El poder presupuestal de la maestra
JOSÉ ANTONIO CRESPO
EN UN INTERESANTE REPORTAJE del suplemento dominical Enfoque (13,Dic/09), Sergio Aguayo y Alberto Serdán hacen un cálculo del presupuesto que en estos tres años de la administración calderonista ha podido controlar la maestra Elba Esther Gordillo y su grupo político.
Eso, a través de las múltiples instituciones que en este sexenio se han ofrecido a la maestra y que distribuye a discreción entre sus alfiles (como el ISSSTE, la Lotería Nacional, el Sistema Nacional de Seguridad Pública, o la subsecretaría de Educación Básica de la SEP). El cálculo que hacen los autores del presupuesto manejado por el grupo de la maestra en este gobierno es de 345 mil 785 millones de pesos (el monto podría ser muy superior, pero son éstos los datos que gozan de plena certeza y confiabilidad).
Evidentemente se trata de una factura pagada por la pequeña ayuda que le brindó a Calderón su aliada, durante los comicios de 2006. No hablamos aquí del magno-fraude al que se refirió Andrés Manuel López Obrador (y del que no hay demostración empírica), sino del hecho que la maestra tuvo la capacidad de inclinar la balanza electoral a favor de Calderón, en virtud sobre todo del empate técnico que todas las encuestas reflejaban días antes de la jornada electoral, y que se comprobó en los resultados oficiales. En tal circunstancia, basta un número reducido de votos para que la balanza se incline. La ventaja oficial de Calderón sobre AMLO fue de menos de 234 mil sufragios; .56 % de la votación total.
Así, los votos inducidos que pudo haber recibido Calderón, con rebasar los 334 mil votos, se convirtieron en factor determinante para su presunta victoria (presunta porque la documentación oficial no permite saber con certeza quién ganó). El respaldo de Gordillo a Calderón era público y notorio para el tiempo de la elección. De eso quedó un testimonio ilegalmente obtenido (una grabación), pero no por ello menos elocuente. Se trata de una llamada telefónica de la maestra al gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, el día de la elección, en la que aquélla le comunica: “Vale más que ustedes se adelanten, si así lo deciden, con Felipe, para vender lo que tengan, el PRI ya se cayó… si van por azul vale más hablarle a Felipe y decirle algo, para no quedar mal… Vamos a sacar ahorita todo el voto ciudadano” (en realidad, el voto corporativo, agrego yo).
Hubo también otra llamada, al día siguiente, que registra que el gobernador tamaulipeco sí le hizo caso a Elba Esther, pues el entonces secretario de comunicaciones, Pedro Cerisola, le reconoce: “(Estoy) muy agradecido; creo que te sobregiraste”. En esa llamada se revela también que Cerisola fue enlace entre su partido, el PAN, y otros gobernadores del PRI que resolvieron respaldar a Calderón, no sólo con votos, sino también con el reconocimiento de su incierto triunfo, para no exigir la apertura de paquetes (que como quiera no iba a repercutir en beneficio del PRI). En todo ello se prefiguran algunos delitos electorales en que pudieron haber incurrido los gobernadores o el secretario (pero de lo cual ni siquiera hubo investigación, como corresponde al país de la impunidad.)
No tenemos elementos para saber cuánto del voto corporativo de los gobernadores priístas fueron a dar a las valijas de Calderón, pero sí tenemos indicios para saber cuántos votos del PANAL, el partido de la maestra, pudieron haber sido emitidos a favor del candidato blanquiazul. Felipe recibió 1 millón 132 mil votos más que el PAN. La cantidad es algo menor a los votos que dejó de recibir el candidato del PANAL, Roberto Campa: 1 millón 400 mil. Desde luego, no se puede inferir esa transferencia en automático, pues el candidato del PRI recibió dos millones de votos menos que su partido, algunos de los cuales deben haber favorecido no sólo a Calderón, sino también a López Obrador (que captó dos millones de votos más que la coalición que lo postuló). Ricardo Raphael, en su libro Los socios de Elba Esther (2007), narra que el sábado previo a los comicios, las encuestas del PAN apuntaban un triunfo de AMLO por un margen reducido. Pero que Calderón recibió una oferta de la maestra de 500 mil votos, lo cual comunicó a Juan Camilo Mouriño por teléfono. De ser así, cada uno de esos votos (que habrían sido determinantes para el resultado), nos habría costado (vía presupuesto federal) al menos 690 mil pesos, más lo que se acumule durante el resto del sexenio. Bien por el PAN.
Esta columna regresa el 4 de enero. Lo mejor para usted y los suyos.
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