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Niños en la
hoguera militar
ROGELIO GÓMEZ MEJÍA
Duele en verdad ser mudo testigo de la infamia que se comete desde hace muchos años con cientos, miles de personas, que han sufrido la desgracia de ser señalados como presuntos responsables de un delito sin importar su gravedad, y despiadadamente exhibidos en muchos medios de comunicación impresos y televisivos como consumados delincuentes, infames criminales o vulgares malandrines, a los que apodan despectiva y burlonamente obedientes cómplices al guión de autoridades policíacas abusivas y autoritarias que magnifican las capturas que realizan para justificar una dudosa capacidad, violan los derechos humanos y se adentran en terrenos delictivos para, en muchos casos, callar hipócritamente o confiar en el olvido de una ofendida sociedad, cuando los “presuntos” criminales resultan inocentes, como en muchos casos.
Pero mientras son peras o son manzanas, por una determinación constitucional sujeta a juicio, pero sin resolución de nuestros legisladores desde 1917, muchas veces los infortunados “presuntos responsables” son enviados a “cárcel preventiva” en cualquiera de los reclusorios del país y, después de primero ser juzgados como despreciables criminales ante la opinión pública, y condenados por los delitos cometidos, vejados y encarcelados, gracias también a una garantía constitucional y con suerte de tocarle un juez intachable, muchos resultan absueltos y libres con el clásico “usted perdone”, que no los resarce del daño ocasionado, ni el sufrimiento padecido para quedar como sus torquemadas, callando su dolor y confiado en la desmemoria de quienes lo conocieron como un criminal.
Un ejemplo al azar seria un informe de la PGJDF que reporta 15 mil 641 averiguaciones previas, iniciadas contra presuntos responsables, de los que consignan al juez a mil 497, por decretarse el no ejercicio de la acción penal contra 14 mil 159, que fueron exhibidos públicamente como delincuentes y de los que sólo 376, resultaron culpables.
Pero no nada más los adultos llegan a ser víctimas de este sistema inquisidor, ahora también hasta los niños tienen la desgracia de verse expuestos al juicio severo y despiadado e irresponsables de medios de comunicación que hacen eco de éste baldón autoritario, como lo hizo el ejército y la SIEDO de la PGR, con los niños, extranjeros por cierto, dijeron, como; Edgar El Ponchis” y Rosalio El reta, de 14 y 16 años, a los que exhibieron ante los medios con todo y foto el primero como brutales y despiadados asesinos, previa la aparición infame de sendos videos en youtube, con beneplácito de “mesas redondas” como la de Héctor Martínez Serrano de Radio Centro, amplia información en El Universal y prolifero seguimiento en otras publicaciones aparentemente solazadas con historias de la crueldad infantil, hasta ahora no comprobada y difícil de saber su final, cómo infinidad de relatos que han quedado en archivos perdidos llenos de mismas para sus tristes personajes, a los que lamentablemente nunca buscan periodistas con ética, cuando un juez ecuánime los exonera de tan brutal afrenta.
Bala perdida
Habrá qué ver, en este prodigioso país donde todo parece al revés volteado, cómo le va a la defensora de los Derechos Humanos de Morelos, Lucero Benítez Villaseñor, quien se atrevió a denunciar que los militares violaron las garantías del niño según la Convención Internacional que impone medidas cautelaras cuando requieran acción penal contra un menor de edad con la garantía de guardar su identidad, cosa que no hicieron impunemente, ellos sí, y afuera de la PGR. ¡Qué tal!
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