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Edición 246
Escrito por PINO PÁEZ   
Viernes, 12 de Noviembre de 2010 18:53

 

retobos emplumados{vozmestart}

Revolucionario

recorrido familiar

(Flores para los Magón)

El destino hila y deshila, hace tejidos y deshace hilachos, eso acontece a quien se integra al sitial de los resuellos, a los hermanos Flores Magón, por caso, a Jesús, Ricardo y Enrique, nombrados así en escalerita de natalicio.

 

Qué mujer: la que de lunas quietecitas iza los poemas

Para mercaderes de ideas, la conciencia es producto mercantil: se compra, se vende o chabelianamente se catafixea. Para tales empresarios del coco ajeno... toda persona tiene un precio, una escondida etiquetita, el quid del marketing estriba en hechizar con el tintineo de las tentaciones: obesa cuenta bancaria; jugoso puesto “laboral”  en que sólo trabajan las comillas; súbita celebridá, con frondosas lucezotas de marquesina...

 

A la mamá de los Flores Magón, doña Margarita (su esposo -don Teodoro- ya había fenecido), unos heraldos del porfiriato, entre tesituras de turrón, y en el domicilio de la dama enferma, trasmitieron el mensaje: liberación inmediata de sus hijos, a quienes se restituiría, nuevecita y de mejor calidad la maquinaria destrozada del periódico Regeneración, en local lujoso y ampliado, garantizados tinta y  papel... a cambio no de que los Flores arrojaran ídems a la dictadura, es más, podrían seguir hundiendo el filero de su prosa en talqueadas carnes de “científicos” y reyistas; tampoco se condicionaba redactar loas a don Porfirio, la propuesta consistía en no encuerarle el alma, en dejarlo a oscuritas con su desnudez moralmente pornográfica.

 

 

RicardoFloresMagon

 

Qué mujer. Con la inminencia del partir matizado en sus mejillas, respondió que prefería ver muertos a los suyos antes que desbaratar convicciones. Los juglares del porfiriato salieron hundidos ante tanta grandeza de mujer, a la cual poetas de varias generaciones han entregado su lira con todas las cuerdas del río. LIPU, bardo que se desborda en bardas, que utiliza muros de cuaderno, a guisa de graffiti escribió en una de las tapias de Ciudad Neza: “Qué Mujer: El barullo de una caminata desgaja un fulgor de lunas quietecitas/ es tu pie de libertaria flor/ Margarita/ sobre la hojarasca izas menguantes y cimitarras/ lejos de cualquier bandera asciendes la voz/ de quienes hemos atragantado el grito” .

 

Calumnia: herramienta para desarmar pretéritos

Contra los Flores Magón -con zopilotera saña hacia el gran Ricardo- desde tempranito calumniar fue estratagema y verbo de enemigos coaligados: oligarquía tlachiquera, porfiados porfirianos de Polakia, trasnacionales e imperialismo.

 

Los epítetos iniciales de maeses del motín y asesinos, no fructificaron en el ardid de la patraña. Se enfocarían rapidito contra Ricardo con otro infundio, el de orate, ente lombrosiano, de quien los anfitriones del gratuito solar de las risotadas exigían hospedaje. Tampoco les funcionó ese lurias artilugio. Los vendepatrias reflejados en la soledad de sus espejos... hallaron sin Arquímides un ¡eureka! en su reverbero: a ocho columnas, acá y acullá, en español e inglés lo motejaron ¡vendepatrias! Más de un receptor de la falacia dudó... y en la duda se vigoriza el embrión de la calumnia. Goebbels tuvo de quienes aprender.

 

