¿Una nueva generación salvará al mundo?
HA SIDO SIEMPRE un excelente tema para la ciencia ficción el que surja un personaje solitario o que encarne a una generación que salvará al Mundo, ya sea que provenga del mismo Planeta Azul o de otra Galaxia. Pero todo parece indicar que se está haciendo realidad este sueño espectacular con la aparición de las generaciones Índigo, Arcoíris y Cristal.
Hay una teoría místico (del latín mystĭcus y este del griego μυστικός: misterio, razón oculta, vida espiritual) esotérica (del latín exo: fuera de; terra: tierra y este del griego ἐσωτερικός: oculto, reservado, impenetrable, doctrina iniciática) que está cobrando cada vez más fuerza.
Consiste en el nacimiento de una generación de niños llamados Índigo por el color de su aura o sea la manifestación luminosa del campo electromagnético que rodea su cuerpo, a partir de la década de los 60’s hasta la fecha en cualquier parte del mundo y en diferentes clases socioeconómicas.
Son niños normales que lo único que los diferencia de los demás es su inteligencia nata, su facilidad para aprender el conocimiento del imaginario colectivo y aprehender la información del entorno que les rodeé. Manejan con mucha facilidad un lenguaje “de adultos” por su precoz riqueza de vocabulario.
Como es la primera generación que va a propiciar el cambio mental y espiritual de la Humanidad, su misión es preparar el camino para transformar el enfoque de los actuales paradigmas familiares, sociales, educativos, etcétera.
Por lo tanto traen de nacimiento muy acendrados los conceptos diferenciales entre el ser, tener y estar, pensar y actuar. Pasan con facilidad del pronombre personal Yo que representa al egoísmo y egocentrismo que a su vez deriva en actitudes negativas, al Tú con la finalidad de anteponer el respeto al prójimo por encima de su propio ser.
Cuando empezó a surgir esta generación, su inquietud, hiperactividad y rebeldía no encajaba en una sociedad que salía de la posguerra cuyas familias, propias de ese contexto, se distinguían por su docilidad, obediencia y transigencia.
Pero no da la “casualidad” sino causalidad de que nacen en un momento propicio y que lustros más tarde se conocería por la generación de los Rebeldes sin Causa. Jóvenes que, analizando el pasado, sí tenían y muchas causas para rebelarse ante una sociedad reprimida, autoritaria e intransigente producto de instituciones sociales rígidas, verticales y piramidales.
Ese caldo de cultivo social fue propicio para que la Generación Índigo comenzara su tarea de transformación de los parámetros institucionales. Tarea nada fácil si se concibe su actuar en una época de efervescencia económica, política y social en todo el Mundo. Los primeros cimientos que removieron corresponden a la educación escolar. Sobra decir que su personalidad sui generis empezó a provocar muchos dolores de cabeza a sus padres que, con justa razón, no los “entendían”.
Es así como en México surgen los Colegios Montessori que, aunque catalizaron la abundante energía de los niños Índigo, no tenían planes de estudio, programas de las materias, ni profesores ad hoc que pudieran capitalizar tanta inteligencia.
El problema se recrudece al culminar su Primaria e ingresar a Secundaria, pues además de su extrema actividad mental e hiperactividad física se habían acostumbrado a una “educación libre”, es decir liberal: aprender jugando, era el slogan más o menos idóneo que vendía cualquier plantel que, movido por la economía, adaptaba rápidamente sus instalaciones para aceptarlos.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre otras instituciones educativas percibiendo todo ese caudal y sin ponerse de acuerdo ni coordinarse entre sí, intentaron absorberlos mediante creación de Preparatorias Populares, Colegios de Ciencias y Humanidades así como Colegios de Bachilleres. Pero poco o nada se pudo hacer para canalizarlos.
Esto provocó que antes o durante la Educación Superior se perdieran en el anonimato, mediocridad, frustración y depresión. Algunos, muy pocos, triunfaron; otros, la mayoría, se tuvo que adaptar al “ritmo” de una sociedad que se mueve en ambientes cotidianos y superficiales por no decir frívolos, o bien, un gran número de jóvenes desadaptados sin crear problemas de ninguna índole se quedan en la inmovilidad y fueron conocidos como la Generación Ni-Ni (Ni estudia Ni trabaja); el resto muere ya sea porque les deslumbra el falso resplandor de una pronta riqueza-fama-poder que raya en lo ilegal o bien porque su presente-futuro no cubre sus expectativas de triunfo, incluso porque nunca supieron cómo cumplir una misión humanista ni comprendieron el know How.
Después vendrá, se supone que ya está naciendo, la Generación Arcoiris -llamada así peyorativamente por los colores de la bandera que enarbolan los homosexuales en todo el mundo- debido a que tienen como prioridad sensibilizar a la gente para crear mejores condiciones de vida para todos dejando de lado la genitalización y su interés en el sexo o matrimonio.
Se les facilita cambiar la energía negativa que les rodea por positiva a través de un equilibrado conocimiento de lo justo y de lo injusto, la verdad de la mentira, lo acertado de lo equívoco. Es difícil que la iniquidad los coopte. Su sensibilidad, intuición y aguda inteligencia les permitirá seguir el camino correcto sin perder de vista su único y principal objetivo: ayudar a que la Humanidad se reencauce por un mejor camino que disminuya la inequidad y la injusticia mediante la ayuda mutua al prójimo.
Finalmente, la Generación Cristal que. como su nombre la connota, es transparente en su quehacer familiar, laboral y social. Su misión es desterrar la corrupción y los malos manejos en las instituciones mundiales. Nacen para mandar, guiar, liderar y conducir a grupos, comunidades, pueblos, ciudades y naciones en pos de un bienestar mundial, un nuevo orden con transparencia y rendición de cuentas.
Por increíble que parezca no todo está perdido y la Humanidad no se encaminará finalmente hacia su propia destrucción ni el Mundo va a desaparecer por acciones belicistas o un entorno natural estéril. Pero como se mencionó al inicio: es una teoría místico-esotérica que cobra fuerza y credibilidad y con este escrito no estamos negando ni afirmando su existencia, pero ¿Es real o sólo vemos el futuro como quisiéramos que fuera?
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