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Edición 418
Escrito por Ernesto Salayandía García   
Jueves, 01 de Julio de 2021 15:10

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De adicto a ADICTO

No te confundas, tú fuiste

el que eligió tu destino

Ernesto Salayandía García

La ignorancia, sinónimo de negación

EL GRAN PROBLEMA que tenemos como sociedad, es que no queremos aceptar la magnitud de la enfermedad emocional que nos tiene secuestrados, no ha orillado, propiamente a la decadencia y a la ruina familiar, cuando hay, un drogadicto en casa, un borracho empedernido, ya sea un fármaco, ludópata, maniaco depresivo, en enfermo con sus tendencias adictivas y conductas toxicas, logra desequilibrar su hogar, siembra incertidumbre, bañada de sicosis, los conflictos y pésima comunicación, provocación faltas de respeto, el borracho o el enfermo no lo entiende, se hace pasar por la víctima, cuando él es el victimario y este huracán rugiente puede durar años, tendrá, la familia, cortos periodos de vacaciones, suspiros momentáneos, cuando el enfermo sea internado en un centro de rehabilitación, al regresar, será como los toros viejos, se echara para atrás, solo para agarrar más vuelo, no se trata de un resfriado, el alcohólico, la drogadicción y las enfermedades emocionales son para toda la vida, lo que logramos es una suspensión, pero adicto lo soy, lo seré, hasta después de cinco días de muerto, la familia igual, adquiere una dolorosa enfermedad que se llama codependencia y se mantiene en una zona de indiferencia, tratando de salvar, rescatar y sacar adelante a su enfermo, creyendo que él es el problema, cuando el verdadero problema, es integral, de todos.

Enfermedad emocional sin límites

LA REHABILITACIÓN de un drogadicto, sea farmacodependiente alcohólico o marihuano, adicto a los fármacos, peyote, Cristal, ácidos, o a la depresión, es extremadamente difícil, aunque no imposible, el factor determinante para salir del hoyo o quedarse en él son los defectos de carácter, el vacío espiritual, no religioso, la autoestima baja, los patrones de conducta soberbios , todo está personalidad tóxica que se adquiere en la niñez y es precisamente lo que hay que cambiar para romper con el fracaso, cambiar la actitud la manera de pensar, incluso el lenguaje oral, corporal y mostrar ante la vida, ante uno mismo un verdadero cambio de actitud, esta enfermedad tóxica tiene que ver con la pereza, por ejemplo la pereza física y mental que trae consigo aburrimiento, apatía, indiferencia desgrane, endebles, total conformismo mediocre, también el individuo, no cree en él, por eso no cree en nadie, es un tipo sin fe, sin valores, sin una estructura emocional y en este proceso, es un ser aislado, refugiado en la soledad de su cuarto, durmiendo o prendido la computadora, igual, en los aparatos electrónicos es un ser raro de comunicación corta, acomplejado, tímido lleno de miedos y traumas, no sé es libre por sus pensamientos tóxicos es un candidato seguro a la depresión crónica, es un candidato seguro al fracaso en todos los sentidos, árbol que nace torcido jamás su rama endereza, lo que mal empieza, mal acaba, el que nace para maceta del corredor no pasa. Como padres cometemos muchos errores y dañamos a los hijos no nos percatamos del pésimo ejemplo que transmitimos, se nos olvida, que ellos son unas esponjas que lo aprenden y lo aplican de inmediato hay que recordar que soy espejo y me reflejo, hay que tomar en cuenta que con la vara que midas serás medido, esta enfermedad por desgracia tiene su origen en los hogares disfuncionales, pero por fortuna tiene la solución precisamente en la disfuncionalidad del hogar, confirmo, que cualquiera que quiera, ahí no se queda, es una decisión personal. El que por su gusto muere... hasta la muerte le sabe.

