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Edición 362
Escrito por Abraham García Ibarra   
Viernes, 01 de Septiembre de 2017 12:20

PORTADA9

ITINERARIO 2018

De sucesión presidencial y de dinosaurios mutantes

Abraham García Ibarra

TECLEAMOS ESTAS LÍNEAS extremadamente consternados. La razón es la siguiente: En 1954 hicimos nuestro debut reporteril en El Sol del Pacífico, de la Cadena de Periódicos García Valseca, en Mazatlán, Sinaloa.

Nuestro proveedor de noticias nacionales e internacionales era la redacción central de la propia Cadena en la Ciudad de México. Los “cables” los bajaba un eficaz radiotelegrafista que los reproducía en una estruendosa máquina de escribir mecánica. El mazatleco Francisco Casas ganó un concurso nacional de radiotelegrafía.

En la revisión de la montaña de cuartillas, perdida, se consignó la noticia de que había hecho su aparición en Japón la quimera Godzilla, apenas nueve años después de la explosión de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.

No volar”, era la primera consigna en el manual de aprendizaje Periodismo trascendente, del inmorible maestro Salvador Borrego. Ahí se quedaría el asunto, si no fuera porque aquella película japonesa ha tenido, hasta 2014, 28 ediciones.

9IT2

A mitad de la segunda quincena de agosto, entre la XXII Asamblea Nacional del PRI y la entrega por Enrique Peña Nieto de su quinto informe de Gobierno, desde la Ciudad de México se alcanzó a ver parcialmente el eclipse solar.

Bajo medias tinieblas, a escasos 200 metros de Palacio Nacional y del Palacio del Ayuntamiento -menos distancia de la Catedral Metropolitana- hizo su aparición ante nuestros azorados ojos el temible y temido Godzilla. Verlo por primera vez, para nosotros fue noticia y estupefacción.

¿Cómo describirlo? Nos atenemos a la descripción de los cronistas de cine: Un dinosaurio mutante.

Entonces, Monterroso no hizo fantasías: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.

¿De qué colores lo pintamos? ¿Tricolor? ¿Amarillo? ¿Azul? La paleta puede dar para eso y más. Quizá magenta; acaso entre trigueño y moreno. Se lo dejamos de tarea a los muralistas o, de perdida, a los grafiteros.

Es que esas cosas de la sucesión presidencial de 2018 lo dejan a uno daltónico. De todas formas, Godzillanos carga el espíritu de presagios.

El Pito de José Rubén Romero

Si vamos a lo del 18, ensayemos una lectura libre del Testamento de Pito Pérez, a fin que los notarios son duchos en eso de arreglar sucesiones testamentarias. Y el Pito de José Rubén Romero, dijo así:

Lego a la democracia mexicana todo el caudal de mi amargura. A los consejeros y magistrados electorales, sedientos de oro, la mierda de mi vida. Para los votantes, por cobardes, mi desprecio/ porque no se alzan y lo toman todo en un arranque de suprema justicia. Es versión libre, repetimos.

Zúñiga y Miranda, el candidato perpetuo

Nicolás Zúñiga y Mirandalas perdió de todas, todas. Contra Porfirio Díaz, cinco. Una contra Venustiano Carranza. Terminó sus aspiraciones bajo el siguiente epitafio: Aquí yace el candidato perpetuo. Finalmente, no le fue tan mal. Al dictador lo derrocaron y a Carranza lo asesinaron.

Bajo plomo fueron eliminados también los sonorenses Álvaro Obregón y Luis Donaldo Colosio. Ya lo comentamos en anteriores entregas de este Itinerario.

El porfiado anti porfirista Zúñiga y Miranda, no supo nunca si lo que expresó don Porfirio fue de buena fe, cuando declaró que el pueblo mexicano ya estaba preparado para la democracia.

En estos días, el ilustre zacatecano no sabría cómo reaccionar al escuchar los discursos democráticos de los doctores Lorenzo Córdova Vianello y Janine M. Otalora Malassis.

Si un Zúñiga y Miranda redivivo supiera francés o portugués-brasileño, idiomas en los que estaban escritos los códigos electorales de Francia y Brasil, renovaría esperanzas en la victoria, como lo hicieron los perseverantes, en grado de terquedad, Francois Mitterrand y Lula da Silva.

¿Quién sabe hasta qué profundidades del océano llegan los ríos?

En su segunda derrota electoral, una publicación parisina cabeceó el resultado mofándose de Mitterrand: El destino no lo quiere. El insumiso replicó: ¿Y quién sabe a qué profundidades del océano llega el Sena?

