ITINERARIO 2018
La democracia contratada y contratista
Abraham García Ibarra
APAGADAS EN PALACIO NACIONAL las últimas brazas de la lucha armada y, después de cuatro gobiernos militares, entre 1945 y 1946 el Partido de la Revolución se convirtió en PRI. De sus filas surgió la primera Presidencia civilista.
El primer mandato presidencial priista 1946-1952 fue ejercido por Miguel Alemán Valdés.
Entre los propios sucesores de 1952 se dio por inaugurada la corrupción de Estado y del Estado.
Tomó “cartas de naturaleza” la convicción de que el sexenio anterior fue de los alemanista, por alemanistas y para los alemanistas. Don Adolfo El viejo Ruiz Cortines declaró el sexenio de austeridad.
De 1946 a 2017, es autorizado describir México como una serpiente mordiéndose la cola, luego de que, en 1982, los gobiernos posrevolucionarios cedieron el mando a los gobiernos neoliberales.
Tres parábolas sobre nuestro destino manifiesto
Década de los 50s. Al lado del corredor Nueva York-Londres, que tenía lo suyo, en la Ciudad de México -después de México todo es Cuautitlán, se decía entonces- era un horror la imagen de los barrios marginales.
Adolescentes y jóvenes excluidos se debatían entre la miseria y el crimen como única opción de supervivencia. Serían los ninis de hoy.
Una emergente clase media con aspiraciones burguesas en la Ciudad de los Palacios, vivía a la vez el gozo, la confusión y perversión de su súbito ascenso socioeconómico.
Un grupo representativo de ese segmento social se convocaría a compartir sus disipaciones nocturnas. Se encuentra de repente atrapada en el aislamiento y la anarquía y, en su intima y obligada convivencia, es presa de la promiscuidad, la sed, el hambre. Pierde todo sentido de humanidad y de solidaridad.
El instinto individualista es empujado a sobrevivir a expensas de los “amigos”. El valor de la sociedad queda proscrito.
En la estampa siguiente, tenemos a un embajador de un imaginario país centroamericano, acreditado en una capital europea. El convite del que sería anfitrión el diplomático se traslada por circunstancias imprevistas a un restaurante de postín.
Aparecen en escena extrañamente mezclados con gente de alcurnia, militares, un obispo católico, policías, guerrilleros, campesinos.
La trama está presidida por el asesinato del propietario del restaurante; crimen en el que aparecen involucrados traficantes de drogas. ¿Desde entonces?
Son -los tres contenidos componentes de esa narrativa- bastantes familiares en las noticias y crónicas que hoy por hoy nos ofrecen los medios de comunicación mexicanos. Hablamos, sin embargo, de hace tres cuartos de siglo: 1952-2017.
Entre Los olvidados y El discreto encanto de la burguesía
Realidad mata ficción, repetimos para caer en el lugar común. Las tres historias que retomamos, son obra de un genio, más que profético, lector en los signos de sus tiempos.
Le ponemos nombre a ese subversivo genio: Luis Buñuel. Para efecto de este tema, condensamos los libretos de tres de sus películas en el orden de la exposición trascrita: Los olvidados, El Ángel exterminador y El discreto encanto de la burguesía.
Particularmente en El ángel… el leitmotiv trata de descifrar “el enigma de la condición humana”. De Los olvidados, parias pues, sólo nos queda la dolorosa pregunta, ¿cuántos Jaibos podemos encontrar en nuestros días en los suburbios de las zonas metropolitanas de México y aun en sus exclusivos barrios residenciales?
El cadáver de El jaibo se pierde en la perspectiva a lomo de una burra. Sus reproducciones hoy se disuelven en ácido en los tibores de Los pozoleros o sus cabezas aparecen en las alfombras de los nuevos antros, en donde son arrojados por sicarios.
En El Discreto encanto… vemos retratada en retrospectiva “la palpitante actualidad” del México de 2017, si bien entre los comensales no se nombra a políticos y empresarios que medran ahora con el tráfico de drogas.
Para su época, la producción de Buñuel entró en el concepto y las provocaciones del surrealismo. La clasificación de la obra de Gabriel García Márquez (citamos El Otoño del patriarca y la Crónica de una muerte anunciada) se inscribe en el casillero del realismo mágico.
Nos quedamos con el México surrealista. Pero subrayamos una abismal diferencia respecto de la obra de Buñuel. La suerte de quienes hoy se atreven a dar testimonio en tiempo real de las monstruosidades de los cárteles de la droga, está sellada con su fulminante ejecución y coronada con la impunidad.
¡Que ironía! A mitad del siglo XX, se denunciaban inanes intentos de reprimir la Libertad de Expresión. En lo que va del siglo XXI, los intentos alcanzan, en su incesante consumación, el rango de deporte nacional.
A la Naturaleza le gusta aguar las fiestas
Estamos en el Itinerario hacia 2018. ¿Cuál es la mojonera que permanece en la ruta? Dice la señalización que la corrupción. La del alemanismo priista para los alimanistas que llegó para quedarse. Obviamos la respuesta para este aciago periodo.