 

Drogas:sentencia de muerte

Una noche, como muchas otras, sufría de desesperación por no poder respirar bien, tenía dificultad al inhalar oxigeno debido a que mis fosas nasales estaban completamente taponadas, secas, con costras de cocaína, mi quijada, entumida, enclochada, entumida, como mis manos y brazos, desesperado, me eche gotas para la nariz, drogado me fui a la estufa y puse una hoya con agua y vick vaporub, lo inhale, una y otra vez, sin lograr mayores resultados, me unte vaselina, me puse gotas para los ojos y nada, no podía respirar debido a los enormes tapones de mucosidad en mis orificios nasales, secos por la porquería, generándome dolor en el tabique y una enorme frustración por no poder respirar Puedes visualizar mi recamara, la de un borracho drogadicto, maniaco depresivo, ropa sucia tirada por todos lados, los ceniceros desbordando cenizas y colillas de cigarros, papel de baño, clínex, calzones, calcetines, imprentados de mocos con sangre, me sonaba la nariz con las sabanas, fundas, con cualquier cosa, me daba pereza levantarme al baño, puedes ver, los vasos medios llenos, medios vacíos, platos, cubiertos, tasas, sucios, y mucha basura, por supuesto, el cuarto olía a los mil demonios, yo, pasaba ahí hasta cinco días sin salir, sin bañarme, fumando y bebiendo, periqueando e inyectándome a cada momento, tres miligramos de morfina sintética, ahí estaba hundido en depresión, sin fuerzas, atrapado por la maldita rutina de sustanciarme, de trágame un mundo de pastillas antidepresivas, no hubo poder humano que me sacara de ese infierno, no podía parar, recuerdo, que después de días de abstinencia, que los tuve, yo lloraba cada vez que inhalaba el primer pase de cocaína de esa noche, porque sabía perfectamente lo que venía, la tormenta de las emociones que me secuestraba y se adueñaba de mi vida. No puedo respirar, voy a morir asfixiado. No podía parar.

 

Muerto en vida

ESA NOCHE, mi cuerpo cayo bocabajo en mi cama King sisé, cansado de mis excesos, rendido y ya dormido, vi una cara en mi mente, luego, entre a un largo túnel negro y vi, sentí, como dos caras mías se movían con gran fuerza, tratando de chocar una con la otra, fue una sensación extraña. Demasiado rara, luego caí en un abismo, como diría el poeta, profundo y negro, toque fondo. la oscuridad era inmensa por todos lados, después, vino el silencio absoluto, cero ruido y ahí se perfectamente que estoy muerto y no respiro, en ese instante, le grito a ¡Dios!.- Dios, ¡Dios!, no quiero morir, por favor, Dios, no quiero morir, levanto sudando, temblando, lleno de miedos, me voy al baño y me miro al espejo, soy la tristeza arrolladora, mis hombros caídos, mi mirada apagada, mi piel amarilla, seca, áspera, lo blando de mis ojos, que se llama esclerótica, ofrece un café cenizo, ojeroso, apagado sin luz, me miro y lloro frente a mi rostro deprimido. ¡Estúpido, estúpido!, mira lo que has hecho con tu vida, eres un vil mediocre, drogadicto, estas en la ruina. Sigo llorando, me sigo viendo, muy decepcionado de mí mismo, sé que tuve un paro respiratorio, que estuve muerto, que Dios me dio una oportunidad, porque cuando comencé a despertar, vi, sentí una fuerte luz, esplendorosa dentro de mi.

No quería o no podía abandonar mi adicción

Deje de llorar, me eche agua en mis fosas nasales, ahí mismo, presione los orificios y me soné con fuerza, salió el primer tapón de porquería, después, atrás de él, el chorro de sangre, sangre que llego a mis labios y mi lengua, sangre y cocaína que los anestesio, me soné la otra fosa y me libere del enorme obstáculo, pude respirar, verme al espejo, sucio, despeinado, abandonado de mí mismo, respire con profundidad, suspire desde lo más fondo de mi ser, me eche agua en la cara, después, que te imaginas que hice? Para evitar que la cocaína se humedeciera y exterminar el polvo, colocaba los pases en el travesaño de las puertas, a un lado de la jeringa y la morfina, después de libérame, tome un pase completo, dos jalones los metí a mi cuerpo, luego cargue la jeringa con tres miligramos de morfina y me arponeé en la nalga, luego, me senté en el escusado y prendí un cigarro, que fume placenteramente, como si nada hubiera pasado, olvidándome de esa imagen de mediocre que mostraba a los cuatro vientos, de ahí vengo, soy víctima de esta horrible enfermedad. El que por su gusto... muere, hasta la muerte le sabe.

