ABRAHAM GARCÍA IBARRA
Sobre el holocausto infantil de Hermosillo
En el viejo debate, sobre la reimplantación de la pena de muerte en nuestro país, los opositores a esa tentación salvaje -hecha suya ahora por los llamados niños verdes del mal llamado Partido Ecologista de México, para fines puramente electoreros-, hombres aquellos de cultura universal y especialistas en Derecho, con rango de maestro emérito por la UNAM algunos de ellos -no de la Escuela Libre de Derecho, por supuesto-, cuestionaban, con un argumento extremo, pero luminoso: Dadas las imperfecciones de la ley y los humores de los jueces, ¿qué tal si, en la ejecución de una condena de ese calibre, se siega la vida de un potencial nuevo Cristo o de un nuevo Sócrates, uno paradigma de la Fe, y el otro de la Filosofía; el primero, “encarnación de Dios”; el segundo, postulante del conocimiento del sumo bien del hombre (“conócete a ti mismo”)?
Sin elevarse a esas alturas de la reflexión, sin siquiera intentarlo -más bien, desde una posición rampante-, hace rato que ciertos grupúsculos fundamentalistas de la Iglesia católica, sonsacados por sus jerarcas, se asumen defensores de la vida humana, “desde la concepción, hasta su fin natural”. Para no ir más lejos, apenas el pasado 28 de junio, en la Ciudad de México, algunos católicos organizaron una marcha titulada Por la Unidad y la Paz en México (de lo que se colige, por elemental contraposición, que los mexicanos, desunidos, están en guerra), encabezada por el cardenal Norberto Rivera (a la) Carrera, quien abandonó su habitual cómoda tronera en la Catedral Metropolitana para irse de marchista a la Basílica de Guadalupe, y les denunció a los marchantes que algunos toman la “supresión de la vida humana como bandera de progreso y lucha social”.
Sí existe una cultura de la muerte
Este párrafo de la arenga del cardenal no tiene desperdicio: “Donde tantos cultivan y proclaman una cultura de la muerte, el cristiano y la iglesia deben promover la dignidad humana” (“Deben”…). Entre tanta moronga, recordamos a los sinarquistas que predicaban la mística de la sangre. Es el caso que, según el organizador de la marcha, Guillermo Bustamante, en esta participaron 80 organizaciones. En el registro-recuperación de las homilías y oraciones de los defensores de la vida desde su concepción hasta su fin natural, no hay mención alguna del holocausto en el que fueron inmolados 48 infantes albergados en la guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, subrogada por el ex presidente Vicente Fox, quien, dicho sea de paso, todavía no tiene hijos propios y, a estas alturas, ni los tendrá ¿Habría alguno, entre aquellos niños quemados, que pudiera haber sido, por su sino inescrutable, paradigma de la humanidad por su liderazgo o su martirologio? Ahora, nadie lo sabe. Calderonianamente, su vida no valía más de 11 mil dólares, porque ahora la vida de un mexicano hay que tasarla en devaluados billetes amarillentos.
Mezclan ceniza niña con excrementos electorales Lo cierto es que, en la perspectiva de las votaciones y las riñas del 5 de julio, las cenizas de 48 niños muertos han sido mezcladas, por los políticos, con los excrementos electorales. ¿Existe, por ventura, un Instituto Mexicano de Atención a la Infancia, como ente del Estado? Lo que de seguro se puede decir, es que sí existe, en el costoso organigrama gubernamental, un Sistema Nacional para el “Desarrollo Integral” de la Familia (DIF), que preside la ex diputada federal del PAN, Margarita Zavala Gómez del Campo, con quien, se asegura, está emparentada una de las concesionarias-propietaria de la guardería ABC, familiar lejana al parecer -“pero no conocida personalmente”-, aunque muy cercana al tráfico de influencias. En verdad os digo que, por ejemplo, en Durango (Lerdo), el DIF participa entusiastamente en la promoción de concursos de “belleza” pueblerinos, que pagan los narcos y, en Nayarit, el DIF es denunciado por el reparto de despensas electorales, para citar sólo dos de las humanitarias y patrióticas epopeyas del DIF de “la señora Margarita”.
Monina… y Zongo le dio a Borondongo/… Borondongo le dio a Bernabé/ Bernabé le pegó a Buchinanga/ le dio burundanga y le hincha lo pie... Monina. Y Zongo… (burundanga es la yerba maldita que en México se conoce como toloache, la bebida o embarradura de la que, se dice, era víctima Vicente Fox en Los Pinos. Y es de creerse, por su eficacia alienante. Invita, joven.). En ese círculo viscoso y vicioso borondonguero de incriminaciones y evasión de culpabilidades han sido incinerados, por segunda vez, los 48 niños de Hermosillo. El PAN acepta que el actual director general del Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), Daniel Karam, sea citado a comparecer ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, pero… hasta después de las elecciones (Aquí no se politizan ni partidizan los grandes crímenes nacionales). No es que Karam, con escasas semanas en su actual encargo, sea o no familiar del secretario general del PRI, el senador Jesús Murillo Karam, pueda ser puesto en el banquillo en calidad de indiciado (que el banquillo del Congreso, por lo demás, es lo mismo que el WC, por donde, con un solo movimiento, se van todas las inmundicias… y todos en paz.)