Aquí, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano mastica con deleiteel francés. Tiene acento de diplomático. Pero le faltó alfabeto en castilla para traducir los alegatos en los colegios electorales de 1988 de los diputados priistas Guillermo Jiménez Morales y Miguel Montes García, y el ábaco para contar los votos que le dieron el triunfo a Carlos Salinas de Gortari, ya descontadas las boletas electorales quemadas a orillas de ríos y arroyos del estado Guerrero. En el estado de México no alcanzaron a robárselas.

A Cárdenas Solórzano le faltó también agudeza. Él se vino de Michoacán, que gobernaba, a contender por la presidencia de México. De Michoacán fue diputado a aquella aciaga LIV legislatura el respetable, por probo, constitucionalista don Antonio Martínez Báez.

Don Antonio aseguró entre las curules del Palacio Legislativo de San Lázaro, que la operación urdida en el eje Los Pinos-Avenida Congreso de la Unión, puesto el palacio bajo sitio, fue un Golpe de Estado Técnico.

Con un poco de paciencia, Cuauhtémoc se habría informado por qué recovecos de la Constitución transitó ese golpe. Quizá la tremenda Corte hubiera iniciado una investigación sobre la violación de los derechos políticos de los mexicanos. Todavía se valía.

¿Le asustó el ímpetu de Monsieur Clouthier?

9IT3

Es eventualmente posible, que el candidato presidencial por el Frente Democrático Nacional (FDN) haya sido aturdido por el frenético ímpetu del candidato presidencial del PAN, monsieur Manuel de Jesús Clouthier y del Rincón, quien desde principios de 1988 ya traía en el bolsillo el manual para lanzarse a la cruzada de desobediencia civil contra el fraude electoral.

Es probable, también, que el hijo del general Lázaro Cárdenas del Río tuviera en mente la experiencia paterna cuando, en su sucesión en 1940, el general Juan Andrew Almazán se alzó contra el triunfo presidencial de Manuel Ávila Camacho. Se alzó en saliva, porque el naciente Partido Acción Nacional (PAN) no logró convencerlo de que se levantara en armas.

De la Madrid no cayó en la tentación de accionar al Ejército

En aquella temporada de confusa tensión, acaso a Cárdenas Solórzano le haya pasado desapercibido un hecho de suyo significativo. En el besamano de rigor después de cada informe presidencial, en el quinto Miguel de la Madrid compareció en el desayuno de la Unidad Revolucionaria del PRI.

En ese evento, el general orador, Renato Vega Amador llegó con un discurso escrito, en unos de cuyos párrafos le ofrecía al presidente que, para apagar las chinampinas frentistas, las Fuerzas Armadas mexicanas nomás esperaban el primer llamado del Comandante Supremo. El civilista abogado por la UNAM ordenó que se suprimieran esas líneas del mensaje del general sinaloense.

El año del voto del miedo

Como sea, ya constituido el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en 1994 Cárdenas Solórzano volvió a la carga. Fue el año del voto del miedo. Esa elección presidencial se caracterizó por un hecho excepcional: Salinas de Gortari logró tener cuatro candidatos a su sucesión.

En noviembre de 1993, perfiló a Colosio, confirmado por el PRI en la primera semana de diciembre. En la visita de cierre decembrino de periodo legislativo a Los Pinos, se escuchó un susurro: “¿Y usted, Diego, por qué no?”.

El PAN operó la candidatura presidencial del diputado Diego Fernández de Cevallos. El Partido del Trabajo le brindó al presidente la tercera de la tarde: Cecilia Soto.

El asesinato de Colosio le dio a Salinas de Gortari al candidato suplente: Ernesto Zedillo Ponce de León. Éste fue, además, suplente por partida doble. El secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, fue impugnado por no haber renunciado a su encargo seis meses antes de la fecha electoral.

Fernández de Cevallos, actor en la Alianza estratégica

Fernández de Cevallos, actor en el pacto de la Alianza estratégica PAN-Salinista de diciembre de 1988, supo hacerla… a medias. En debate entre candidatos presidenciales, barrió de calle con Zedillo y Cárdenas. Súbitamente, salió de foco mediático. Después, Vicente Fox diría: ¡Se rajó!

En 1999, Cárdenas Solórzano renunció a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal para entrar de nuevo a la lid presidencial en 2000, dicho con todo rigor, ya francamente disminuido.

