En este pueblo
no hay gobierno
HÉCTOR TENORIO
Desde hace tiempo, la sociedad michoacana vive consternada, y en un profundo shock del cual no ve la salida. Existen señales de ingobernabilidad. La oposición al gobierno de Leonel Godoy, quiere sacar raja política cuando ella es responsable también de lo que sucede. Los tres poderes de gobierno han sido rebasados. Hay muchas armas en la calle incluso en el centro histórico de Pátzcuaro, fue acordonado ante la presencia de un artefacto desconocido. Tal situación ha provocando el miedo y sentimientos de impotencia e inseguridad entre los ciudadanos.
Apenas hace algunos años Tancítaro era un lugar de aparente calma y hasta cierto punto aislado. Situado en las cumbres del pico más alto de Michoacán, su fama se debía sobre todo por sus copiosas nevadas que blanqueaban el valle. Todo cambio a partir del 6 de septiembre, del 2008, cuando sicarios emboscaron en la comunidad de Pareo a siete policías ministeriales. Un año más tarde, el 11 marzo de 2009, tres trabajadores de una brigada de salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fueron liberados tras permanecer secuestrados por cinco días, pero se le obligo a suspender el servicio. Días antes el secretario del ayuntamiento, Gonzalo Paz, fue acribillado en el interior de su domicilio por un comando de sicarios. Las nieves se volvieron ríos de sangre.
El crimen organizado empezó a disputarse esta zona porque ahí se desarrolla la producción de semilla de amapola. Su clima propicia tal actividad, ya que Tancítaro está ubicado de transición de fronteras que hace de conexión con las regiones de la Costa, Tierra Caliente y Occidente. Como consecuencia de la inseguridad, el 5 de diciembre del año pasado, el alcalde Trinidad Meza y todo el cuerpo de regidores presentaron su renuncia ante el Congreso del Estado, argumentaron cuestiones de inseguridad para desarrollar su trabajo… y tenían razón.
Leonel Godoy Rangel.
En ese contexto, el alcalde ciudadano de Tancítaro, el hoy victimado, Gustavo Sánchez asumió el cargo en diciembre de 2009. Sin embargo, resulto muy complicado lograr que se adhirieran los ciudadanos al nuevo proyecto municipal, ya que apenas hace un mes se tomo en protesta a los dos últimos consejeros municipales. Cabe advertir, que resulta extraña la forma en que al parecer fueron ultimados, el alcalde ciudadano de Tancítaro y Rafael Equihua Cervantes, quien fungía como el concejal encargado de asuntos agropecuarios. Les dejaron caer rocas sobre su cabeza, algo que acerca más a este crimen a la forma en que se cobran rencillas por conflictos entre pobladores. No obstante, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) investiga el robo o asalto como posible móvil del crimen y no como producto del poder del narco.
Ahora, después de su muerte, hay un nuevo y más profundo vacío de poder en el municipio michoacano. Es una situación compleja que no se había presentado en la entidad. El Congreso del Estado enfrenta un reto, y el diputado Enrique Bautista, que pretende la candidatura perredista a la gubernatura estatal, aseguró que no se caerá en un vació de poder. Pero, ¿cómo convencerá a los pobladores “de la capital mundial del aguacate” de participar, sino hay garantías de que se respetará, no digamos sus puestos, sino sus vidas?
La muerte del mandatario michoacano es la número once en cuanto a presidentes municipales conciérnete tan sólo en este año. Tan sólo en el último mes han muerto cuatro alcaldes en igual número de entidades. Prisciliano Rodríguez Salinas, de Doctor González, Nuevo León; Alexander López García, de El Naranjo, San Luis Potosí; Marco Antonio Leal García, de Hidalgo, Tamaulipas, y Edelmiro Cavazos Leal, de Santiago, Nuevo León, son los hechos más recientes de violencia, presuntamente del crimen organizado, en contra de las autoridades locales mexicanas.
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