LA REPÚBLICA, COMO MANADA ACÉFALA
De los econogángsters a los abogángsters
* Panistas anestesiados, repiten crímenes que antes condenaron
Después de nosotros, el diluvio. Luis XV
ABRAHAM GARCÍA IBARRA (Exclusivo para Voces del Periodista)
Entremeses
* Puesto que está alquímicamente comprobado, que el PAN es una perversa trasmutación de lo más viejo y podrido del PRI, la pregunta que nos inspiró alguna vez el extinto Armando Labra Manjarrez sigue siendo válida en estas horas de desolación y postración nacional: ¿Por qué el gobierno, en lugar de un combate sin gloria a la pobreza extrema, no cambia la oración por activa y se aplica al combate contra la extrema riqueza? Acaso porque resulta más fácil ampliar la producción de miserables para luego, desde la Secretaría de Desarrollo Social, ofrecerles -como respuesta electoralmente más rentable-, la caridad teresiana. A Morelos, lo siguen demonizando los riquitos, los ricachos y los ricotes. A Tartufo, pocos. Al contrario: muchos lo continúan adorando e imitando. Culpas son del relativismo moral, que no del tiempo. Ay, Alberto Einstein, qué buena coartada nos legaste.
* El pasado 28 de septiembre, se cumplieron 15 años del asesinato de un hombre de excepción, joven y jovial a sus 48 años, José Francisco Ruiz Massieu, postulante de una nueva política que acotara “la dictadura de las mayorías” y tuviera respeto a la razón de las minorías. El 5 de octubre de 1994, en la edición 3768 de Jueves de Excelsior, al comentar ese atentado que segó la vida del guerrerense -sucedido apenas siete meses después del crimen de Estado contra el candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio-, escribimos:
“Casualmente en Acapulco y Chilpancingo, ciudades donde nació y desde donde gobernó Ruiz Massieu, don Jesús Reyes Heroles pronunció dos discursos, jugosos y proféticos en varia medida, para advertir sobre los peligros de un gobierno pusilánime y sin ideas propias, rehén de las policracias -los muchos grupos de poder o que pretenden tenerlo por encima del poder institucional- y, fundamentalmente, alertó contra el despertar del México bronco (…) una expresión que se volvió clásica en el análisis del desarrollo de la sociedad nacional, sobre todo a partir de que la crisis económica se convirtió en una patología colectiva que ha permeado la vida toda y las relaciones en el sistema político mexicano”. Violencia: Sociedad a ciegas, fue el título de portada de aquella edición. Voces que nadie escuchó. Y ahí están las sanguinarias y ensangrentadas consecuencias.
* El pasado 30 de septiembre, acompañado del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y de la presidenta del PRI, Beatriz Paredes Rangel, el presidente designado Felipe Calderón estuvo en Morelia, Michoacán, para presidir el desfile anual en memoria de los insurgentes. Pero, para entonces, ya los paisas estaban requeteemocionados con el anuncio de la presencia de Quentin Tarantino que, como ocurrió tres días después, llegó a presentar su película Bastardos sin gloria. Sin agraviar a los presentes.
Papeles al viento
En septiembre de 1999 (se cumplieron, pues, diez años), el Partido Revolucionario Institucional, con crédito a la Fundación Colosio, publicó un precioso libro titulado La Agenda del PRI en el México del Siglo XXI. No podía faltar el retrato de Ernesto Zedillo Ponce de León ni su “democrática” incitación: “La ciudadanía prefiere y apoyará a quienes actúan razonada y prudentemente: a quienes trabajan para dar certidumbre y estabilidad a los hogares y a las fuentes de empleo, y para ampliar las oportunidades de las personas y las comunidades”. Otro retratazo nos nubla la vista con las imágenes, manos entrelazadas y en alto, de Roque Villanueva, Roberto Madrazo Pintado, Francisco Labastida Ochoa y Manuel Bartlett Díaz, aspirantes a la candidatura presidencial de dicho partido para la sucesión de 2000.
La agenda reproducía las proposiciones de la Plataforma Electoral Federal 2000-2006 del partido, emanadas, según se dijo, del Foro Nacional de Expresión del PRI y los correspondientes en los estados, en los que habrían participado más de 18 mil priistas. La plataforma, había asegurado previamente el presidente de la Fundación Colosio, Óscar López Velarde, no sería de escritorio ni respondería a una defensa ciega de las políticas públicas, ni se convertiría en camisa de fuerza para el candidato (presidencial). “El PRI no sólo pretende ganar el voto mayoritario de los mexicanos en las elecciones presidenciales del 2000, sino ganar el debate”. Estos fueron los temas: La nueva relación entre el Partido, la Sociedad y el Estado; México en el mundo del siglo XXI; La democracia y el Estado de Derecho; La justicia social y la calidad de vida, y La economía para la justicia social.
Habida cuenta que el PRI prepara las fanfarrias para su retorno triunfal a Los Pinos en 2012, vale -aunque sea en forma de recapitulación de enunciados y compromisos-, retomar algunas líneas de aquellas iniciativas casi nostálgicas, pues para entonces Carlos Salinas de Gortari ya había pasado en desenfrenado galope sobre la Constitución y
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