INSTANTÁNEAS DEL PODER
ABRAHAM GARCÍA IBARRA
Ascensión de la sagrada familia.
De las emocionantes andanzas de
los nuevos “notorios mexicanos”
Consignábamos, en la edición anterior, la febril compulsión de la nueva clase, prófuga de los espacios de información y análisis políticos, para refugiarse gratamente, como si volvieran al vientre materno, en las pantallas y la tinta de los medios impresos que se ocupan de chismes de la farándula, o en la prensa llamada del corazón: Manera sicológicamente compensatoria que infunde en los favoritos la sensación de pertenencia a la nova aristocracia a la mexicana y, en un descuido, hasta de la europea, o por lo menos la franquista.
Por ahí, en esos mensomediáticos territorios, nos enteramos -aunque aparentemente no muy convencida- de la existencia de nueva novia del ex secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, antes de que éste fuera defenestrado en ese encargo y regresado a la Oficina de la Presidencia de la República. Habida cuenta que el ocupante de esta magistratura es muy pródigo en el uso del presupuesto público a favor de sus amigochos, es posible que los emolumentos de Ruiz Mateos no hayan sido castigados, pero no es lo mismo ser amada por “un ministro” que por un empleado de segundo nivel.
Gerardo Ruiz Mateos, el defenestrado
Aunque identificado como “exitoso empresario” -no está, pues, en la política activa, si bien su célebre padre la gira de “facilitador” electoral-, se presentó al respetable a Emiliano Salinas Ocelli, acomodado con toda discreta propiedad en las butacas de un lunetario teatral observando la escena, pero acosado por los escarabajos tratando de arrancarle la confesión de que quiere con una de las actrices en el foro, a quien otro ávido enjambre trata de forzar a que reconozca que anda con el hijo del ex presidente.
No es lo mismo “los Calderón”
que la pareja presidencial
A quienes creían haberlo visto todo en la industria de la frivolidad con los esposos Fox Quesada-Sahagún Jiménez y chiquillos y chiquillas, pues como que les faltó puntería. Ahí tienen a la pareja presidencial II dándose masajes al ego con la sagrada familia a todo esplendor pinolero en portada y despliegue en páginas interiores en la madre de todas las publicaciones monárquicas que se editan en español y versiones totonacas.
Padre ilustre: hijo ilustre
Los que padecen pavorosas pesadillas por la cotidiana agresión en las pantallas con la imagen y las incesantes letanías del interfecto ambulante, ahora resulta que tienen que zamparse a primera hora una dosis extra a vuelta de cada esquina donde haya un puesto de periódico, o al tratar de quitarse la modorra matinal en el café clasemediero más cercano a su domicilio o de su preferencia.
El inane pretexto de esa plástica ofensiva, es que los “primeros chilpayates del país”, que luego aparecen enfundados en uniformes militares -¡Hasta dónde llega el instinto bélico, que nos tiene hundidos en una guerra que no pedimos ni queremos pelear!- cumplen años. También los nini cumplen años, pero para ellos sólo están las flores negras en las clínicas de desintoxicación, las cárceles o los cementerios. Y a eso le llaman humanismo político.
Ni la indefensa Miss Universo Jimena Navarrete, en el merecido reposo de su swite en Las Vegas, pudo escapar de la ansiedad desenfrenada “del que dijimos”, urgido de granjearse un gramo de legitimidad en el cargo obtenido haiga sido como haiga sido. Si ya lo supo Freud, que lo sepa el mundo. ¡Qué le vamos a hacer!
Rafael Elvira: Lean en las lunas
Los del llano no somos
náiden, sólo votantes
Otros andares son los de la publicación que glorifica a los más pesados entre los pesados de México, la pequeña Forbes doméstica, sin cuya sanción “no somos náiden”. En la edición en circulación en estos días, donde aparece seductora la directora musical Alondra de la Parra -La mujer que hace lo que sueña-, se consagra entre los “40 líderes del desarrollo sustentable” a los panistas Juan Rafael Elvira Quesada y Patricio Patrón Laviada, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales y procurador federal de Protección al Medio Ambiente, respectivamente. Sus méritos tendrán ante los editores de ese catálogo.
Pero es suficiente observar, sin obligación partidista, el estado ecológico que guarda el territorio nacional para sospechar que los merecimientos de esos funcionarios para obtener aquél galardón dejan mucho que desea: En el próximo Foro Mundial sobre Cambio Climático, en Quintana Roo, México llegará como candil de la calle.
Patricio, patrono de los golfistas.
A mayor abundamiento, se recuerda que Elvira Quesada, cuando la comitiva presidencial fue a contemplar la catastrófica megainundación de Tabasco, lo único que acertó a recomendar a los asustados lugareños fue que, para evitar futuros desastres, observaran cuidadosamente el movimiento de los astros para que, según las lunas, corrieran oportunamente a buscar refugio seguro para ellos y sus bestias. Con sus siembras, ni modo que la hicieran de Atlas. El “líder del desarrollo sustentable”, Patrón Laviada, es recordado en Yucatán, donde fue gobernador, porque su obra más destacada fue despojar a sus propietarios de terrenos ejidales para construir un campo de golf “de Primer Mundo”. De la gestión del yucateco como titular de la Profepa, ni hablar. Los sinodales mismos dicen que su trabajo al frente de esa dependencia ha sido “frecuentemente cuestionado”. No, pues si, pero su mención adquiere valor a curriculum, que alguna vez le será útil.
Los legisladores federales,
como parientes pobres
En la lujosa publicación que comentamos, por cierto, los siete partidos con representación en la Cámara de Diputados de la LXI Legislatura federal aparecen como arrimados a costo de encartaje. Para “festejar” el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, la facciones parlamentarias pagaron una separata -“Memoria legislativa”-, en la que, a falta de reconocimiento ciudadano, se autogratifican con su propio balance de “los acuerdos” que tomaron en beneficio de las familias mexicanas. Cada fracción parlamentaria (paralamentira, podría resultar el anagrama) dice la papeleta, hizo valer la voz de los ciudadanos. ¡Órale!
PD: En una plana de publicidad del número citado, aparece el título; ¡”Estas caras cambiaron México”!. No señores, no; lo que pretendieron cambiar a México fueron las acciones de los insurgentes que ahí están retratados.
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