La Corrupción
EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT
CON TRISTEZA debemos apuntar, el 2009 no dejó nada bueno para México; es evidente, cuando una nave se conduce sin capitán, o éste es premioso e inexperto, las consecuencias funestas afloran.
El único renglón donde nuestra Patria logró desarrollarse, fue en lo relativo a la corrupción, la cual nos invade cada día más, en especial, desde que los partidos antes llamados de oposición llegaron al poder.
Hacia finales del 2009, una organización no gubernamental denominada Transparencia Internacional, presentó en Berlín el índice de percepción mundial con respecto a la corrupción durante ese año, donde México tiene calificación de 3.3 en una escala del 1 al 10. En esta evaluación, en doce meses nuestro país cayó 17 lugares; en 2008 ocupábamos el número 72 y ahora estamos en el 89; lo que significa que en todos los niveles la podredumbre se ha desbordado.
Transparencia Internacional señala, que entre las naciones con mínima corrupción se hallan Nueva Zelanda, Dinamarca, Singapur y Suecia; en cambio, México está a la par de Sudan, Irak y Afganistán.
Sin duda, el soborno constituye una de las actividades, que con mayor frecuencia surgen en regiones, donde impera la corrupción de manera atroz. Amén del cohecho, la malversación de fondos o pedir mordidas, son prácticas cotidianas en los políticos mexicanos; en definitiva hay excepciones; sin embargo, quienes se dedican a la función pública, por regla general se enriquecen abusando de su cargo.
En lo concerniente a América Latina, sólo resultaron aprobados Chile, Uruguay y Cuba, el resto obviamente quedaron reprobados; no obstante, hubo países mejor calificados que México, entre otros, Brasil, Colombia y Perú; inclusive, para acrecentar la vergüenza azteca, se consideraron menos corruptos a El Salvador, Guatemala y Panamá.
Es en verdad dramático el panorama, fundamentalmente, nos enfrentamos al severo problema de no contar con dirigentes honestos, la mayoría de los actuales, sitúan a nuestra República en una indecible e inmerecida desgracia.
En la vida nos hubiéramos imaginado ser más corruptos que naciones de una economía y condición social mucho más débil, por ejemplo El Salvador, donde hasta hace poco se mantenía una angustiante guerra civil, su población vivía bajo una depresión impresionante; lamentablemente, hoy estamos peor que nuestros hermanos centroamericanos, todo gracias al desgobierno que padecemos; la irresponsabilidad y antipatriotismo de los hombres del poder es tangible; de forma esencial, cuando la constante es gobernar con los amigos, compadres e incondicionales, ello es precisamente parte sustancial de la corrupción; veamos ¿a quién designa como colaboradores el presidente?, obligadamente a sus afectos, piensa siempre en sus camaradas de escuela, o con quien ha hecho negocios, sin tener en cuenta para nada su capacidad o talento. Recientemente, en el ámbito federal se nombraron titulares de la Secretaría de Hacienda y de la Secretaría de Desarrollo Social, personas cuyo gran mérito, es su amistad con el máximo gobernante. Otro caso lleno de cinismo, es el de una mostrenca lideresa magisterial, a quien sin más, se le entregó en propiedad la importante Secretaria de Educación Pública, el ISSSTE y la Lotería Nacional.
Si seguimos como hasta ahora, el precipicio será inminente, ya que, cual si estuviéramos en arenas movedizas, nos hundimos más y más.
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