La ferocidad de publicitariamente mentir contra Ricardo Flores Magón, de encarcelarlo en México y Estados Unidos con frecuencia de tos crónica, no se debía solamente a la imposibilidad de mercar su conciencia, ni a su capacidad revolucionaria y creativa de ser uno de los artífices de aportar a obreros conciencia de clase, la que no se puede adquirir en supers ni accionar en Bolsas de Valores... la táctica referida de gringos; progringos; porfiristas; el general Díaz y sus homólogos Taft y Wilson; adeptos al maderismo; beneficiarios del huertazo; carranclanes... era con la intención de desfigurar la imagen del mexicano que en la época (e incluso ahora) mayor influencia ha generado extrafronteras en sus obligadas estancias en la Unión Americana, él fue uno de los grandes ideólogos y militantes contra la guerra mundial, en el meritito triperío imperial, parafraseando al gran Martí, pesó una moralidad de catedrales su antibélica propaganda. La IWW (Industrial Workers of the World), una confederación intergremial de trabajadores estadounidenses, tuvieron entre sus ideólogos al inolvidable anarquista oaxaqueño, quien por cierto más de una analogía guarda con el marxismo, sobre todo con la Primera Internacional. Su talento, abnegación y prolífica simbiosis en áreas de dinamismo y pensamiento, lo hicieron temible al imperialismo, un juez USA alertó del peligro que representaba, avisó que la peor de las amenazas se hallaba en sus neuronas y temeridad sin vallas. Por eso la sombra carcelaria como recurrente loza de anochecer. Por eso la persecución constante que tortura cualquier andanza. Por eso el infinito-infinitivo calumniar en roedora estratagema de ratones a lo Mickey Mouse.

 

En efecto: en el ámbito político internacional, ningún mexicano ha logrado influir como Ricardo Flores Magón. En Estados Unidos su voz sonora e impresa se aunó fundamental a la de antibelicistas de diverso signo para movilizar multitudes en contra de la conflagración mundial de 1914. Respetadísimo pensador revolucionario pese al racismo. Abarcó chicanos su influencia, por ejemplo en Edendale, California, quienes se levantaron contra latifundistas güeros y cherifes. No sólo su dotación neuronal y temeraria influyó en mineros y obreros textiles en México. En ese influenciar fuera del terruño, sólo se le equipara -en otras áreas y otras arias- la grandiosa soprano, la Gran Diosa soprano, Ángela Peralta, la que en el santuario máximo de la ópera, la Scala de Milán, puso de pie a la concurrencia que le tributó parvadas y parvadas de palomar ovacionándola; la misma influyente arcangelísima Peralta consiguió que compositores mexicanos en Europa fueran conocidos y reconocidos; la misma Ángela de todos los ángeles engargantados tenía un parecido extraordinario con un autor de música vernácula, de tan intensa similitud podría redactarse que premonitoriamente Ángela Peralta fue versión femenina de Cuco Sánchez; la misma Peraltísima arcangelical que hizo chillar a doña Carloltita más emocionada que un ganador de lotería y a don Maximiliano casi desbarbarse a jalones, en estado imperial de “choc” por la inmensidad de lo escuchado. A la cantante prodigiosa no la calumniaron. Al revolucionario prodigioso sí, sin bajos ni contraltos, pero repletos los calumniadores de bajeza susurrante.

 

 

ANGELAPERALTA

Angela Peralta.

 

Bajeza susurrada en Baja California

En enero de 1911, en el bello sitial bajacaliforniano, se suscitó la primera acción exitosa contra el porfiriato. Tecate, Ensenada, Mexicali... fueron arrancados a la dictadura. El llamado a la insurrección surgió del Partido Liberal Mexicano, con el liderazgo de Ricardo Flores Magón, preso por enésima vez en EU. Los anarquistas mexicanos Simón Berthold Chacón, José María Leyva, Margarita Ortega (otra mujer excepecional a la que con amplitud de homenaje abordará otro Retobos Emplumados)... en distintos frentes encabezaron la insurrección. Los cachanillas libertarios aplicaban el magonista lema Tierra y Libertad que asumieran luego zapatistas y, antes, Julio Chávez López con el Plan de Chalco y, con mayor antelación todavía, populistas rusos. De diversos retretes las calumnias se dispararon.

 

El jefe político y militar de la zona, Celso Vega, se constituyó en el inicial viperino disparador, afirmó que Ricardo Flores Magón ¡preparó la venta de Baja California con empresarios yanquis y que la rebelión era puro-impuro negocito!

 

Eso en un sentón lo asentó el coronel Vega, en disparatadas ráfagas de cinismo, pues ese mismísimo representante del dictador, en esa mismísima fecha del levantamiento... enfrentó a los magonistas “... con muchos mercenarios reclutados en Alta California”, señaló Rosendo Salazar en El evangelio de la patria, antología publicada en 1945 por el Departamento del Distrito Federal. Los mismitos que en 1906 -en Sonora- permitieron la entrada de soldados de Arizona, los masacradores rangers, para matar mineros, niños y mujeres... vistos en la isla de aquel reflejo, inventaron contra el gran anarquista la podredumbre de sus propios reverberos.