Para entonces, el salinismo transexenal ya contaba con un aliado oficioso en el Instituto Federal Electoral (IFE), el académico y ex combatiente izquierdista José Woldenberg.

Woldenberg era un militante confeso de la corriente de intelectuales mexicanos que postulaba la transición democrática. A este fin, no servía el tres veces ex secretario del gabinete presidencial y ex gobernador priista de Sinaloa, Francisco Buenaventura Labastida Ochoa, quien, por cierto, en su mandato no la había pasado nada bien con el presidente entonces en funciones, Salinas de Gortari.

Un bufón placeado por el Grupo San Ángel

El bufón azul Vicente Fox Quesada, en cambio, había sido placeado con sus botas y cinturón vaqueros por el selecto club del Grupo San Ángel. Contaba, además, con las simpatías de aquellos que predicaban la democracia sin adjetivos. De ida y Vuelta. “Este hombre va a desolemnizar la presidencia”, se gratificaron sus publicistas.

Por las campañas presidenciales de 2000, cruzaron muy vistosas y visibles las operaciones Amigos de Fox (“Nos llegan donaciones desde Irlanda y hasta de Rusia”, reconoció paladinamente el gobernador de Guanajuato), y del Pemexgate del PRI.

Los consejeros y magistrados electorales federales, al asumir sus responsabilidades para cumplir una “función de Estado”, según codifica la electoral la Constitución mexicana, se obligan a cumplir los principios rectores: Certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad en materia electoral.

De repente, al revisar los estimulantes saldos de sus cuentas bancarias, esos funcionarios sufren ataques de amnesia a la hora de resolver y sentenciar expedientes en cartera. Así se dice, no a la de los billetes, sino a la de la orden del día. A la mejor hay una subconsciente asociación de ideas.

Juramento crucifijo en mano

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No hay lazos indisolubles entre un juramento ético y la hora de emitir el voto en las sesiones de Consejo General del INE (antes IFE) o en el pleno de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, según sea el caso.

Al medio día del 1 de diciembre de 2000, en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, Vicente Fox Quesada saltó eufórico al templete con crucifijo en mano derecha (obviamente). Así empezó la transición democrática en México. Sería su gobierno, dijo el guanajuatense tiempo después, de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios.

Sobre aquellas ilegales y vergonzosas operaciones político-financieras, los académicos Lorenzo Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón escribieron un macizo e iluminante ensayo en el que pretendían advertir sobre el financiamiento a partidos y campañas, paralelo y hasta excesivo sobre el monto de subsidios públicos otorgados por los contribuyentes, según la salomónica sabiduría de los diputados miembros de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados.

La amnesia suele ser contagiosa… y rentable. Hoy, hoy, hoy, hoy, Córdova y Murayama son consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE).

Incontinente empedernido, Fox peroraba que el suyo era el primer gobierno democrático de la historia de México. Cuando los magistrados electorales sentenciaron la elección presidencial de 2006, escribieron tímidamente que el inquilino de Los Pinos había puesto en riesgo la equidad democrática. “Riesgos para la validez democrática de los comicios”, fue el uso jesuítico. Y se quedaron tan campantes.

Aun antes de terminar su sexenio, el zafio guanajuatense hacía alarde de que “era el primer presidente de México” que había ligado dos victorias en sucesivas campañas presidenciales: La propia, y la de Felipe Calderón Hinojosa. (Hace unos días, agregó que le había brindado sus sabios servicios al candidato presidencial del PRI en 2012, Enrique Peña Nieto).

La banda presidencial, por los suelos

A media noche del 30 de noviembre de 2006, últimos minutos del mandato de Fox, como si fuera una tenida negra, se registró un suceso tragicómico en Los Pinos: En un extraño protocolo, un cadete del Estado Mayor Presidencial puso en manos del mandatario saliente una copia de la banda presidencial para que se la cruzara al pecho al presidente entrante. El paño tejido en seda se resbaló y del suelo fue recogido y alisado con las manos para cumplir nerviosamente con ese raro ritual.

La mañana siguiente, el panista Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa fue introducido por el Estado Mayor Presidencial al Palacio Legislativo de San Lázaro por un túnel modelo Chapo,para que rindiera su protesta constitucional al encargo de presidente. Después, el michoacano diría que su investidura se dio, aiga sido como aiga sido.

De cómo se pagan los servicios a las campañas

9IT1Hablamos líneas antes de la sentencia definitiva e inatacable de los magistrados electorales en 2006, en la que escribieron, suavecito, que Fox puso en riesgo la validez democrática de aquella elección.

