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La plutocracia toma
posiciones para 2012
Ya se afilan los cuchillos en siete estados electorales
El asno frota al asno.
Máxima popular
ABRAHAM GARCÍA IBARRA
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Aunque -a remolque de la intensa campaña de Televisa- algunos ansiosos y nada gratuitos futurólogos ya dan por consumada la sucesión presidencial de 2012 en favor del priista mexiquense Enrique Peña Nieto, falta todavía que corran agua y sangre bajo los puentes antes de que llegue el primer domingo de julio del año entrante: Si bien convertido en mera fachada instrumental de los intereses económicos y políticos creados, están pendientes la plena integración del cuerpo de consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), y la definición de la dirección del Partido de la Revolución Democrática (PRD), una vez que la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha sido encomendada por cargada aclamatoria al gobernador de Coahuila con licencia, Humberto Moreira, y la del partido del gobierno, Acción Nacional (PAN), ha sido entregada al senador Gustavo Madero Muñoz. Desde luego, en la expectativa de las próximas elecciones generales, tendrá que observarse la evolución del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Otro factor, no precisamente accesorio, es el grado de poder real que, hacia julio de 2012, conserven los cárteles del crimen organizado, tanto el de cuello percudido como el de cuello blanco.
Para no ir más lejos, ahí está el ultramontano y madrugador cardenal Norberto Rivera Carrera quien, a boca de ganso del semanario Desde la fe, editado por la Arquidiócesis Primada de México, profirió hace unos días anatemas en contra de las autoridades que comanda el jefe de Gobierno del Distrito Federal y precandidato presidencial, Marcelo Ebrard, a las que describe como verdaderos talibanes laicistas, “personajes intolerantes a la crítica, fundamentalistas en sus principios inmorales e incapaces de aceptar el reto al diálogo con la racionalidad y el derecho”. Para que la premonición no deje dudas, el agresivo texto previene que el autoritarismo y la intolerancia con los que se manejan, “no es un buen augurio para futuras responsabilidades de quienes hoy ejercen la autoridad en la Ciudad de México”. Más claro, ni el lodo. El 2012, pues, ya está aquí. Sus presagios no comulgan con aquello de que Dios es amor.
Guerrero, el huevo de la serpiente
La estación de paso hacia el proceso sucesorio nacional, sin embargo, no carece de monta ni de alucinaciones: El próximo 30 de enero arranca en Guerrero el calendario electoral de 2011, que tiene como indicadores clave los estados de México y Michoacán. En el primero, la oposición está dispuesta a malograr el idilio del gobernador Peña Nieto con los poderes fácticos, utilizando, entre otros argumentos, el factor disolvente que implica la facciosa intromisión de Carlos Salinas de Gortari como primer agente interesado en la continuidad de su propio minimaximato. En la segunda entidad, está en juego el interés personal y familiar del presidente designado Felipe Calderón Hinojosa, que ha tomado a Michoacán no sólo como bárbaro ensayo piloto de la guerra narca, sino como objeto de venganzas políticas, ahí donde sus paisanos le negaron en su momento la gobernación estatal.
Guerrero es la viva imagen del batiburrillo partidista que desde hace tiempo ha desdibujado la línea doctrinaria entre beligerantes vencedores y vencidos, en el que lo que menos cuenta es el interés popular: El PRD, nominalmente en el poder estatal con el gelatinoso gobernador Zeferino Torreblancas, pretende -al través de la coalición Guerrero nos une, en la que participan Convergencia y Partido del Trabajo- retener el estado con el aspirante “ex” priista y ex gobernador interino Ángel Aguirre Rivero (arriba en las encuestas), contra el candidato de la coalición Tiempos mejores para Guerrero, el priista Manuel Añorve Baños (segundo en las encuestas). Al cuarto para las doce, se ha sumado a Aguirre Rivero un Frente Popular de Izquierda, entre cuyos impulsores se encuentran al menos dos ex guerrilleros. En la contienda aparece, casi simbólicamente, el candidato del PAN, Marcos Efrén Parra Gómez, de quien apenas se compadecen los dirigentes nacionales.
