NO FUIMOS NOSOTROS
ME LLEGA este imeil que merece reflexión. “Constantemente se critica a las personas más viejas porque no se adaptan al mundo moderno. Sin duda, nosotros nos responsabilizamos por todo lo que hicimos y no culpamos a nadie por eso. No obstante, después de una serena meditación, me gustaría señalar que, a pesar de habernos tomado lo bueno del mundo; de haber vivido una revolución sexual; de habernos rebelado contra ciertos valores tradicionales; y de haber bailado con la música de los Beatles o The Rolling Stones…
No fuimos nosotros los que eliminamos: La melodía de la música. El talento y la creatividad de las obras artísticas. La buena voz a la hora de cantar. El orgullo por nuestra apariencia exterior. La cortesía al hablar. El romance en las relaciones amorosas. El compromiso de la pareja. La responsabilidad de la paternidad. La unión de la familia, el aprendizaje y el gusto por la cultura. El sentimiento de patriotismo. No fuimos nosotros los que abolimos: La urbanidad en las escuelas y ciudades. El buen comportamiento intelectual, El refinamiento del lenguaje. El gusto por la buena literatura, La prudencia a la hora de gastar. La ambición por querer ser alguien en la vida. No fue nuestra generación la que impuso: la falta de respeto por los compañeros. La vulgaridad y la grosería. La falta de solidaridad con la gente en la calle, en las escuelas, en los hospitales. El sentirse orgulloso de haber sacado a dios de nuestras vidas.
No acabamos con el respeto por los otros, especialmente por las mujeres y los ancianos.
Y tampoco fuimos nosotros los que eliminamos la paciencia y la tolerancia de nuestras relaciones personales, ni de nuestras interacciones con los demás.
De hecho, ya soy una persona más vieja, pero aún puedo animar una fiesta, aunque sólo resista medio día. Entretanto, puedo abrir frascos con tapas a prueba de niños, aunque tenga que usar un martillo. Duermo como un bebé durante la noche, aunque al otro día el cuerpo demore en permitir que me levante. Aún, todavía, puedo reírme de las críticas, a pesar de que muchas veces me cueste oír bien lo que dicen de mí. Pero, soy muy bueno para contar historias o chistes, aunque los repita varias veces.
Mas no pienses que me he vuelto un cascarrabias, cara dura o intransigente. Simplemente, creo que tengo edad para decir que hay cosas que no me agradan. Ya no me gustan los embotellamientos de tránsito, ni las multitudes, ni la música alta, ni los niños gritones y mal educados, ni los perros que laten incesantemente, ni las filas eternas, ni tantas otras cosas... que ahora no recuerdo.
Pero tengo intención de seguir disfrutando de mi vida, la vida que Dios me dio, respetando a los otros y deseando que los otros me respeten. Sólo las personas mayores podemos entender esto de enviar mensajes y chistes por correo electrónico casi todos los días, para distraernos y disfrutar con tantas cosas que hay y que no le hacen mal a nadie. Ahora me salta esta duda: ¿ya te mandé esto? Por si las dudas te lo estoy enviando de nuevo, para estar seguro de que lo leas.”