olas mojaron su trampa. Charrière esperó hasta que las olas pusieron su balsa en la costa. Habiendo alcanzado tierra firme, Charrière se puso en contacto con un chino de nombre Cuic Cuic, Papillon le hizo saber que su hermano llamado Chang lo ayudó a escapar de la Isla del Diablo. Charrière alcanzó finalmente su libertad el 18 de octubre de 1945. Se asentó en Caracas, contrajo nupcias con Rita Alcover y se naturalizó como ciudadano venezolano en 1956. Siguió siendo un fugitivo de la justicia francesa, hasta que su causa prescribió en 1967 pudiendo entonces retomar sus lazos familiares, volver a su Francia natal y conocer a muchos miembros más de su familia, ahora orgullosos del tío aventurero que todos los periodistas querían entrevistar.
La fuga de Alcatraz (1962)
Se decía de Alcatraz, construida para albergar a los criminales más violentos de Estados Unidos en una isla en la bahía de San Francisco, que era a prueba de fugas. En Alcatraz rodeada de piedras y mar se alojaban los prisioneros más peligrosos, entre ellos Al Capone, y ninguno había conseguido escapar. Hasta que en 1962, Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin lo lograron. Durante dos años realizaron un túnel a través de las paredes desgastadas, con cucharas y un taladro manual, que los conducía al techo.
Durante ese tiempo usaron lo que encontraron para romper poco a poco la pared alrededor de los huecos de ventilación de sus celdas. Del techo de la cárcel descendieron por una tubería hasta el patio, saltaron unas rejas y llegaron a la playa. Inflaron la balsa que construyeron con trozos de impermeables y huyeron. Se los dio por muertos, pero nunca encontraron sus cuerpos. El FBI llevó a cabo una de las más grandes búsquedas de su historia por los alrededores de la prisión y en especial en la bahía de San Francisco. Las autoridades concluyeron que los reclusos murieron ahogados, aunque sus cuerpos nunca fueron hallados. A raíz del escape y menos de un año después, la prisión de Alcatraz fue cerrada.
Estos hechos fueron recogidos en la película titulada La fuga de Alcatraz rodada el año 1979, con guion de Richard Tuggle, dirigida por Don Siegel y protagonizada por Clint Eastwood, en el papel de Frank Morris, Jack Thibeau, interpretando el papel de Clarence Anglin y Fred Ward como John Anglin. Se dice que Frank Morris anduvo disfrazado durante varios años y cruzó la frontera rumbo a México en el año 1968 donde vivió una vida tranquila en Sinaloa hasta su muerte.
Fuga de Dieter Dengler (1966)
Dengler fue el único soldado que logró escapar de un campo de prisioneros durante la Guerra de Vietnam. Fue como Von Werra un piloto nacido en Alemania, el 22 de mayo de 1938. Con la ayuda de un amigo de la familia consiguió reunir el dinero y viajar desde Hamburgo a Nueva York. Allí se enrola en la Fuerza Aérea en 1957, siendo enviado a la Base Aérea de Lackland en San Antonio, Texas. Tras eso, viaja a San Francisco, donde conseguiría la plaza de piloto, en la US Navy, recibiendo entrenamiento como aviador de ataque y siendo asignado al VA-122. En 1965, es transferido al portaaviones USS Ranger y en diciembre, enviado a las costas de Vietnam. El 1 de Febrero de 1966 se encontraba volando un A-1 Skyraider sobre la región de Laos, donde fue derribado por una batería antiaérea. Fue llevado a un campo de prisioneros junto a otros seis. Cuando vio el lamentable estado en el que estaban sus compañeros de cautiverio, tuvo la resolución de escapar de allí. El plan inicial era sencillo, aprovechar el descuido de los guardias que comían desarmados para tomar el campamento y hacer señales a un C-130 que solía patrullar por la zona ocasionalmente. El 29 de junio de 1966, mientras los guardias comían, Dengler con varios de sus compañeros, salió a través de unas tablas aflojadas de la cabaña donde les retenían; Dengler y dos tailandeses se arrastraron hasta las armas. Los guardias se dieron cuenta demasiado tarde y cuando intentaron reducir a los presos, fueron tiroteados. Esa misma noche, consiguieron hacer señales a un C-130 que sobrevoló la zona, agitando dos antorchas a modo de SOS, el avión sobrevoló la aldea y dejo caer varias bengalas. Sin embargo, a la mañana siguiente no había rastro de equipo de rescate.
El 20 de julio de 1966, el Lt. Col. Eugene Deatrick volaba en una misión de reconocimiento armado junto al Mayor Anderson, cuando vio una señal en tierra. Al acercarse vio a un hombre agitando lo que parecía un paracaídas, con la inscripción SOS en unas rocas junto a él. A pesar de que se le dijo que ignorase a quien estaba haciendo señales desde tierra con aquel paracaídas (no había constancia de pilotos derribados en la zona), Deatrick solicitó la asistencia de helicópteros de rescate para Dengler. Habían pasado 23 días desde su evasión del campo de prisioneros y cinco meses desde que fue derribado. Su hazaña fue llevada al cine por Werner Herzog en el filme de 1997 Little Dieter Needs to Fly y luego en el 2006 en la película de acción titulada en español Rescate al amanecer con Christian Bale como Dieter Dengler.