Horcasitas, vendedor de candidaturas
Lo que resultarían noticias, en esa comparecencia de Daniel Karam, no serían, por supuesto, sus respuestas planchadas sobre la conflagración homicida -que, dicho en la boca de Carstens, no sería más que una “llamaradita”-, sino las preguntas sobre la gestión de Santiago Levy, ex subsecretario de Hacienda de Ernesto Zedillo y con Vicente Fox en la administración del IMSS (para que se note, no la chaqueta, sino la versatilidad), a saber, ¿con cuánto chayoteaba a los representantes del sector “obrero” y del sector “patronal”, no para pedir sus votos, sino para darlos por otorgados en cuanto asunto fundamental se tratara: el Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los trabajadores sindicalizados del propio instituto, por ejemplo, para que Manlio Fabio Beltrones Rivera, a mucho placer, hiciera lo suyo en el proceso legislativo correspondiente?
- “Oiga usted, respetable señor director general”, le preguntaría un engrasado diputado acaso azul, llegando a morado, “y ¿cuál es la responsabilidad del venerable señor ex director Juan Molinar Horcasitas, premiado por ‘el preciso’ con un despacho de Estado por el éxito del gran plan del Seguro del primer empleo, en ese morrocotudo asunto”?
- Mmmmm (de vaca echada). Mire usted, señor legislador, de don Molinar no queda duda: Él, en repetidas ocasiones, diagnosticó que el IMSS era “un paciente que requiere atención y cuidado”. Su diagnóstico estuvo avalado con 33 estudios especializados en Ciencias Políticas y participaciones en más de 50 congresos, seminarios y coloquios sobre tan importantes materias, que le merecieron los cargos de director ejecutivo de Prerrogativas y Partidos Políticos del insospechable Instituto Federal Electoral, y luego de consejero del mismo; de lo que derivó, primero, por su condición “a-partidista” en el IFE, el obsequio de una diputación federal del PAN (en la que fue alter ego del descerebrado Germán Martínez Cázares, pelele entonces de Elba Esther Gordillo) y, más tarde, en 2000, el asalto a la subsecretaría de Desarrollo “Político”, con el probo secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, de donde marchó, para que no quedara sospecha sobre “secreta” filiación, a la vocería del PAN.
- Si, por la presión de los honorables legisladores, fuera necesario decir más, pregúntenle a quien corresponda ¿por qué, en lugar, de velar por la observancia de la ley del IMSS, don Molinar andaba comprando candidaturas federales para el PAN? (¡Nombres, nombres…! piden los nacos habilitados padres de la Patria. Y alguien desde las galerías responde: “El que vendió caro su amor (PRI-PRD-PAN ¿quién da más; quién da más): ¡Valdemar!, ¡Valdemar!... Gutiérrez Fragoso, presunto cuñadito de doña Delia Botello Amante, quien cobra como presunta vigilante del cumplimiento de la normatividad en las guarderías privatizadas por el IMSS por aquellas quemadas regiones del noroeste mexicano. Para algo tiene que servir la secretaría general del sindicato.
Mickey Ronnie amaga al Búfalo sonorense
En el ruin manejo faccioso y mafioso del infanticidio hermosillense, el diminuto e irrisorio Mickey Ronnie de la “justicia” mexicana, Eduardo Medina Mora, se trepó en la jaba de los tomates para elevar su estatura y tratar de intimidar al ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE: una de las placentas donde se incubó la presidencia calderoniana), Eduardo Bours Castelo, traficante en su momento de favores exoneradores de orden crediticio o fiscal en favor de los ricachos; a la gestión de Bours Castelo se le llamó El Barzón de los ricos para contrastarla con El Barzón de los miserables, donde vociferaba Vicente Fox. Bours Castelo, el altanero yaqui güero calificó de bruto al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, por andar extralimitándose en sus facultades en el caso de Sonora. (No olvidar: Del Consejo Coordinador Empresarial era presidente en 2006 el chihuahueño José Luis El Chacho Barraza. Hoy, gracias a otro Medina Mora -Manuel- es propietario de Aeroméxico. Así está la división del trabajo entre las “mejores” familias y así el pago de facturas a la plutocracia, de la que los Bours forman parte.)
Si se citan esos episodios, es porque Felipe Calderón Hinojosa y su pareja Margarita se han puesto a bailar un jarabe michoacano (La danza de los viejitos es cosa muy suave para el efecto) sobre la ceniza aún tibia de los cadáveres de los 48 niños de Hermosillo. Y contando…
* PD) Se me pide que recomiende un libro “de época”: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury. Trama: La inteligencia a la hoguera fascista.
** PD) Se me pide que describa una característica del presidente designado: Una de las mayores ventajas de ser “grande” es el lujo de pensar poco. (Plagio a Marschall McLuhan.)
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