Apunte
¿El gobierno que se merece?
JORGE GUILLERMO CANO
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Puede decirse, en el lugar común, que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Por extensión, las instituciones, los partidos, organismos, consejos y etcétera que igualmente se merecen.
Puede ser discutible pero es, en todo caso, una idea que quiere resaltar la corresponsabilidad social que, cuando no se da, abre campo a la kakistocracia en todas sus expresiones.
Hay, ciertamente, niveles de responsabilidad pero la mayor, por simple lógica, es de los gobiernos que se abanderan en el interés general para su acceso y enseguida se olvidan de él.
Logrado el poder, “haiga sido como haiga sido”, ya no se escucha; las razones no cuentan y la cerrazón, el vacío, es la respuesta a los argumentos. Desde luego, el recurso del discurso se hace presente.
Pero incluso desde la forma es monólogo que ni a sí mismo se cree.
De ifes y trifes
Las actuales estructuras y formas operativas del Instituto Federal Electoral (IFE) y los consejos estatales, la pretendida ciudadanización y el funcionamiento colegiado, se pensaron para salir al paso de la antidemocracia, las ventajas ilegítimas, la corrupción y las desviaciones electoreras, tanto en los gobiernos como en los partidos.
El oneroso gasto que desde un principio han representado IFE y Consejos se consideraba mal necesario, dado la relevancia de los objetivos y ¿qué pasó?
Arturo Chavez Chavez
Un somero balance de lo acontecido, al margen de prejuicios pero también de figuraciones, pone en evidencia que los propósitos de fondo no han sido logrados, tanto a nivel nacional como estatal y local.
Los resultados de las elecciones, en su mayor medida, siguen siendo asunto de litigio y se definen, casi invariablemente, en los tribunales electorales, otros organismos igualmente onerosos sostenidos por el erario.
Y los partidos, nada más verlos.
Discutir en serio
El tema es recurrente, en efecto, pero de común se obvian los problemas de fondo y casi todo, como resulta conveniente a la “clase política” de cualquier color, se “explica” desde la coyuntura y el momento.
Así las cosas, las circunstancias que vivimos hacen necesaria una discusión madura y desprejuiciada al respecto, pero se antoja muy difícil su concreción en un medio reacio a la interlocución social, donde se medra con la ausencia de actoría ciudadana (en términos efectivos, no de apariencia).
En el inter, que no puede ser de aquí a la eternidad, pero se puede parecer, a seguir soportando discursos manidos, poses y fantasmagorías.
Faramallas
Sobre la interlocución social, actoría ciudadana y participación democrática se suele decir, desde los espacios de la oficialidad, lo que conviene.
La verdadera naturaleza de los supuestos de la actuación social, y hasta el significado de los conceptos, se manotea con frecuencia. Asunto de trabajo, en no pocos casos.
Pero lo que últimamente hemos leído, que viene desde esos espacios, nos deja claro que la confusión a sabiendas es la única respuesta que se puede identificar en tales “argumentos”.
Que parezca que todo se entiende para que todo siga sin entenderse (parafraseando a Lampedusa.)
De la crisis política…
No es que lo que ahora tenemos, rayando en una mera formalidad democrática, sea encomiable referente de tal o cual prometida Panacea, pero lo que puede derivar de lo que hoy vivimos en México sería aún más lamentable.
Mario López Valdez
La crisis del sistema de partidos en México, la inoperancia de la izquierda como el necesario contrapeso, siquiera, del poder instalado, público y privado, revela que caminamos, como país, a una situación cuyos alcances negativos no han sido dimensionados.
…A la antidemocracia
En estricto, el autoritarismo ha pasado de ser un riesgo a constituir una realidad inconcusa. Está en todas partes, con diferencias de matiz e intensidad pero, sin duda, está.
Así sucede porque no se da la interlocución ciudadana con el poder o es de suyo raquítica. En consecuencia, la actoría social se encuentra por los suelos.
Los signos son: verticalismo en la toma de las decisiones, por unos cuantos, que afectan a todos; ajenitud de lo público y, sin los eufemismos de cierto “análisis”, farsa, simulación y engaño.
Se “debate”, se “confronta”, se “difiere”, pero al final las cosas se consuman exactamente como fue previsto por los dueños de vidas y haciendas.
Todo, en el escenario de esta política que ves.
Y a ver hasta cuándo.
Las cuentas del cuento
A otros temas: desde diciembre de 2006 (el inicio de la gesta) hasta hace unos días, la violencia “vinculada con el crimen organizado y el narcotráfico” había ocasionado cerca de 25 mil muertes en el país.
En el inter, según informó el procurador General de la República, Arturo Chávez Chávez, se detuvo a cerca de 78 mil personas por delitos contra la salud, se decomisaron 75 mil armas y 400 funcionarios de la PGR fueron consignados por diversos ilícitos.
De lo último, parecen muy pocos.
Pero la “guerra” no parece tener fin y en varias entidades, como Chihuahua y Sinaloa, la cuota diaria supera la decena de muertes violentas.
Será que la estadística difiere la percepción de la tragedia.
Tamborazos
-Y la campaña siguió. Esta vez, afortunadamente, sin el bailecito imitado por César Nava y Jesús Ortega. Como sea, el gobernador electo de Sinaloa, Mario López Valdez, se las ingenió para continuarla con una plaga de mensajes televisivos (de agradecimiento, decía) que subsum corda apuntan a la construcción de una imagen que “va por más”, empiezan a decir sus epígonos.
-A unos meses de terminar “su mandato”, el flamante congresito de Sinaloa sigue violentando la ley y se niega a dar cuenta de sus onerosos gastos; de “ayudas”, “préstamos” y “apoyos” extraordinarios, pasando por “asesorías” y “gestiones” que, en conjunto, arrojan millonarias facturas.
-Se sabe que se han reunido los parlamentosos más cercanos (al presupuesto) para discutir cómo le harán y no seguir siendo exhibidos como sistemáticos violadores de las leyes de acceso a la información pública.
-Las aclaraciones que se han solicitado al congresito, documentadas y con base en la ley, se podrían responder sin mayor problema, se trata de información pública y de oficio, pero con todo y una oficina para el caso, no pueden dar respuesta.
La tendrán que dar, no hay vuelta de hoja, y el reclamo, si no se atiende, llegará a dónde tenga que llegar. Ya se verá.
-Culiacán, la capital de Sinaloa, es prácticamente tierra de nadie; más allá de la incivilidad que campea (una constante del comportamiento citadino, tiempo ha) el riesgo permanente para cualquiera es una realidad inconcusa. Complejo el asunto, ciertamente, y múltiples los factores que inciden en ello, pero la principal responsabilidad de la oficialidad es incuestionable.
More articles by this author
|
RSS Comentarios