Fuga en helicóptero de un penal de México (1971)
La prensa mexicana la recuerda como la fuga más espectacular. La del judeo-estadounidense Joel David Kaplan, quien logró escapar del penal de Santa Martha el 18 de agosto de 1971, cuando un helicóptero aterrizó a las 18.30 horas en uno de los patios de la cárcel. En la aeronave estaba un cómplice de Kaplan, Roger Guy Hersner, ex combatiente de Vietnam enviado por la hermana del preso Judy Kaplan que compró el helicóptero Bell 47 que aterrizó en el patio de la prisión pintado de azul, lo que confundió a los guardias que pensaron se trataba de una nave policial. Kaplan trepó en menos de medio minuto al helicóptero junto a otro recluso, el venezolano Carlos Contreras Castro. Kaplan purgaba desde 1962 una sentencia de 28 años por homicidio de su socio en la Ciudad de México. El helicóptero llevó a los reos al aeropuerto de Actopan, en Hidalgo donde a bordo de una avioneta Cessna los esperaba el piloto Víctor E. Stadter, un mercenario y contrabandista que lo llevó hasta los Estados Unidos. Kaplan residió luego en California. En 1975 se hizo una película sobre su fuga, Breakout con Charles Bronson y Robert Duvall.
Fuga de Billy Hayes (1975)
Sentenciado a 30 años en una cárcel turca por contrabando de drogas (hachís) en 1970, el estadounidense Billy Hayes, de 22 años, pasó un año brutal en la prisión de Sagmalicar, en Estambul, antes de ser trasladado a una isla-prisión cerca del mar. Después de seis meses de planear la fuga, robó un uniforme y tomando los dos mil dólares que su padre había logrado pasarle en un álbum de fotos, robó un bote y remó toda la noche, a través de una furiosa tormenta hasta la costa. Allí se tiñó de negro su cabello rubio, caminó a través de media Turquía y, finalmente, en tierra subió a un tren que entraba a Grecia. El tren pasaba a las 00 horas y era conocido como expreso de la medianoche. Llegó sano y salvo a Grecia y luego fue hasta la embajada norteamericana. Su experiencia la trasladó a un libro, El expreso de Medianoche, que después fue adaptado al cine en 1978 con gran éxito dirigida por Alan Parker, con Brad Davis como Hayes. La huida de Hayes le valió a Oliver Stone un Oscar al mejor guión tomado de la autobiografía de Hayes.
La fuga más grande de la historia mundial en Irán (1979) El 11 de febrero de 1979, un empleado iraní de la empresa Electronic Data Systems Corporation condujo un motín en la prisión Ghasr de Teherán con el fin de rescatar a dos compañeros de trabajo de nacionalidad estadounidense. Otros 11,000 presos aprovecharon esta situación, que se convirtió en la fuga carcelaria más grande de la historia mundial.
Los cerrajeros de Sudáfrica (1979)
Una de las fugas más increíble de la historia la protagonizaron tres presos políticos en Sudáfrica durante el Apartheid. Para lograr escapar de la cárcel de Pretoria atravesaron diez puertas cerradas con llave sin ser descubiertos. Tim Jenkin, Stephen Lee y Alex Moumbaris fabricaron la ganzúa correspondiente para cada una de las puertas durante varios meses. Si bien la cárcel donde se encontraban detenidos no era considerada de máxima seguridad, la fuga quedó en la historia por su perfecta y exitosa planificación. Se fugaron a los 18 meses de convertirse en convictos, el 11 de diciembre de 1979. Aunque no se debe quitar ningún mérito a su proeza, la lectura de su historia revela que las condiciones para la fuga eran idílicas. La cárcel apenas tenía un par de docenas de presos. Las condiciones de vida eran bastante buenas y los presos tenían un trato muy humano y mucha libertad respecto de los guardas. La seguridad no era tan elevada como pudiera esperarse. Sólo hubo que superar el reto de las puertas. Otro preso de Sudáfrica, ya más actualmente, Ananias Mathe, detenido en 2006 y que esperaba ser juzgado por 51 crímenes, incluyendo homicidio, violación y robo, se deslizó en noviembre de 2006 por la ventana de 20 cm X 60 cm de su celda de la prisión C-Max de Pretoria. Este ex soldado mozambiqueño de 28 años, que podría haber recibido un entrenamiento militar de alto nivel, es el primer prisionero que consigue escapar de esta prisión de alta seguridad en 40 años. Según el diario The Pretoria News, el preso, que tenía los pies y las manos encadenados, se untó de vaselina antes de romper dos barras de hierro de su cama que utilizó para deslizarse entre los barrotes de la ventana. Utilizando otra barra torcida hasta formar un gancho, bajó de la muralla del penal utilizando ropas y sábanas como una cuerda. Seis guardias fueron despedidos por no detectar su fuga.
Fugas de Pascal Payet (2001, 2003 y 2007)
Payet cumplía 30 años por asesinato en la cárcel de Luynes cuando escapó con un helicóptero por primera vez en 2001. Estuvo prófugo seis años, durante los cuales organizó la fuga de tres de sus ex compañeros de cárcel, todas vía helicóptero en 2003. Eventualmente fue capturado y encarcelado en Grasse, una cárcel de alta seguridad en el sur de Francia. Payet escapó a la libertad nuevamente en julio de 2007, en un helicóptero Squirrel secuestrado junto con su piloto en Cannes, media hora antes. La nave aterrizó en el techo de la penitenciaría. Sorprendentemente, ha habido diez fugas en helicóptero exitosas de las cárceles francesas en los últimos 20 años, de las cuales Pascal Payet ha estado implicado en cinco.
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