La bola de cristal

FUERON a mi casa tres miembros de un de Alcohólicos Anónimos, gentilmente ellos me dieron el mensaje, regalándome su propia experiencia, uno de ellos, me dijo: Mira Ernesto. He hizo un dibujo con sus manos en el aire. Esta es la bola de cristal, aquí puedes ver tu presente y tu futuro.- Vas a perder a tú familia, llegara el momento en que tu esposa ya no te aguante, perderás tu trabajo, quedaras en la ruina, en banca rota, serás víctima de tus depresiones, vivirás aislado, perdido en la sustancia.- Todo lo que me dijo ese compañero, se cumplió cabalmente y con muchas consecuencias, más, muchas más, mi reacción fue de desdén, fui grosero, por demás soberbio, me atrevía a servirles tres vasos de vodka Toni, me burle de ellos. “Dios que te cuide Ernesto, los tiempos son de Dios”. Sufrí estragos muy amargos por mi enfermedad, me quede solo, perdí el sano juicio, trate de matar a mi mujer, me drogaba para vivir y vivía para drogarme, llegue a pesar menos de 50 kilos, perdido, deprimido, me corrieron de mi trabajo, La Voz de Chihuahua y muchos fondos más, pero yo carecía de amor propio, de voluntad para cambiar y de la palabra mágica que es acción para aceptarme y rendirme ante La Saliva del Diablo. Hoy se, que cualquiera que quiera, simplemente, ahí no se queda. ¿Conoces a alguien así? ¿Tú eres así?

Un sano juicio, cada vez más distante

ME VOLVÍ LOCO, los delirios de persecución que genera la droga en mí, sentirme observado, el escuchar pasos, voces adentro de los ductos de los aires acondicionados, antes de que el sueño me ganara, a las tres, cuatro, cinco o seis de la mañana, andaba por toda la casa con dos cuchillos en mano, persiguiendo a mis presuntos asesinos. Celos, paranoia, neurosis, depresión, soledad, son tan solo algunas de las características que me tenían secuestrado, lo viví, lo sufrí y la verdad que no se lo deseo a nadie, honestamente nadie merece sufrir ese maldito infierno, padecer de la malilla, la ansiedad compulsiva el andar desesperado de farmacia en farmacia en busca de la morfina, es horrible cuando te quedas sin cocaína, son las cuatro de la mañana, vas a casa del pucher a suplicarle que de favor me vendiera droga hoy sé, que no es fácil, que ésta enfermedad, La Saliva del Diablo tiene solución en la derrota, en la aceptación, en la rendición, en la liberación bajo un compromiso diario. Hoy no. Solo por hoy, un día a la vez. Cualquier mediocre se droga. Yo no soy mediocre, al menos, solo por hoy.

 

El mejor servicio, es para la familia

EN CASA, tengo mis roles, mis responsabilidades, hoy no soy el padre distante, el tipo raro, el arrinconado o aislado, hoy, puedo disfrutar a mis hijos en el trayecto a la escuela, cuando los llevo a sus compromisos, a recogerlos o a llevarlos con sus amigos o a sus fiestas, me gusta cocinarles a cualquier hora, cuando puedo, nos juntamos a ver una película con palomitas y toda la cosa, convivimos en la mesa de la cocina, nos vamos a los tacos a donde alcance el presupuesto, mi relación con mi esposa, es ahora muy padre, andamos morreando, nos hacemos bromas, salimos juntos , disfrutamos como nunca del uno del otro, aunque como en todas los hogares hay problemas, en la nuestra le echamos los kilos a la vida, somos una familia, lo más sagrado para mí, hoy sé que el esfuerzo tiene que ser a cada momento, que la verdadera recuperación está en los hechos, en tu casa la sobriedad se puede palpar con las actitudes transparentes y honestas en donde te pares, la sobriedad no está al alcance de los mediocres, no puedes ser el padrino de padrinos en el grupo, donde juegas la parte, pretendiendo hacerle Cuarto y Quinto paso a las mujercitas recién llegadas, dando la clase, siendo el mismo engañifa, mostrando tu soberbia, mientras que tu realidad, en tu casa, apesta, tus miserias espirituales se reflejan en el rostro de amargura y tristeza de tu mujer, en la cara apagada de tus hijos, tu hogar huele a podrido, eres farol de la calle, oscuridad de tu casa. La sobriedad demanda hechos, porque de lengua, me como un taco. (Gracias por leer y más por escribirme, Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla ).

 

 



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