Entre pugnas familiares y tribales, el PRD llega en Baja California Sur, donde ostenta la gobernación, a la cita del 6 de febrero, en la que se renovarán, además de la gubernatura, Congreso y gobiernos municipales.
3 de julio, fecha mágica
El 3 de julio se juega el paquete electoral mayor del año. Esa fecha es la de la prueba del ácido para el gobernador Peña Nieto y para la alianza PAN-PRD, con la que Calderón Hinojosa intenta mojarle la pólvora al precandidato presidencial mejor situado. De la calidad de la contienda (a cuyo financiamiento público se destinan formalmente mil 637 millones de pesos) dio señales la primera sesión del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), el 2 de enero, en la que los representantes del PAN y el PRD, tomaron el atajo para advertir en caliente que el Instituto no garantiza las condiciones de imparcialidad, autonomía, certeza y legalidad que requiere la elección (de gobernador). Ambos partidos decidirán antes de que finalice enero si concretan la alianza anunciada desde hace más de un año para enfrentar unidos al trabuco que tiene como ariete a Peña Nieto.
Coahuila, el mismo 3 de julio, elige gobernador, Congreso y alcaldías en un proceso que tiene tufos nepóticos priistas. Nayarit cambia gobernador, ahora priista; diputados y alcaldes, y Hidalgo los ayuntamientos. Finalmente, Michoacán, con sexenio recortado, tiene el 13 de noviembre un episodio culminante de la pugna entre Calderón Hinojosa y el gobernador perredista Leonel Godoy Rangel, a quien pretende relevar la hermana del Presidente, Luisa María Calderón Hinojosa, en fiero combate por la candidatura del PAN, en el que aún no aparece el valiente dispuesto a enfrentar esa fatalidad anunciada.
En la entidad, donde Calderón Hinojosa acuñó a fuego El michoacanazo, con el que barrió alcaldes y funcionarios estatales que no fueron, sin embargo, condenados judicialmente, el PRI parece resignado a jugar el papel de comodín en espera de un milagro, en cuyo caso el primer rezandero es el alcalde de Morelia Fausto Vallejo Figueroa, a quien, sin confesarlo expresamente, le juega las contras Víctor Manuel Tinoco Rubí. Éste, que en mejores tiempos priistas ya fue gobernador interino, hoy encarna el descaro oportunista: Para el proceso que viene, afirma, ya no es lo más importante proponer una ideología o un proyecto de gobierno. Los ciudadanos, únicos capaces de generar confianza, agrega, ya no creen en los partidos políticos. Hay que imaginar otras opciones (¿?). En una cosa parece acertar Tinoco Rubí, pero no le encuentra la cuadratura al círculo: La sociedad michoacana -asegura- está temerosa, desesperada, incrédula y apática. Peor expresión del derrotismo tricolor no puede haber.
En busca de la gobernabilidad perdida
Y lo que se percibe en Michoacán, vale para el resto de los escenarios electorales: Signo premonitorio de lo que será 2012, la Secretaría de Gobernación promueve convenios “de colaboración” con los gobiernos de esas entidades “para garantizar”, dice, neutralidad y gobernabilidad en los procesos electorales, cuya custodia se encargará a las Fuerzas Armadas, especialmente al Ejército, mediante protocolos de seguridad en los que los aparatos de seguridad pública y justicia locales estarán subordinados a mandos federales. En otra acción centralista, preparan estrategias disuasivas propias en dichos estados la subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada y la Fiscalía para Delitos Electorales, ambas dependencias de la Procuraduría General de la República.
