“Tenemos miedo a que un compañero militar musulmán atente contra nosotros”. Dicho por un miembro del Ejército Español
España, al igual que otros países europeos, está recurriendo cada vez más a reclutas musulmanes para su ejército, albergando en sus filas actualmente unos dos mil. En su mayoría se trata de soldados leales y eficaces, que han integrado su condición y sus creencias sin conflictos.
Sin embargo, la creciente presencia de musulmanes en el ejército de España es una circunstancia que preocupa a los propios militares, y no tanto por la posible infiltración de radicales, sino por el extremismo natural de su visión del mundo. “Ellos, los propios militares musulmanes, te lo dicen muy abiertamente: si tuviesen que elegir entre su religión y el ejército, antepondrán sus creencias”, aseguró una fuente militar que denunció la situación bajo condición de anonimato.
La presencia de extremistas entre los militares supone un “grave problema interno”, ya que estos soldados tienen la posibilidad de insumisión en una guerra que para ellos sea injusta o vaya en contra de sus demás hermanos musulmanes. Lo recordaba recientemente en Córdoba TV1 el imán de la mezquita de Fuenlabrada Al Sunna, Mohamed Said Alilech.
El verdadero problema para los militares españoles nativos surge cuando un musulmán no quiere acogerse a la objeción de conciencia y decide “ayudar a sus hermanos musulmanes. Nos da miedo que en una misión, ese compañero, que está a tu lado y armado, se ponga del otro lado”, confiesa el militar que se ha decidido a alzar la voz, siempre polémica, sobre esta tensión interna.
En estos momentos, la presencia de las Fuerzas Armadas españolas en misiones internacionales es de 580 militares en Líbano, 420 efectivos en Afganistán, 300 en Irak, 122 en Malí y 17 en la República Centroafricana. Todos ellos son países con amplias mayorías musulmanas y sus conflictos tienen, en gran medida, al islamismo como protagonista.
El ejército, una salida fácil
Los datos de paro y fracaso escolar arrojan que el colectivo musulmán siempre ha sido el más desfavorecido en España, especialmente en ciudades como Ceuta y Melilla.
El ejército es una opción de empleo atractiva para muchos de estos jóvenes, que necesitan con urgencia un trabajo para sobrevivir y sacar adelante sus familias. A menudo su paso por el ejército les abre también las puertas a trabajos civiles como policías nacionales o locales u otras ocupaciones relacionadas con la seguridad. Sin embargo, una vez dentro de la disciplina castrense, muchos de ellos se arrepienten de haber dado el paso, considerando que han hecho algo ‘haram’ o prohibido.
Una conversación interceptada
Recientemente agentes de comunicaciones del ejército encontraron, en un foro habitualmente utilizado por yihadistas, la conversación entre un militar musulmán ‘arrepentido’ destacado en Melilla y el Sheikh Abdullah Al Boukhar, una autoridad con mucha importancia y seguimiento dentro de la comunidad islamista. El militar mostró su inquietud al clérigo sobre lo que consideró “transgresiones” a la fe islámica a las que se vió obligado por estar en el ejército; como llevar una cruz grabada en el uniforme o a morir por España. Este es el contenido íntegro de la conversación.
Pregunta del militar ‘arrepentido’: “Dios te bendiga, Sheikh. Hay jóvenes musulmanes que se interesan por el ámbito militar y se incorporan a filas en el Estado Español, ambicionando un empleo y un sueldo todos los meses, sabiendo que al entrar a ese ámbito se les obliga a varias cosas, entre ellas a jurar lealtad a España y quizá a sacrificarse (morir) por ella, a vestir un uniforme militar que lleva grabada una cruz, a ponerse en pie al escuchar el himno nacional, y ante la imagen de la Virgen María, a sentarse a escuchar las palabras del que puede ser un sacerdote católico y otras transgresiones… ¿Cuál es el juicio del Islam sobre trabajar en ese ámbito?”.
Respuesta del Sheikh Abdullah Al Boukhar: “Es que… quien oye semejantes ultrajes e ignominias, ¿cómo va a legitimar ese acto y entrar a formar parte de ese ámbito? El joven musulmán debe apartarse de todo eso. Además, ese juramento, que Allah os bendiga y os refugie, es un juramento infiel y recalco ‘juramento infiel’. Añado a esto el hecho de que este himno, ese himno de ellos, tiene términos infieles y, erguirse ante una estatua es un gesto de veneración y sacralización. Todo esto quebranta y contradice la fe, por lo tanto, no deben entrar en ese ámbito. La bendición de Allah esté con vosotros”.
Prohibido denunciar la situación: amenazas de muerte
Las fuentes militares consultadas confirman la existencia de estos jóvenes musulmanes “arrepentidos” de haber entrado en el ejército español; jóvenes que se convierten en blanco fácil para los reclutadores yihadistas.
No es casualidad que el Ministerio del Interior esté redoblando esfuerzos este año por desarticular las redes de reclutadores de nuevos militantes islamistas. “Desde organizaciones terroristas, como el Estado Islámico, están intentado reclutar a algunos de estos chicos”, reveló el militar en alusión a casos concretos que se están dando hoy en el ejército, “son musulmanes con formación y conocimiento en armas y cuestiones militares. Su papel es guiar a los que tengan dudas y, o bien mantenerlos para controlar al resto de personal musulmán, o tenerlos como durmientes a la espera de órdenes”.
Esto es conocido como un ataque ‘Green on blue’, es decir, un ataque desde un infiltrado de tus propias fuerzas, como el que realizó Nidal Hassam en Estados Unidos. “Estamos preocupados. Da un poco de miedo que tu vida dependa de un compañero musulmán”, afirma, mostrando su temor a que los reclutadores logren su propósito y se produzcan un ataque desde dentro del propio ejército.
Con el fenómeno del Estado Islámico se ha detectado un aumento de consultas a líderes religiosos para saber si es ‘haram’ –prohibido— o permitido ser miembro de las Fuerzas Armadas, y dado el caso combatir a otros musulmanes, afeitarse la barba, saludar a superiores o dejarse mandar por una mujer. “Se han dado casos de insubordinación a personal femenino por el simple hecho de ser mujeres, aun siendo de mayor graduación”, denuncia. Por su parte la inteligencia de Estados Unidos alertó a España en 2012 de la posible existencia de islamistas infiltrados en las filas militares, tras detectarlos en su ejército.
Desde entonces, se realiza un seguimiento de un pequeño número de “casos sospechosos”, aunque por el momento no han trascendido resultados concluyentes.
Desde el ejército claman contra la pasividad y la falta de medidas ante esta situación, en la que nadie se atreve a actuar, por el temor a que se interprete como una ofensa racial. “Las cadenas de mando se niegan a hacer más al respecto por miedo a que se crea que es una caza de brujas”. Además, asegura que algunos mandos que han intentado ir más allá y llevar las riendas de esta denuncia, han recibido respuesta inmediata: sus familias han sido amenazadas.
De la misma manera que ha ocurrido con periodistas que han denunciado casos de infiltración en los más diversos niveles, so pretexto de una búsqueda de refugio, como es el caso de México.
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