El catálogo de Gibran en el Museo Soumaya
ENRIQUE CASTILLO—PESADO
No habléis de mi partida con lágrimas en la voz; cerrad más bien los ojos y me veréis entre vosotros, hoy y mañana, así lo subrayó Gibran Kahlil Gibran.
En el Museo Soumaya (léase: Fundación Carlos Slim) se realizó la presentación del catálogo de Gibran que estuvo a cargo de Alfonso Miranda, director del museo; Carlos Martínez Asaad, investigador y catedrático de la UNAM; doctor Ernesto de la Peña, filósofo e investigador; Yaacoulo Badooui, monje de la Orden Libanesa Maronita; Nouhad Mahmoud, Excelentísimo Embajador de la República Libanesa, y Soumaya Slim de Romero, vicepresidenta del Museo Soumaya (Fundación Carlos Slim). Felicito a Sumi por la creatividad de aprovechar los espacios exteriores del ya célebre Museo Soumaya, ya que los protagonistas tuvieron la oportunidad de sentirse cómodos en un escenario adecuado al aire libre, donde cientos de personas acudieron a aplaudir al inolvidable escritor y poeta.
Por cierto, me enteré de que escogieron la obra de Rodin para inaugurar el próximo Museo Soumaya que estará ubicado detrás de Antara (Polanco).
Pero volviendo al tema de Gibran, subrayo que “de finísima sensibilidad literaria, Gibran se convirtió en el más emblemático representante de la cultura de Medio Oriente en Occidente”, apuntó Sumi. Y claro, Gibran era un personaje multifacético: ensayista, dibujante, pintor, novelista, poeta y cantor universal de las emociones humanas. Habló de la pena, la dicha, el amor, el dolor, la búsqueda, la soledad y la nada, aspectos todos ellos esenciales de la vida. Soumy agregó que “nuevas lecturas de su obra tienden puentes entre la sabiduría contenida en sus escritos y las premisas que siguen nutriendo a las generaciones actuales”.
El acervo más completo del pensador libanés está en México. Entre los documentos sobresalen uno de los primeros manuscritos de El Profeta y uno de El Loco que, luego de recorrer diferentes latitudes, “llegan hasta nosotros”. En la excelente exposición de Gibran, El profeta, se exhiben alrededor de 300 obras artísticas y más de 70 manuscritos del autor, muchos de ellos por primera vez.
Ciento cuarenta y cuatro páginas recogen la mirada de diversos autores seducidos por la literatura y el pincel de Gibran. Carlos Martínez Assad, Patricia Jacobs, Mónica López Velarde, Eva Ayala, Héctor Palhares y Alfonso Miranda abordan profundamente --en sus ensayos-- los matices de la trayectoria del artista: su condición en el exilio; los grandes afectos familiares; las mujeres que lo apoyaron y motivaron; la inspiración de su obra literaria; el aprendizaje en la pintura simbolista, y la despedida de este mundo que lo llevó de regreso a Líbano. En El Profeta, Gibran dice: “Quieren conocer el secreto de la muerte, ¿pero cómo conocerlo si no lo buscan en el corazón de la vida?”
Y vuelvo a tocar el tema de la inauguración del Museo Soumaya que estará ubicado en la colonia Irrigación y que se abrirá en diciembre del 2010. “Sí, inauguraremos con una colección del maestro Auguste Rodin, la segunda más grande del mundo fuera de Francia. Se trata de esculturas que marcaron el advenimiento de la modernidad”, apuntó Sumi.
Belén Pérez, Humberto Hernández, Luis Ugalde y Salvador Efrato informaron que “en el Soumaya, la vanguardia mexicana y europea están presentes con artistas de la talla de Picasso, Dalí, Siqueiros o Rivera. Dos murales de Rufino Tamayo marcan el inicio y el final de la visita”.
Integrante de Fundación Carlos Slim, A.C., Museo Soumaya abrió sus puertas al público en 1994. Se trata de una institución cultural sin fines de lucro, que tiene por vocación coleccionar, investigar, conservar, difundir y exponer testimonios artísticos de México y Europa principalmente. Finalmente, Sumi indicó que “el espacio donde se encuentra perteneció al conquistador Hernán Cortés, y además fue un molino durante la era virreinal y más tarde la fábrica de papel más importante de Latinoamérica, Loreto y Peña pobre, que en los años noventa se transformaría en un espacio con centros comerciales y otros destinados a la cultura”. Y hasta la próxima, ¡abur¡
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