El Instituto Federal Electoral (IFE) se limita, en simple trámite inercial, a convenir con los estados la actualización del Registro de Electores y, más como promesa declarativa que como capacidad coactiva, a tomar medidas cautelares para que el dinero del crimen organizado no fluya a las campañas electorales. En cuanto al derecho de los ciudadanos, resulta al menos atrabiliario que el IFE se constituya en autoridad para determinar que a aquellos que no hayan renovado sus credenciales de elector con terminación 03, les sean cerradas las puertas para gestiones en que se requiera ese documento como identificación oficial. El asunto es que, al finalizar 2010, quedaron sin renovarse siete millones 740 mil credenciales con esa característica, y aunque se señala que más de dos millones de ellas mantendrán su vigencia en 2011 en las siete entidades con proceso electoral, la confusión en estos estados está siendo sembrada al través de insidiosas redes sociales. Como si faltaran pretextos para el escepticismo electoral.
Encuestadoras a galope
En vías de mientras, el negocio de las encuestadoras se despacha con la cuchara grande, vendiendo pronósticos a granel. Sólo con diferencia de matiz, la mayoría de los resultados -antes del calendario de 2011- advierte el retorno del PRI a Los Pinos, con intenciones de voto a su favor que oscilan entre 34 y 48 por ciento. Al PAN se le asignan magras expectativas de permanencia, que en el mejor de los escenarios son de 20 por ciento, y en el peor de 14 por ciento. El PRD, en solitario, se mueve en una escala de 10 por ciento.
Con diferencias porcentuales respecto de sus partidos, los precandidatos presidenciales son encabezados por Peña Nieto (desde 52 a 63 por ciento); Santiago Creel Miranda, de 13 a 24 por ciento; López Obrador entre 9-16 y 23 por ciento (a decir verdad, algunos encuestadores ni lo mencionan), y Marcelo Ebrard, hasta 22 por ciento, según la factura de algunas agencias.
Aunque los oráculos no le favorecen, el presidente designado Calderón Hinojosa dista mucho de darse por muerto. Ejerce tenazmente su derecho de pataleo: Que haya asumido el control del PAN para dirigir las campañas del Estado de México de 2011 y la presidencial de 2012, no es la señal más significativa, aunque la más a modo para que los opositores le imputen la preparación de una elección de Estado para el año próximo.
A caballo, el continuismo salinista
El quid del asunto radica en que los poderes decisorios en materia económica que operan vía agencias financieras multinacionales, parecen estar adelantando sus posiciones en favor del continuismo panista, que no es otra cosa que el continuismo salinista con otras siglas partidistas.
El papel estelar de esa estrategia electorera lo juega el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha aprobado en principio la extensión de una Línea de Crédito Flexible hasta por 73 mil millones de dólares (40 por ciento más de lo establecido originalmente en el transcurso del segundo semestre de 2010); disponible para 2011-2012, con posibilidades de ampliación cuantitativa, con la coartada de apoyar la “recuperación” económica pero, básicamente, para contener la corrida de capitales mexicanos, cada vez más creciente.
Adicionalmente, en operaciones hormiga, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo también han abierto sus arcas generosamente, al grado de que, sólo la deuda externa, ha llegado ya a los 102 mil millones de dólares, casi a la par con el monto en libros de la reserva de divisas extranjeras. (En pesos, el equivalente es de un billón 270 millones; un incremento de 114 por ciento en los últimos cuatro años.)
López Obrador y Alejandro Encinas
abren fuego en el Estado de México
En un “acto sorpresa”, el 5 de enero el diputado federal perredista Alejandro Encinas Rodríguez se convirtió en protagonista non de la política “a la mexicana”: Emergió súbitamente como catalizador de la unidad cupular de los partidos de la Revolución Mexicana, del Trabajo y Convergencia -con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard y el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, entre otros, como agentes simbólicos- y precandidato de las izquierdas a la gobernación del Estado de México. Al día siguiente, en Ocuilán, en el arranque de la Gira de la Lealtad de Andrés Manuel López Obrador, Encinas Rodríguez fue consagrado como “propuesta” del Movimiento de Regeneración Nacional, que lidera el tabasqueño.