 

Utilizaron los calumniantes el internacionalismo revolucionario, la solidaria asistencia de miembros de la IWW -varios muertos en combate- junto a magonistas cachanillas (cariñoso gentilicio de Baja California). La distorsión a lo Tartufo llegó al extremo de quitarle el acento a Simón dejar el Berthold y eludir el Chacón para “extranjerizarlo”. Aunque el alzamiento fuese convocado por el PLM, se suscitó respecto y con respeto al maderista Plan de San Luis. Así lo pensaron y respaldaron, entre otros muchos, John Kenneth Turner, autor de México Bárbaro, y su esposa Ethel Dufy, también ensayista.

 

Al arribar la fecha de sublevación inscrita en el Plan de San Luis (al parecer único en el mundo en que se precisa día y hora: seis de la tarde), Madero ingresó al país en compañía de decenas de estadounidenses democráticos, del boer Valjon y de José Garibaldi (apellido en plazoleta con mariachis y esculturas) -cuyo abuelo fue el unificador italiano- nacido en Australia, que luchó contra los turcos al lado de los griegos y en Venezuela se enfrentara al dictador Cipriano Castro... Don Francisco Ignacio lo hizo coronel con más celeridad que un estornudo.

 

El nieto Garibaldi se integraría una temporadita al contingente de Ambrosio Figueroa, personaje politiqueramente multicolor, enemigo del gran Zapata. Por más de una razón resultó fundamental lo de Baja California: demostró cuán inexacto era lo de “invencibles” bayonetas porfiristas; hizo ver que cualquier zona arrebatada al poder deviene importantísima; inspiró a Pancho Villa y Pascual Orozco en hacerse de un vital territorio fronterizo pese a la prohibición de Madero: Ciudad Juárez -tomada unos tres meses después de lo de Baja California- que significó el desmoronamiento del dictador, quien unos cuantos días después renunciaría.

 

Los anarquistas se opusieron a los Tratados de Ciudad Juárez (de nuevo otro “al parecer”: único convenio en el mundo en que un movimiento armado victorioso signa eufemística rendición). Francisco I. Madero, ya rumbo al exilio don Porfirio, puso en práctica antifraternales maquinaciones: hermano contra hermano. Dispuso que Jesús Flores Magón se entrevistara con Ricardo Flores Magón en Los Ángeles, a fin de convencerlo de que los anarquistas bajacalifornianos depusieran las armas. Don Jesús desplegó desde ofrecimientos en el gabinete a un caudal de amenazas entre cascadas de Caín. Falló en sus coloquios, pero se agenció la nutrida cartera de Gobernación. Madero repetiría la descarnada fórmula de carnal contra carnal: Emilio Vázquez Gómez contra Francisco Vázquez Gómez. Don Francisco se basó en el maquiavelismo de la sangre llama la sangre, pero más el güeso llama al güeso, aunque ese calcio nada tenga de hermandá.

 

La táctica gobelinana persistió: en 1931, plenitud del maximato, los diputados callistas rindieron honores a los dizque ¡defensores de Baja California! que en enero de 1911 confrotaron magonistas, poco les faltó para premiar marines. Y es que en las Vidas paralelas de Plutarco, el de aquí, el Elías profeta de La Grilla, los revolucionarios que no se sujetaron al script les pesaban una indigestión. El plutarquista Portes Gil, en su libro Algunos precursores de la Revolución, una edición de autor de 1977, tartufianamente escribe que el gran anarquista Librado Rivera “después de toda su actuación” fue a “radicarse a Ciudad Madero donde murió en 1932”. Pretendía dar a entender que su fallecimiento fue en la paceña tranquilidad de un estertor, cuando en los alrededores del defeño San Ángel fue “misteriosamente” atropellado en proximidades del caracoleano brazo en formol de Obregón, de quien, tras el Toral magnicidio, don Librado expresara que mataron a un “tirano”. Unas cosas se semiesconden, otras a la mitad se enseñan... y no hay mayor mentira que una verdad a medias.{vozmeend}

 

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