Pero dedicaron también, algunas palabras, queditas, para decir que la intromisión del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en la campaña presidencial, fue improcedente al spotear (254 veces en cuatro canales televisivos), que un cambio del modelo económico sería la gran tragedia para el país.

Ca-sual-men-te, esos mensajes empresariales tuvieron semejanzas maravillosas con los del PAN, que aseguraban que las propuestas de la Coalición Por el Bien de Todos desencadenarían una crisis económica. (Ya en Los Pinos, Calderón obsequió al entonces presidente del CCE, un tal señor Barraza, el negocio de Aeroméxico).

Eso del “subversivo” cambio del modelo económico, se acompañó de otro aviso identificando el “peligro para México”. Estaba en escena por primera vez Andrés Manuel López Obrador.

El colaboracionismo del ministro presidente de la Corte

El presidente de la transición democrática, después de que no logró imponer la candidatura presidencial de su segunda esposa para 2006,no quería votos libres ni elecciones auténticas.

En desayuno privado en Los Pinos con el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Mariano Azuela Güitrón, empezaron a maquinar el desafuero del jefe de Gobierno del Distrito Federal (usando como causal un litigio iniciado durante la gestión interina en el DF de Rosario Robles Berlanga, cuya sentencia definitiva se dictó 14 años después).

En la campaña de 2006, el PAN tuvo como asesor estratégico al español Antonio Sola. De su cacumen salió que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, estaba enviando brigadas bolivarianas en apoyo a la campaña de la Coalición por el Bien de Todos.

El PAN nunca presentó pruebas contundentes de esas imputaciones. En cambio, las pantallas televisivas mexicanas retrataron al entonces líder indisputable del Partido Popular español, el diminuto José María Aznar, incitando a los mexicanos a votar por Felipe Calderón.

Casi un millón de votos anulados

Por unanimidad, los magistrados electorales federales contaron 14 millones 916 mil 967 votos en favor de Felipe Calderón. Lo nombraron presidente de los Estados Unidos Mexicanos, reconociéndole una ventaja de 233 mil 831 sufragios, después de haber anulado 900 mil 373 votos. ¿O lo hizo el doctor Luis Carlos Ugalde, entonces consejero presidente del IFE?).

Cuando el candidato presidencial de la Coalición Por el Bien de Todos se declaró en resistencia contra el fraude electoral y se plantó en la Ciudad de México, hubo “líderes de opinión” que exigieron al todavía presidente Fox que ordenara la toma de la sede de los poderes federales por el Ejército.

Uno de esos “líderes de opinión” fue premiado después con la coordinación de los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, cuyo emblema conmemorativo, es la estela de pus en el Paseo de la Reforma, que aún permanece.

Se estrena un “nuevo modelo de Comunicación Política”

9IT5De vuelta a los magistrados electorales federales: Entre 2010 y 2011, recibieron del partido en el gobierno, el PAN, una denuncia contra el gobernador priista del estado de México, Enrique Peña Nieto, por hacerse promoción política personalizada fuera del territorio estatal (quinto informe de gobierno), con la mira puesta en la candidatura presidencial tricolor para 2012.

La magistrada ponente, María Elena Alanís Figueroa procesó en su residencia privada el dictamen respectivo, con la presencia invitada de los representantes personales de Peña Nieto y los abogados del PRI. Por ahí, andaría rondando Enrique Ocho Reza, ahora dirigente nacional del tricolor. Era entonces un bien remunerado burócrata del Tribunal Electoral federal.

Los insospechables togados sentenciaron “por unanimidad” que el justiciable sólo había puesto en práctica un nuevo modelo de comunicación política. Exonerado.

Mientan otra soga en casa del ahorcado

Fue, esa, “la segunda” de López Obrador, nominado por el PRD; este partido, después, socio de número del fáctico Pacto por México.

Los magistrados federales desestimaron en 2012 acusaciones múltiples sobre la compra de votos por el PRI, usando plásticos de Monex y Soriana. Ahora, se mienta otra soga en la casa del ahorcado: Indiscretos ejecutivos de la brasileña Odebrecht aseguran haber pagado moches a Pemex, presuntamente para financiar en 2012 la campaña presidencial del PRI.

El defenestrado director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin anunció que denunciara a sus “calumniadores” por daño moral. El honor personal está primero. Pero esta causa no corresponde a los magistrados electorales.