El lanzamiento de Encinas Rodríguez colocó entre corchetes la publicitada alianza del PRD con el PAN en Edomex. Desde el encuentro de postín del 5 de enero, el personaje del día puso en puntos suspensivos a esa eventualidad, pero el 6 fue más explicito y dijo no a dicha iniciativa. El dirigente estatal del perredismo, Luis Sánchez Jiménez, tratando de meter baza a la repentina precandidatura encinista, expectoró que Alejandro “sólo es un aspirante más”, seguramente en espera de otras “ofertas” de esas que se acostumbran en el cenagoso territorio mexiquense.
Desde luego, aquellos que desde los medios postulan una izquierda políticamente correcta fueron los primeros desconcertados por el aval a esa declaración de unidad, expresado en nombre de Los chuchos, por el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega Martínez, y su inseparable escolta, Carlos Navarrete Ruiz, coordinador de los senadores perredistas.
En Ocuilán, donde puso a galope un recorrido por los 125 municipios del Estado de México, López Obrador refrendó su proposición de que la izquierda asista con su propia fuerza a la cita del 3 de julio próximo. “Nuestra alianza”, declaró, “es con la gente, no con los partidos de la mafia en el poder”.
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Ya si se pone a funcionar el Fondo Verde (para el combate al cambio climático), tan anhelado y demandado por Calderón Hinojosa, su gobierno dispondría eventualmente de otra refrescante fuente de recursos dinerarios o en especie, en circunstancias en que la Inversión Extranjera Directa (IED) exhibe indicadores a la baja. Sobra decir que el Congreso de la Unión, lejos de ejercer su papel sancionador de la contratación de empréstitos extranjeros, no sólo ha sido omiso, sino complaciente en el descomunal disparo de la deuda externa.
Ese vertiginoso proceso de endeudamiento público, útil sólo para pagar deuda activa, pone en evidencia el doble discurso del PAN-Gobierno. A estas alturas de su sexenio, Vicente Fox -tratando de marcar su diferencia con los gobiernos del PRI- blasonaba de haber liberado a México del yugo del FMI al amortizar, hasta por adelantado, deuda contraída con ese organismo. Incluso, podía disimular el blindaje de las finanzas públicas, más que como ardid electoral, como garantía de que su sucesor en la presidencia no sufriría los impactos de las históricas crisis de fin de sexenio. Y en medida varia lo logró, en cuanto al objetivo inmediato; no así al de largo plazo.
Con independencia de los trágicos episodios económicos en los sexenios intermedios, y guardadas la proporciones de acuerdo con el tamaño de la economía mexicana, la administración de Calderón Hinojosa reproduce el fenómeno de la del priista Miguel de la Madrid (de crecimiento cero), de hechura plenamente neoliberal.
En una mirada retrospectiva, vale recordar que, después de la crisis de 1982, el gobierno de De la Madrid se plegó a los designios del Fondo Monetario Internacional para aplicar en la primera etapa de su mandato lo que los expertos codifican como ajuste estabilizador ortodoxo drástico (las famosas medidas dolorosas pero necesarias) que, bajo el compromiso aceptado de pagar para crecer, consistió -a costa de la economía de los trabajadores-, en un remedo de austeridad, saneamiento de las finanzas gubernamentales (“disciplina fiscal”), compulsivo pago de deuda pública externa y reanudación gradual de los créditos internacionales, también para redimir débito.