Lo que en la sucesión presidencial de 2018 está en agenda, es la situación socioeconómica de los mexicanos. Digamos que al arrancar el segundo medio siglo del XX, se arrastraban aún los estragos y rezagos del siglo XIX, y de la destrucción, producto del movimiento armado, del primer cuarto del siglo pasado.
Al implantarse el Estado neoliberal, la miseria empezó a crecer exponencialmente.
¡Qué manera de matar al poeta! Hace unas cuantas semanas, el Consejo Nacional para la Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social difundió -convenientemente diferidos a causa de las elecciones del 4 de junio pasado- los resultados de sus evaluaciones. Trató de abonar al optimismo.
Pero la Naturaleza no sabe de oportunismos electoreros. Se encargó de levantar las costras de las viejas llagas y está pendiente la cuantificación de la crisis humanitaria exacerbada por los terremotos del 7 y 19 de septiembre.
Contra el cataclismo no hay defensa posible. No sirve para nada el escudo de los spots.
No sólo el tejido social está infectado e infestado; corroído por las llagas. El organismo político padece lepra en estado terminal.
¡Aguas! que ya llegó Fuerza México
La escena electoral ha sido irrumpida en estos días de drama colectivo por la súbita presencia de una nueva franquicia electorera, sin registro legal ciertamente, de lo que se colige puede entrar en la categoría de francotirador.
Se autodenomina Fuerza México. Si el disco duro no nos falla, creemos recordar que esas incitantes palabras las vimos hace poco más de una década en los frontispicios de eventos del PRI en el Estado de México en las perspectivas de la sucesión presidencial de 2006.
¡Fuerza! Es un término que enchina el pellejo. La Madre Academia lo asocia, según el caso, a poder y violencia.
Cuando Benito Mussolini convocaba a vivir la vida peligrosamente, sus hordas fascistas tenían como recurso predilecto la acción directa. Fue Mussolini el impulsor del corporativismo y gestor del “partido único” en Italia.
En España, con la combinación fascismo-nazismo, Francisco Franco creó la Falange Española, obviamente de inspiración militar. Uno de sus ministros, Manuel Fraga, plantó la semilla de lo que hoy es el Partido Popular, que gobierna como un franquismo sin Franco.
En México, la Unión Nacional Sinarquistas, animada por residuos de las milicias cristeras, en 1945 lanzó a la lucha electoral su frente ¡Fuerza! Popular.
En 1994, el audaz magnate de los medios electrónicos, Silvio Berlusconi -carne de presidio- lanzó al ruedo político ¡Forza! Italia, impregnada de tufos fascistas.
Más recientemente, en Perú, Keiko Fujimori -hija del dictador Alberto, hoy vestido de jaula-, contendió por la presidencia bajo las banderas de ¡Fuerza! Popular.
¡Fuerza México! Mmmm.
Y todavía el Instituto Nacional Electoral (INE) no abre el registro de candidatos independientes a la presidencia, aunque si ha dado oxigeno al Frente Ciudadano por México, en el que comparten la luna de miel derechistas y sedicentes izquierdistas. ¡Vaya usted a saber! que productos engendrarán, quién sabe si por cesárea.
Lo que queda en suspenso, es quién o quiénes rencarnarán en el 18 al ángel exterminador buñueliano. Exterminador, puntualicemos, de la aspiración democrática de los mexicanos.
Estamos a unos seis meses de conocer quienes serán los candidatos autorizados por el INE para recorrer el camino a Los Pinos. Los ponemos en lista de espera.
Candidatos a desfilar por la pasarela
En vías de mientras, podrían hacer casting para asumir el papel protagónico algunos que se merecen el rol por méritos propios. Como dicen por ahí que los ángeles no tienen sexo, postulamos a algunos compatriotas, respetando la equidad de género, a saber:
Los consejeros electorales federales: Lorenzo Córdova Vianello, Enrique Andrade González, Marco Antonio Baños Martínez, Adriana Margarita Favela Herrera, Ciro Murayama Rendón, Benito Nacif, Diana Paola Ravel Cuevas, José Roberto Ruiz Saldaña, Jaime Rivera Velázquez, Alejandra Pamela San Martín Ríos y Valles (que atributos tan ecológicos y santificados) y Beatriz Claudia Zavala Pérez.
Tienen en su favor los secretos del algoritmo.
Aunque segundo, este reparto es más importante: Los magistrados electorales federales: Magda Janine Madeline Atárola Malassis, Felipe Alfredo Fuentes Barrera, Indalfer Infante González, Felipe de la Mata Pizaña, Reyes Rodríguez Mondragón, Mónica Areli Soto Fregoso y José Luis Lara Vargas.
(Que paisaje tan paradisiaco: Ríos, Valles, Fuentes; un serafín, Infante, y hasta reyes).
De la segunda nómina subrayamos su importancia, porque sus integrantes están revestidos del don de la infalibilidad: Sus sentencias son definitivas e inatacables. Lo que ocurre en la Sala Superior del Tribunal, en el tribunal se queda. No hay más allá. ¡Que tal!
Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo. A fin de cuentas, nuestro régimen político emana de una democracia contratada, sí, contratada y contratista por los de arriba. Para cuando llegue el 1 de julio de 2018, los de abajo estarán todavía debajo de los escombros de septiembre. Puro surrealismo. Es cuanto.
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