Cuando se habla de la “infraestructura moral de las leyes”

En el compendio editorial Límites de la democracia en México/ Elecciones 2006, encontramos esta cita que hace el presentador de la investigación académica, doctor Fernando Castañeda Sabido (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. 2010):

Hay algo crónico en la construcción de consensos en México y en la infraestructura moral de las reglas y las leyes, que se expresa regularmente en un juicio post facto que siempre dice: ‘La ley es imperfecta y por lo tanto es injusta’. Este juicio sumario autoriza al que lo enuncia a no respetar la ley. No existe ley perfecta, pero quizá en la democracia el problema es aún más complejo…

Para nosotros, resulta anticlimático escuchar en México, sistema de corruptos, eso de la “infraestructura moral de las reglas y las leyes…” ¿Será porque no somos demócratas o dudamos de la integridad de los impartidores de la justicia electoral?

Ya que pasó el susto mediático del eclipse solar, no era El Apocalipsis,mejor optamos por acercarnos aquí cerca a la filmación de Godzilla. A la mejor descubrimos que es menos peligroso que otros dinosaurios mutantesque tienen en sus manos la suerte de la democracia a la mexicana. Es cuánto.

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Don Nicolás Zúñiga y Miranda

Don Nicolás Zúñiga y Miranda es quizá uno de los personajes más curiosos de la historia de México, a pesar de que no todos saben quién es. En su momento, fue el hombre más popular de la ciudad de México.

TODOS LOS DÍAS se le veía paseando por la entonces llamada calle de Plateros (hoy Madero), con su sombrero de copa, su larga levita, su bastón y sus finas polainas blancas. Todo el mundo lo saludaba y muchos lo llamaban "señor presidente".

¿Quién era este hombre?

Don Nicolás nació en la ciudad de Zacatecas en la segunda mitad del siglo XIX, probablemente en los últimos años del imperio de Maximiliano, aunque la fecha exacta se desconoce. Llegó a la ciudad de México con el firme propósito de estudiar derecho y convertirse en un afamado abogado, pero sus inquietudes científicas lo llevaron a incursionar también en otros campos, incluyendo la sismología. Así, en 1887 inventó un aparato para predecir temblores.

Con él predijo que se sentiría uno fuerte en la noche del 24 al 25 de mayo de aquel año. Envió sus predicciones a los periódicos y por supuesto nadie lo tomó en serio. Y que va temblando esa noche. La fama lo alcanzó y todo mundo comenzó a buscarlo para preguntarle por su fabuloso invento. Con los humos subidos, predijo un nuevo temblor que ocurriría el 10 de agosto de ese mismo año. Anunció que sería tan fuerte que la ciudad entera desaparecería. Y para colmo, dijo que el Peñón de los Baños haría erupción, cosa difícil en realidad porque no es un volcán.

Pero por su éxito anterior, mucha gente le creyó y el pánico se apoderó de buena parte de los habitantes de la capital. Algunos incluso abandonaron la ciudad mientras otros buscaban refugio y consuelo en las iglesias. Y por supuesto no tembló ni hubo erupción. Don Nicolás salvó la vida de milagro frente a la furibunda multitud que lo quería linchar, pero tuvo que dejar de lado sus aficiones telúricas y concentrarse de nuevo en sus estudios jurídicos. Más adelante, ya convertido en abogado, decidió incursionar en la política, comenzando por publicar un periódico semanal que duró eso, una semana. Es decir, sólo salió el primer número. Lo volvió a intentar otras veces, pero siempre con el mismo resultado.

Además, su filiación opositora al régimen de Porfirio Díaz lo llevó a la cárcel en varias ocasiones. En 1893 se le volvió a encarcelar acusándola falsamente de participar en una conspiración militar contra el régimen. Fue a dar en la famosa y terrible cárcel de Belén donde permaneció incomunicado por algunas semanas, lo que terminó de desatar la locura que ya se le venía manifestando de tiempo atrás. Es decir, en Belén murió el antiguo Zúñiga y nació el personaje que ahora recordamos con simpatía. Una vez libre volvió a las andadas y decidió presentarse como candidato a las elecciones presidenciales de 1896, lo que fue muy comentado por los periódicos de la época. Uno de ellos, El Hijo del Ahuizote, publicó el programa político que el mismo candidato les hizo llegar.

"Bases de Programa Político:

RELACIONES.- Aplicar la doctrina Monroy (sic) a Europa y el equilibrio europeo a América. Reunión de un Congreso Intercontinental, Internacional e Interoceánico, para resolver las diferencias entre el Mar Amarillo y el golfo de Petchilí.