El secretario de Programación y Presupuesto era entonces Salinas de Gortari. Fue tan “exitosa” la estrategia que, hacia 1987, con vistas a la elección presidencial del año siguiente, De la Madrid dispuso de las reservas internacionales para o-t-r-a renegociación de deuda y maquinó el Pacto de Solidaridad Económica (PASE), que impuso más sacrificios a la clase trabajadora. Como lo denunciaría entonces el PAN, gobierno y sector empresarial se aseguraron de que la voluntad de Dios se cumpliera en los bueyes de mi compadre. Obviamente, el PAN se ponía a la cabeza del clamor por democracia, pluralismo y “nuevas opciones de gobierno”.
Faltaba, sin embargo, el pavoroso crack del mercado de valores, pero, aún desde antes, los politólogos más avezados no le arrendaban las ganancias al PRI en la ya próxima sucesión presidencial. El PASE, por supuesto, resultó lo que fue todo el sexenio de De la Madrid: Más de lo mismo, pero más enervado. La inflación para el primer semestre de 1987 fue de 177.4 por ciento. Las expectativas de las clases populares se erosionarlo hasta retrotraerlas a niveles de 1957; esto es, una regresión de tres décadas.
En todo caso, y éste es el motivo del ejercicio memorioso, frente a una inminente derrota del PRI en 1988, el FMI, en un sorpresivo alarde de flexibilidad, acudió veloz en apoyo electoral del PRI, liberando nuevos créditos al gobierno de De la Madrid; uno, al menos por cinco mil millones de dólares (apenas una catorzava parte de lo que ahora le ofrece a Calderón Hinojosa), insuficientes, no obstante, para revertir los pronósticos, según lo probó el fraude en la elección presidencial (golpe de Estado técnico) de aquel año; año que dejó como indeleble huella la profundización del proceso de privatización de empresas paraestatales, 50 de las cuales le generarían al gobierno priista 700 MIL MILLONES DE PESOS, no obstante lo cual, ya con Salinas de Gortari como presidente “electo”, se le otorgarían al gobierno tres mil 500 millones de dólares adicionales.
No podía ser de otra manera: La era salinista se inauguraría con un nuevo engendro depredador: El Pacto de Solidaridad Económica (PSE). ¿Qué prometía el PSE a los mexicanos? Ampliación de la vida democrática, recuperación económica y estabilidad y mejoramiento productivo del bienestar popular. (Je je je). A esto empezó a llamársele, desde entonces, el camino correcto, por el que luego han hecho su paseíllo triunfal Ernesto Zedillo, Vicente Fox y, desde luego, Calderón Hinojosa.
Como alrededor de las ollas del pueblo
Al abrir 2011, Calderón Hinojosa, en cadena nacional, por supuesto, invocó de nuevo la ruta correcta. Esta vez, para asegurar que vamos a derrotar a los criminales, para construir finalmente un México de paz, seguro, donde nadie esté el margen de la ley y donde nadie viva con temor. Obviamente, “hoy en lo económico estamos ya en la senda del crecimiento. Esto nos permitirá atraer más inversiones, generar más y mejores empleos y abrir más oportunidades para todos. El gobierno seguirá apoyando los proyectos de los mexicanos. Lo haremos financiando a más emprendedores, facilitando las condiciones para que más familias puedan cumplir su sueño de tener su casa propia, y lo haremos poniendo al alance de los mexicanos los servicios de salud…”. ¿Cómo olvidar a los inolvidables trabajadores? A ellos los invitó la voz presidencial “a que se consoliden como el motor del bienestar y el progreso de las familias y de México”. No para otra cosa se les proveyó en diciembre con un “incremento” al salario mínimo de dos pesos 30 centavos diarios, con los que están en aptitud de seguir pavimentando el camino correcto.
El mismo día de ese mensaje presidencial (2 de enero), miles de personas hicieron fila en el Zócalo de la Ciudad de México, ávidas de una ración de Rosca de Reyes y un cuartito de leche. Como alrededor de las ollas del pueblo en las que, en los días más negros de las dictaduras militares del Cono Sur, el infelizaje saciaba su hambre. Ay, reata, no te revientes, que es el último jalón.
{vozmeend}
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