TUCOC 2009-2012
CARLOS RAMÍREZ HERNÁNDEZ
Como si obedeciera a una acción concertada, una muy interesante oleada de críticas contra el presidente Calderón han comenzado a dibujar el escenario del relevo de responsabilidades. Políticos, oposición, panistas, iglesia, gobernadores, medios, funcionarios, empresarios y hasta panistas parecen querer construir un cerco alrededor del presidente de la república para obligarlo a tomar decisiones ajenas a su expectativa de gobierno.
Los indicios más reveladores ocurrieron alrededor de las versiones profusamente difundidas sobre el carácter explosivo del presidente de la república. Como si el ejercicio de la presidencia quisiera reducirse a un día de campo en medio de la más severa crisis económica, los poderes fácticos, los factores de poder y los grupos de presión le han acotado los espacios de maniobra de decisión al presidente Calderón y lo quieren obligar a hacerse a un lado para que se impongan las propuestas del PRI.
Al frente de esta maniobra de presión para anular la capacidad de decidir del jefe del ejecutivo federal se localiza el PRI y lo hace en función de su papel como primera fuerza política electoral. Por primera vez, el PRI en el legislativo hizo a un lado la propuesta presidencial para aliarse con la Secretaría de Hacienda en la definición de otro programa económico. Lo singular del caso radica en el hecho de que la propuesta original del gobierno de Calderón la delineó Hacienda, pero luego Hacienda se entendió con el PRI para cambiar la política económica sin atender la definición de prioridades del presidente de la república.
En ciertos círculos de poder se comienza a hablar del Proyecto Futura como en factor aglutinador de la alianza de Todos Contra Calderón, TCOC. Sin embargo, el presidente de la república parece haber perdido ya margen de maniobra. El área económica de Hacienda decidió entenderse con el PRI, el área política no alcanza a fijar una hegemonía por la debilidad del PAN y la existencia de grupos de poder anti Calderón dentro del propio partido en el poder y las bancadas legislativas fueron borradas o se hicieron a un lado cuando el PRI decidió definir la política económica en función de su mayoría. Así, el presidente Calderón parece haberse quedado solo en el ejercicio del poder.
Al presidente Calderón pareció haberle llegado la hora de un golpe de timón en su estrategia de gobierno. El problema en realidad no radica en las decisiones en sí mismas sino en la urgencia de volver a centralizar la toma de decisiones. En materia económica Calderón parece haberle cedido demasiado el rumbo de la estrategia a Hacienda. Pero al final de cuentas, el presidente de la república necesita replantear sus objetivos de corto plazo y retomar su compromiso inicial de promover el empleo. La presión de las élites del poder han insistido en la necesidad de reactivar la economía para enfrentar el desempleo.
Si Calderón no reasume la capacidad de definición de la economía, los grupos de presión van a imponer decisiones que nada tendrán que ver con la estabilidad de la república sino que al final buscarán crear el clima de incertidumbre que beneficia más el regreso del PRI a la presidencia de la república. Las alianzas del presidente de la república con el PRI están envenenadas de origen. De ahí que Calderón tenga poco margen de maniobra y que todo dependa de su capacidad para imponer su presidencia sobre los intereses creados de los grupos de poder. Si no lo hace, la segunda mitad de la presidencia calderonista estará acotada por la gran alianza corporativa a favor del PRI para el 2012 pero desde ahora.
El TUCOC -Todos unidos Contra Calderón- debe someterse a la fuerza de las urnas y de la política.
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