HACIENDA.- Sistema proteccionista absoluto y sin limitaciones y retorno a las antiguas encomiendas y encomenderos.

JUSTICIA.- Abreviación ejecutivo coactiva de los procedimientos judiciales administrativamente connotados.

INSTRUCCIÓN.- Libertad facultativa técnico-esférica de la instrucción superior al clero regular y secular.

CULTOS.- Religión de Estado la Católica, Apostólica, Romana, con tolerancia de todas las demás sin excepción alguna.

GOBERNACIÓN.- Estudio detenido, concienzudo y gráfico de las relaciones del Poder Central con los estados; de éstos con los cantones y distritos; de éstos con los municipios y de éstos con las veintenas; las veintenas a la vez con las decenas y las decenas con las docenas.

FOMENTO.- Fusión, confusión y difusión de todos los partidos habidos y por haber. Nombramiento de grandes comisiones científicas para todos los asuntos que se relacionen con la climatología, geología y paleontología naturales y minerales.

COMUNICACIONES.- Sistema de comunicaciones misto-circunlógico a recerva (sic) de reformas clásicas. Sistema de faros electro-magnéticos edisónicos.

GUERRA.- Instrucción militar, adoptando la táctica moderna del yuyutsú con sus procedimientos particulares, el kappo y zappo. Establecimiento de talleres eléctricos para la construcción de fusiles Boers Ramírez. Sistema de drenaje estratégico en las costas. Creación de treinta acorazados que se pagarán en bonos que llevarán el nombre de blindados."

Es increíble que con semejante programa político alguien lo tomara en serio, pero ocurrió, pues mucha gente que estaba harta del porfiriato, ante la ausencia de otras candidaturas, decidió apoyar la suya. Y por supuesto, don Nicolás acabó una vez más en la cárcel de Belén y las elecciones las ganó en solitario don Porfirio. En este nuevo encierro su locura se acentuó. Desde entonces, se presentó como candidato en cuanta elección presidencial hubo.

Don Porfirio comprendió que estaba totalmente loco y ordenó que ya no se le molestara, por lo que su nombre figuró en las elecciones de 1900, 1904 y 1910, cada una con un programa político más estrafalario que el anterior. Incluso se dice que cuando Díaz se entrevistó con Madero, plática que éste aprovechó para informar al viejo dictador que pensaba lanzarse de candidato a la presidencia, Díaz le contestó: "Me parece bien, don Francisco, así seremos tres los candidatos, Zúñiga y Miranda, usted y yo". De esta forma don Porfirio mostraba el poco aprecio que sentía por Madero.

Durante la Revolución, don Nicolás siguió con lo suyo. Fue candidato presidencial en 1911 contra Madero, en 1913 contra Victoriano Huerta, en 1917 contra Carranza, en 1920 contra Obregón y en 1924 contra Calles. Y no siguió adelante porque la muerte lo alcanzó en 1925. Pero no todo eran elecciones en su vida. Entre una y otra se dedicaba a la abogacía, defendiendo exclusivamente a gente de pocos recursos contra las injusticias de los ricos, y al parecer solía ganar muy seguido los pleitos, lo que contribuyó a aumentar su popularidad y el cariño que los habitantes de la ciudad le tenían.

También se dedicó al espiritismo, corriente muy en boga en aquellos años y de la que participó inclusive el presidente Madero. Pero en el caso de don Nicolás, hasta su espiritismo era con carácter filantrópico. Como prueba de ello, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en presencia de algunos "testigos", invocó a los espíritus de los gobernantes europeos que estaban en guerra para intentar mediar entre ellos y ponerle fin al conflicto, ayudado por el espíritu conciliador del filósofo griego Aristóteles, quien también acudió a la sesión. Pero al parecer el mal carácter del espíritu del káiser alemán impidió que se concretara el acuerdo de paz, así que la guerra continuó en Europa. Pero sus esfuerzos valieron que el mismo se pusiera el nombre de “Nicolás de América”.

Don Nicolás Zúñiga y Miranda murió el 29 de marzo de 1925 en el interior de una vivienda humilde. Poca gente lo supo, porque los que habían sido sus fieles admiradores en el porfiriato ya habían muerto también, y las nuevas generaciones poco sabían de él. Sin embargo, los dos principales periódicos de aquella época, El Universal y Excélsior, publicaron al día siguiente sendas crónicas recordando los principales acontecimientos de la vida de tan singular personaje que ni el propio Carlos Balmori hubiera imaginado. (Recopilación H. Chavarría).



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