A TRAVÉS DE MIS CRISTALES
Legalización o penalización
Las drogas y su “guerrita”
HÉCTOR CHAVARRÍA
(Exclusivo para Voces del Periodista)
“Brindemos por veinte años más de prohibición”.
Alphonse “scarface” Capone.
Es el tema de moda con dos ex presidentes Zedillo y Fox, pidiendo la legalización de la droga, con la idea de acabar con parte del negocio del narcotráfico, realizado impunemente por el crimen organizado y, el presidente en funciones, oponiéndose a tal legalización.
Es el momento de que los legisladores analicen los pros y contras de tal cosa y se pongan las pilas respecto a este asunto, sobre el cual existen más mitos que realidades, por los menos respecto a la lucha que se ha entablado contra los cárteles y sus resultados, no demasiado halagadores hasta la fecha.
¿BATALLAS PERDIDAS?
Lo que parece a todas luces cierto es que no hay indicios de que la lucha contra los cárteles la esté ganando el Ejército… entre otras cosas porque los militares no están entrenados para estos menesteres (que son de la policía), y resulta a todas luces inadecuado “usarlos” para una guerra que parece más una “cruzada personal” de Calderón que otra cosa. A nuestro Ejército parece estarle ocurriendo lo que le pasó a los gringos en Vietnam; ganan las “batallas”, pero están perdiendo la guerra.
Tal vez sería el momento de organizar estrategias más inteligentes, que ahorren además, el exceso de violencia que está sufriendo el país. La legalización de las “drogas suaves” podría ser un primer paso. Por supuesto acompañada de una serie de campañas intensivas de información y educación.
El tráfico de drogas se produce por el hecho de existir prohibición… esto fue más que evidente en los Estados Unidos gringos cuando, con más pasión religiosa que inteligencia, los grupos moralistas y abstemios lograron la aprobación de la prohibición del alcohol. La gente no dejó de beber por el hecho de estar prohibidas las bebidas alcohólicas, por el contrario todos, incluidos algunos abstemios, tuvieron de súbito más sed.
Los que ganaron fueron los hampones
El resultado de la malhadada ley fue que el crimen organizado montó un próspero negocio de distribución clandestina de alcohol y, los delincuentes, hicieron fortunas enormes dando a las masas sedientas “la fruta prohibida”.
Por otra parte, creció de manera desproporcionada la corrupción de las autoridades, mientras la guerra entre pandillas creaba mayor inseguridad y, un número creciente de muertes… de delincuentes pero también de personas inocentes, que nada tenían que ver con el asunto. Las estrictas autoridades, por su parte, arremetieron contra los borrachines, mientras dejaban intocados a los capos del alcohol. Sólo Capone, tal vez por ser el más notorio, terminó en la cárcel bajo la acusación de evasión fiscal. Los demás siguieron haciendo negocio alegremente, mientras duró la prohibición… cuando ésta fue abolida por un presidente con neuronas, los hampones buscaron otros giros prohibidos as usual, para seguir realizando sus lucrativas actividades.
¿Dónde estamos viendo esto? ¿Suena conocido?
Todo siguió igual
La pregunta básica es si una legalización sería benéfica, es obvio que seguiría habiendo consumo, como ocurre con el tabaco y el alcohol, pero al ser una actividad legal, las mafias verían caer sus ingresos de manera exponencial, o por lo menos eso podemos suponer a juzgar por lo ocurrido durante la prohibición del alcohol… los daños a la población deberían de ser evaluados, pero a la fecha no hay estadísticas porque se trata de una actividad ilegal. La legalización llevaría por otra parte, a un control efectivo de la población consumidora en el país y permitiría una evaluación real del consumo.
Por supuesto, la exportación de droga colombiana (por ejemplo), a los EUA no se podría impedir, pues eso compete a las autoridades gringas, a las cuales les estamos peleando su guerrita a un costo bastante alto para México.
Los detractores de la legalización argumentan que con tal medida aumentaría el consumo de enervantes, pero no han dado pruebas fidedignas de tal afirmación, la cual sólo parece obedecer a creencias “morales” y religiosas.
“Guardianes de la moral”
Por supuesto quienes se oponen con mayor fuerza a esta búsqueda de cambio, son los sectores más conservadores de la sociedad… al parecer los mismos que se han opuesto por sistema a la legalización del aborto, la eutanasia, los matrimonios gay, e todo aquello que les parezca “inmoral”.
Y, como se ha comprobado a través de la investigación y la historia, las ideas morales tienen bastante poco que ver con la realidad. El ejemplo clásico lo han dado leyes como la “Robles” que despenalizó el aborto y de la cual, los “guardianes de la moral” afirmaron crearía un alud de abortos, como si todas las mujeres los desearan; en la práctica no ha aumentado el número de abortos de manera considerable, lo que si ha disminuido es el número de fatalidades y complicaciones por la ilegalidad. ¿Pasaría algo similar con las drogas? Los países que las han legalizado no tienen problemas de drogadicción extrema y el negocio de los narcos ha disminuido.
Aquellos que se oponen a la adopción de niños por parejas gay aducen sin bases reales, que tales niños serán inducidos a la homosexualidad, como si fuera esta una de las causales de tal conducta y preferencia, de lo cual, por otra parte, no hay un solo indicio; y como detalle, ¿no provienen los actuales homosexuales de matrimonios heterosexuales y “socialmente aceptados” por los conservadores? La cuestión de las preferencias sexuales es un tema sobre el cual hay mucho que estudiar aún, mientras que tales afirmaciones tajantes y discriminatorias, sólo tienen como “base” las creencias religiosas de quienes las emiten y parecen tener su mayor incidencia en los países de tradición judeocristiana, mientras en otros es un asunto que no tiene tanta importancia.
Un asunto de la máxima importancia
Lo indudable, pleitos morales aparte, es la importancia de que la solución a la violencia se encuentre pronto, los habitantes de esta especie de país ya están hartos de los asesinatos, asaltos e inseguridad y, si los gobiernos federal y estatales, creen que desarmando a la población y no a los delincuentes se solucionará todo, es una equivocación total, la indefensión jamás ha detenido a los malhechores.
Y, legalizar drogas para acabar con el negocio de unos cuantos, no significa dejar de luchar contra la delincuencia y la inseguridad, pero si pudiera frenar algo de la violencia y el crecimiento desmesurado de las fuerzas armadas en detrimento del presupuesto para educación, que es lo que necesita este país… además de lograr que nuestros soldados regresen a sus cuarteles y, a sus labores de apoyo a la población civil, en vez de atosigar a los civiles so pretexto de una “guerrita”, organizada por un presidente que no tenía algo mejor que hacer y, la cual no ha solucionado algo de lo que pretende arreglar y eso si; ha costado la vida de miles de mexicanos…
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