![]() |
Edición 220 | ||||
Escrito por José Antonio Crespo | ||||
Domingo, 18 de Octubre de 2009 13:42 | ||||
La sombra de Maquío
JOSÉ ANTONIO CRESPO EL PASADO I DE OCTUBRE se cumplieron veinte años de que Manuel Clouthier, Maquío, perdiera la vida en un accidente automovilístico. Evidentemente, cuando un personaje político de primer nivel fallece en condiciones anómalas, surge de inmediato la sospecha de que esa muerte haya podido ser inducida. Desde luego, las figuras públicas pueden y suelen ser víctimas de accidentes genuinos, pero tampoco es descabellado suponer que, en ciertas condiciones, puedan ser objeto de atentados disfrazados de contingencia. En el caso de Clouthier, en un primer momento no había motivos para suponer que el régimen vigente quisiera deshacerse de él; el peligroso, el latoso, el radical era, en todo caso Cuauhtémoc Cárdenas quien no sólo abrió un boquete en el PRI -que jamás habría de cerrarse- sino que escatimó verosímilmente el triunfo a Carlos Salinas de Gortari. Clouthier, es cierto, también cuestionó la legitimidad del triunfo de Salinas, pero no se adjudicó la victoria, sino que pedía la anulación por no ser posible saber con certeza cómo habían votado los electores.
A Clouthier no le convenció ese argumento (que en efecto, era absurdo). Allegados y parientes señalaban, tras su muerte, que Maquío no avalaría la reforma electoral, y que amenazaba con desacreditarla públicamente. Laura Clouther, hija del líder panista, declaró sobre la reforma de 1989: “Definitivamente, esto no es lo que hubiera querido mi padre, porque no se trata de una reforma democrática” (16/Oct/89). El día del accidente, me llamó la atención que la dirigencia del PAN descartó la tesis del atentado, cuando el peritaje oficial se dio a conocer hasta tres días después. ¿No era más sensato esperar los resultados del peritaje antes de pronunciarse? Pero la familia Clouthier no quedó conforme con esa versión, y encargó otro peritaje a un despacho norteamericano, que le aseguró que no, que no había sido accidente. Por eso mismo Vicente Fox, pupilo político del Maquío -“mi padrino y el mejor ejemplo a seguir”- no quedó convencido de la muerte accidental de su mentor: “Estos cabrones lo mataron… Creo que nunca me quitaré la duda de que se trató de un crimen” (A Los Pinos, 1999). Pero la duda se esfumó durante su paso por el poder, pues al referirse a ese episodio en 2007, ya sólo escribió: “Los técnicos no encontraron prueba que confirme la teoría del asesinato; el análisis de la escena del crimen indicó que el camionero simplemente se había desviado hacia el tráfico que venía en sentido contrario” ( More articles by this author
|